Narra David de María
–David, esa mujer está demente y tenemos que protegernos. Ya la has escuchado que no tiene recato en amenazarnos y por supuesto que no dejaré que ni a ti ni a Alondra les pase nada – Dijo mi madre ya un poco más tranquila – Tendremos que tomar medidas drásticas.
–Dime madre ¿Qué tienes en mente? Yo tenía pensado que habláramos con el padre de Alondra, él debe de buscar una manera o algún método para calmar a esa loca de Petra.
Debíamos agotar todas las posibilidades para que alguien la hiciera entrar en razón.
–Hijo, tú idea me parece buena pero siendo sincera no creo que vaya a dar resultado. A ese señor, la tal Petra lo tiene completamente dominado. Yo pensaba en hacer algo más drástico y contratar elementos de seguridad para nosotros tres, para ti, para Alondra y para mí.
–Madre eso no creo que le guste a Alondra y tú no viste como se puso. Vámonos a la casa de Valle de Bravo un tiempo, no quiero que Alondra viva todos los días con miedo y con estrés de esa loca a la que ya has escuchado tú misma.
–Podría ser, pero no podemos pasar la vida huyendo David. Las cosas hay que enfrentarlas, entiendo que Alondra esté asustada y no es para menos, pero ustedes tienen escuela y no creo que puedan faltar tanto tiempo.
–Sí que podemos madre, podemos meter las materias en línea y solo presentarnos a los exámenes de manera presencial. Tú tienes que venirte con nosotros que no te pienso dejar aquí sola – Dije con seguridad –Por favor mamá vámonos unos meses en lo que todo se calma.
–Lo voy a pensar David.
Tocaron el timbre de mi casa, mi madre bajó a abrir. Debía ser el medico que iba a revisar a mi princesa y justo en ese momento ella comenzó a abrir los ojos y me miró débilmente.
–David, mi amor…
–Alondra mi princesa. Tranquila preciosa, que te has desmayado pero ahorita te van a revisar. Me metiste un buen susto.
–David, vámonos de aquí – Sollozaba Alondra presa de los nervios – Ella me llamó y me dijo que te hará daño.
–Mi princesa, nos ocuparemos de eso luego. Tranquilízate por favor – Le di la calma que necesitaba abrazándola tiernamente.
Mi madre y el doctor entraron a la recámara y él comenzó a revisar a Alondra, después nos hizo unas preguntas de rutina y cuando terminó de hacerlo, se retiró de la recámara acompañado por mi madre.
–Ya pasó todo mi princesita – Le susurré al oído al volver a abrazarla – Estamos y estaremos bien yo te lo prometo.
–David, no dejes que Carmen salga por favor. Que pida la medicina, no quiero que le pase nada.
–Mi muñequita tienes que calmarte has tenido un ataque de pánico y una crisis de nervios. No te preocupes por mi madre, ella pedirá la medicina y enseguida sube con nosotros.
–Gracias David, por todo lo que hacen por mí. Por lo mucho que me han defendido de la loca de Petra – Lloraba desconsolada – Lamento que les esté causando tantos problemas.
–Nada que lamentar, son cosas que pasan princesita. Vamos a tomar el té que nos trajo mi madre que debe de estar muy bueno.
La solté por un momento y serví té para ambos en las tazas que también subió mi madre. Comenzamos a tomar el té y mi madre regresó con nosotros.
–Alondra ¿Cómo te sientes hija? – Le preguntó mi madre a Alondra – Tomate el té, te hará bien para los nervios.
–Ya me siento un poco mejor, gracias por preguntar Carmen – Respondió Alondra – Le decía a David que no salgas ahora a lo de la medicina.
–Ya la he pedido para que nos la traigan Alondra, no te preocupes. Quiero decirles a los dos que hagan sus trámites de meter sus clases en línea, necesito un par de días aquí para arreglar dos eventos que tengo pendientes – Suspiró mi madre con aire de angustia – Mientras estemos aquí en la ciudad, contrataré elementos de seguridad para que nos acompañen a los tres a todos lados y eso no está a discusión.
–Madre, cómo tú lo dispongas. Nosotros estamos de acuerdo ¿Cierto mi princesa?
–Cierto, haremos lo que tú digas Carmen. Puedo preguntar ¿A dónde vamos a ir esta vez? – Quiso saber Alondra – Perdonen si lo pregunto pero es que todo esto me tiene muy nerviosa.
–Es normal hija, no te preocupes. Iremos a una casa que tenemos en Valle de Bravo ¿Conoces hija?
–No Carmen, no conozco casi nada – Respondió Alondra – Me parece bien a donde vaya mientras sea con ustedes.
–Ya está dicho entonces hija. Nos vamos a Valle de Bravo solo saco esos pendientes. Yo calculo que en una semana nos estaremos yendo – Dijo mi madre – David, por favor ustedes vean lo de su escuela. No quiero que por ningún motivo la vayan a descuidar, eso debe ser lo primero para ambos.
–Claro que sí madre, si algo tenemos Alondra y yo es que ambos somos muy responsables en nuestros estudios.
Mi madre se quedó un rato con nosotros en la recámara y ya más tarde, bajamos a cenar. Alondra estaba más tranquila y cuando llegó la medicina, se la di y nos despedimos de mi madre para subir a la recámara a dormir.
Me quedé más tranquilo de saber que mi madre a fin de cuentas apoyó mi idea de irnos de la ciudad un tiempo, sería lo mejor. Nunca permitiría que nada le pasara a mi princesa. Estaba teniendo ideas bastante desesperadas antes de que mi madre aceptara, menos mal que se dio de esa forma, porque tendría que buscar ayuda aunque fuera para meterle un susto a esa señora. Si ella podía amenazar yo también lo podía hacer. De brazos cruzados no me iba a quedar, así que esperaba que estuviera preparada para lo que se viniera encima. Porque si así como ella tenía compradas a las autoridades yo también tenía como comprar a otro tipo de gente. No era mi forma de hacer las cosas, pero para un momento tan desesperado, era como pensaba.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...