Capítulo 143.-

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Narra Alondra Ferreyra

Lisa regreso conmigo y con Andrés al evento del cantante que se presentaba ese día en el pueblo. Yo no quería ya ni quedarme, me sentía muy mal por lo que había pasado con David y mis lágrimas no se hicieron esperar. Ya no quería estar aquí, necesitaba buscar a David.
–Lisa ¿Qué pasó y David? – Le preguntaba Andrés a Lisa – Por favor dinos ¿Qué pasó y a dónde se fue?
–Se fue de aquí, intenté detenerlo, pero está muy enojado – Nos informó Lisa a Andrés y a mí – No quiso ni hablar conmigo.
–No lo puedo creer – Dije destrozada – Siendo así, me tengo que ir chicos. Los veo luego.
Me alejé de Lisa y de Andrés lo más que pude según yo, pero a esas alturas de la noche ya la multitud que esperaba al cantante en cuestión, era masiva y no se podía salir del cerco de seguridad. No se podía ni avanzar ni retroceder. Entonces cuando estaba más desesperada, una mano, me jaló en la multitud.
–Alondra, no seas necia ya no te puedes ir, aunque quieras – Me dijo Lisa – Mira ya estamos aquí, yo conozco a David y se le va a pasar este berrinche que está haciendo.
Pero igual no me quería quedar, no me gustaba estar sola sin él, no negaba que me había pasado de la raya, pero llegué a pensar que el cantante me iba a detener, pero sucedió todo lo contrario y si no nos separan, no me imagino que tanto show hubiéramos hecho, delante de todos los presentes y claro, delante de David.
–Lo sé Lisa, que puede que se le pase a David todo esto, pero no me siento bien mientras mi chico, se ha ido mal de aquí por mi imprudencia y mi estupidez.
Había sido una tonta, siempre actuaba de forma impulsiva sin medir mis actos, ahora tendría que pagar las consecuencias, porque yo creo, que no le hubiera aceptado algo así a David.
–Alondra, ya es tarde para darte golpes de pecho. Ya ustedes se han besado y ya no podemos hacer absolutamente nada – Dijo Andrés – Vamos a disfrutar de la noche, es lo único que te pido.
Como podía decir eso, ellos como eran tan liberales, les importaba muy poco, porque de seguro no le hubiera armado una cosa así si hubiera sido Lisa, la que le diera el beso a cantante.
–No puedo disfrutarla, yo les agradezco, que me digan que disfrutemos de la noche, pero me siento mal por mi David y me quiero ir a la cabaña, por favor – Les supliqué – Necesito irme con David.
–Alondra, vamos a quedarnos al concierto, no podemos irnos, ni hacer nada hasta que acabe. Por favor, entra en razón y mejor dime ¿Qué tal estuvo el beso? – Me provocó Lisa – Vi que ambos se gustaron y que hasta temblaste en sus brazos. Que afortunada.
–Sí Alondra bienvenida al club de los atrevidos – Me decía Andrés – El mundo es de los aventados. Anímate y vamos por unas bebidas, yo invito.
–Bueno, está bien, pero con una condición, me relajaré y disfrutaré plenamente del concierto, si me prometen que apenas terminé, me llevan de vuelta a la cabaña, con David y con Carmen – Les dije a ambos – Por favor.
–Claro que sí, te llevaremos directo para allá- Sonrió Lisa – Vamos por las bebidas, que me dio ya mucha sed.
–A mí también – La secundó Andrés – Alondra, ¿Qué te gusta tomar a ti?
–A mí me gusta de todo un poco, me gusta la cerveza de preferencia la Stella, el vodka solo lo tomo con agua mineral pero lo que sí no me pasa para nada es el tequila, pues me viene una resaca impresionante.
–Está bien, a mí tampoco me gusta el tequila – Dijo Lisa – Compra una cubeta de chelas.
–Está bien, chicas, eso compraré y nos vamos a poner hasta dónde más no se pueda de borrachos – Dijo Andrés – Además le tenemos que hacer honor a mi nombre “El borracho”
–Está bien, sí es cierto Andrés eres el borracho y como tal debemos de venerarte – Le dije muriéndome de risa – Ve pues por las bebidas.
–Sí Andrés para tomar ahorita, cuando él empiece a cantar.
Nos fuimos a sentar a unos lugares que había y Andrés llegó con las cubetas de cervezas, que compró una para cada uno y en cuando dio inicio el concierto, comenzamos a tomar los tres. Yo al principio me sentía devastada y me pegaba mucho la desolación, por todo lo que había pasado con mi David, pero como no me podía ir de todos modos, decidí pasarla lo mejor que fuera posible, pues llegando a la cabaña estaba segura que me esperaría una tormenta.
Cantamos, tomamos y nos reímos durante todo el concierto y después cuando terminó yo ya estaba un poco borracha, tanto que nos íbamos a caer al suelo con Lisa y no podíamos dejar de reír. Me la había pasado muy bien, tanto que se me habían pasado las horas y no me di cuenta.
–Chicas, iré por un taxi – Nos dijo Andrés – Espero que lo consigamos, toda esa gente está esperando taxi.
Un sinfín de personas estaban a la espera de un medio de transporte, que los llevara a sus destinos, no éramos los únicos que se habían quedado varados, a las afueras de la explanada. Ahora si no sabía a qué hora iba a llegar a la cabaña y ni en qué condiciones. Solo faltaba que empezara a llover, porque esta sería lo último.
–Está bien mi amor – Lisa lo besó – Bájate el pantalón de ser necesario, pero consigue el taxi por favor, que Alondra tiene que llegar con su príncipe David de María Ramírez, el señor feudal de Valle de Bravo.
Lo que Lisa decía me daba mucha risa, ellos eran terribles y siempre bromeaban con él y por eso a lo mejor me gustaba estar con ellos, porque todo era risas y diversión algo que yo no conocía antes en mi vida, hasta que David, me la llegó a cambiar y ahora estaba por perderlo todo. Porque no sabía a ciencia cierta, que me estaba esperando al llegar a la cabaña.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora