Capítulo 122.-

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Narra David de María

Las dos, me miraron con los ojos abiertos, mi cabreo se estaba saliendo de control, pero no me importaba en absoluto.

-Eres un grosero David, ven Alondra busquemos a otra persona que quiera subir con nosotros, este tipo es un energúmeno - Le dijo Lisa a mi novia.

Yo me molesté ante eso y de inmediato, me fui caminando detrás de ellas, para imponer mi autoridad. No dejaría que se la llevara y menos, que hiciera equipo con un desconocido.

-Alondra, ven acá - Le dije cabreado - Tú vienes conmigo y estarás solo conmigo y si no te parece. En este preciso momento, nos regresamos de este paseo asqueroso.

Dije sin importarme que todos me escucharan, estaba de verdad cabreado. No dejaría que nadie estuviera, por encima de mí. Eso, no se lo toleraba a nadie.

-Muy bien David - Gritó Cindy - Toma tus pertenencias por favor y retírate. No te pienso tolerar, un minuto más tu mala actitud.

-No tienes que tolerarme, pero veo que a Andrés no le llamaron la atención, pues fue él quien causó que anoche, yo me quedará atrapado en el baño. Me quiso asustar y el miedo me llevó, a no leer que no se podía usar el baño ¿Eso si lo pasas por alto? Veo que tienes preferencias, pero con la gente equivocada. Andrés es el pobre de aquí y te apuesto, guía de segunda Cindy, que no sabes, ni quién es mi madre.

-No sé y no me interesa y a mí, no me vas a venir a insultar. Tomas tus cosas en este momento, para ti ha finalizado el paseo nocturno. Puedes retirarte y recoger más tarde a tú novia, dónde comenzamos ayer.

Como me venía esta igualada a dar órdenes, se habia pasado tres pueblos, estaba loca si pensaba que le iba a obedecer, Alondra se vendría conmigo. No la dejaría, con esta gentuza.

-De eso nada. Alondra se viene conmigo, ella es mi novia y no hay manera, en que la deje aquí con ustedes y con ese desgraciado mal amigo de Andrés.

-Las reglas no las pones tú David, las pongo yo. Soy la encargada de la actividad y si Alondra, se quiere quedar a terminarla con nosotros, tendrás que irte solo.

-Pregúntale y sal de dudas por ti misma, te reto a que lo hagas.

Cindy fue a donde estaba Alondra, que se había separado con Lisa de nosotros, para preguntarle lo que ella quería hacer, si seguir con ellos o volver conmigo. A los pocos segundos Lisa y Cindy se fueron con los demás y Alondra tomó sus cosas, para irse conmigo. Estaba también enojada.

-Vámonos, David. Ya no quiero estar aquí - Me dijo mi princesa, llorando.

-Vámonos, mi amor.

Ella comenzó a caminar rápidamente por el bosque y yo estaba un poco cansado, como para seguirle el paso. Incluso llegué a pensar, que lo hacía a propósito pues estaba enojada seguramente, de que nos retiramos del paseo. Bueno en este caso, habia sido yo el culpable. Pero no del todo.

-Alondra, por favor ¿Podemos ir más despacio? Estoy un poco cansado, mi princesa.

-No, no podemos y apúrate. Me urge llegar a casa - Respondió ella cabreada - Si no puedes caminar a mi paso, allá nos vemos, yo no tengo problema con eso.

-Basta ya Alondra ¿Me vas a decir en este momento, lo que te pasa?, ¿Por qué te estás portando así conmigo?

-Por nada, vámonos ya por favor David. Estoy cansada y quiero llegar a dormir ¿Eso es un pecado? Anoche no descansamos bien y no quiero perder más tiempo, caminando como si fuera una tortuga. Apúrate.

No quise decirle nada, seguí caminando, pero en tramos se me iba el aire. Ella en cuanto íbamos en una pendiente, se ponía a correr y eso hacía casi imposible, de seguirle el paso hasta que de plano, en una zona la perdí de vista. Comencé a buscarla con la mirada y no estaba por ningún lado, hasta que comencé a gritarle, lo que me faltaba era que se perdiera, sólo eso.

-Alondra, Alondra mi princesa ¿Dónde estás? - Le gritaba - Por favor Alondra, esto no es gracioso.

Seguí buscándola y después por fin la encontré estaba sentada a orillas del lago y estaba llorando. Me senté a su lado y ella al notarlo, se levantó enseguida y muy enojada. Se fue caminando, más de prisa.

-Alondra, por favor vamos a hablar. Dime, ¿Qué es lo que te molesta?, ¿Por qué estás tan cabreada? Si querías quedarte al paseo nocturno, debiste de hacerlo.

-Sí claro, como sí tú hubieras permitido eso. Ya no quiero hablar David, parece que estoy destinada a pasar un infierno en este lugar, muy a pesar de que ahora he puesto todo de mi parte.

-Ya mi princesa, perdóname. Pero debes entender, mi molestia con Andrés. No podía pasar por alto, eso que me hizo. Entiéndeme por favor.

Alondra se fue llorando caminando por el bosque y no me decía nada, su silencio me daba a entender que yo la había regado y quería abrazarla, consolarla y hacerla sentir, que todo estaba bien y cuando me iba a acercar a abrazarla, nos topamos de frente con Fina Morgan.

-David, Alondra ¿No estaban en el paseo nocturno?

Preguntó la amiga de mi madre y no le iba a contar lo sucedido, no ahora que mi chica estaba de verdad encabronada y seguía llorando.

-Hola Fina - La saludé - No, ya salimos. Vamos a casa ¿Tú que haces, caminando tan lejos de tu casa?

Era demasiado tarde para que se encontrara por estos rumbos y sola, lo bueno era que por aquí no habia gente mala o ladrones, pero era peligroso estar solo.

-Se me ha perdido mi perro ¿Me ayudarían a buscarlo? Son una bendición de Dios, que me he encontrado en el bosque.

-Claro que te ayudamos Fina - Dijo Alondra llorando - Dinos ¿Por dónde se fue y como es tu perro?

Vaya manera de terminar ese fin de semana, que debía ser feliz y todo nos terminó saliendo fatal. Estos días habían sido de verdad una pesadilla, nada nos salía bien, mejor hubiera sido quedarnos en la casa.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora