Narra David de María
Ese día al salir del Tec, me fui al negocio de mi madre ya que ahí me esperaba mi princesa. Me apresuré en llegar, las horas que había estado sin ella, me parecieron eternas. Ya estaba desesperado por verla. Llegué con lo primero que me encuentro, me dejó inmóvil. Era mi madre que jalaba de los cabellos a Petra sacándola de la tienda, diciéndole muchas chorradas, me sorprendí, desconocía que mi madre pudiera tener un arranque de esa magnitud.
Pero algo tuvo que hacer Petra, para que mi madre perdiera los estribos, yo conocía a mi madre perfectamente, era una mujer demasiado paciente, mediadora y le gustaba estar en buenos términos con las demás personas, aunque estas fueran bastante pesadas, ella sabía cómo llevarse con esa tipo de gente. Alondra la miraba consternada igual que yo y al verme llegar, ella corrió a abrazarme. Yo por supuesto la recibí en mis brazos. Seguimos viendo cómo se desarrollaba la escena. No quería interferir, mi madre era una adulta y sabía cómo defenderse.
-David mi amor, es que Petra ha venido a armar sus escándalos por eso es que Carmen se ha puesto así - Me decía mi princesa - De verdad que está vez se ha pasado, cada vez hace algo peor.
Efectivamente de eso se trataba, donde estaba Petra, siempre había problemas, y grandes, era como una infección que se iba extendiendo si no la parabas a tiempo. Esta señora era difícil, por más que la quisiera entender no puedo, parece que entre peor le vaya está contenta, no creo que se quede de brazos cruzados con esto que le acaba de pasar y mejor evitarla. Poner tierra de por medio. No quería que mi madre se involucrara más en esto.
-Tranquila mi princesa, ya estás conmigo y por lo que me puedo dar cuenta es que mi madre, sabe de sobra defenderse sola - Reconocí que la mujer que era la más amorosa del mundo también tenía su carácter - ¿Cómo te fue en el Tec, amor?
Me puse a platicar con mi novia como si no estuviera pasando nada a nuestro alrededor, no valía la pena ni siquiera impedir que mi madre le diera su buena arrastrada a Petra. Pues se merecía eso y mucho más. Era para que se diera cuenta de cómo había tratado a Alondra sin que nadie la pudiera defender. Así como todos habían ignorado el maltrato que le había proporcionado durante mucho tiempo.
-Me ha ido bien y ¿Qué tal te ha ido a ti en el examen?
Mi princesa estaba en el mismo plan que yo, ignorábamos a Petra por completo, así me gustaba que le fuera perdiendo el miedo a esa señora.
-Todo muy bien, mi princesa. Aunque estaba desconcentrado pensando en ti, en nosotros.
De pronto levantamos la vista Alondra y yo para darnos cuenta como los elementos de seguridad de mi madre subían a Petra a la fuerza en su auto para que se fuera de ahí. Alondra y yo nos acercamos en ese momento a mi madre quién estaba muy satisfecha de lo que había ocurrido con esa mujer.
-Madre, ¿Qué ha pasado? Alondra ya me dijo que Petra ha venido a armar jaleo.
-Sí David, pero a mi trabajo nadie me viene a armar escándalos y mucho menos a amenazarme. Alguien le tiene que poner un alto a esa mujer y conmigo se ha topado no solo con pared, con un muro de roca - Respondió mi madre muy feliz de haberse encargado de Petra.
-David, es que hubieras visto a Carmen - Intervino Alondra - Estuvo fantástica le pegó a Petra y le dejo claro que a ella no la iba a amenazar. Estuvo maravillosa.
Mi chica estaba feliz con lo que le habían hecho a Petra, era un logro que la hubiera puesto en su lugar, pues los humos se le tendrían que ir bajando aunque fuera de ese modo.
-Gracias Alondra, pero me da pena, no debías presenciar eso y yo no soy una persona violenta o que resuelva las cosas de esa forma, pero Petra en verdad logró sacarme de mis casillas.
Me alegraba que mi madre hubiera reaccionado de esa forma, porque si Petra había venido por lana, se había ido bien trasquilada, así que, una de cal por las que van de arena, como dice el dicho.
- ¿Estás bien madre? Espero que no me digas que le has pegado porque Petra les hizo daño a ti o a Alondra.
-Estamos bien David, las dos. Petra cómo pudiste ver, es la que esta vez debió de irse con miedo pues también ya vio de lo que soy capaz.
-Bueno, ya ha pasado este feo altercado y ahora nos queda irnos a comer, me estoy muriendo de hambre madre.
-David, Alondra, creo que tendremos que comer aquí. Estoy muy atrasada con los centros de mesa y con unas cosas pendientes que tengo, para dejar todo en orden para el lunes irnos a Valle de Bravo.
-Te ayudamos Carmen - Se apuntó Alondra - David y yo, podemos hacer lo de los centros de mesa y me parece bien que comamos aquí.
-Claro madre, dinos que necesitas y entre Alondra y yo te ayudaremos.
-Vayan acomodando los centros de mesa, mientras que yo ordenaré la comida - Nos dijo mi madre.
-Claro que sí, Carmen - Respondió Alondra.
Nos pusimos a hacer lo de los centros de mesa, Alondra me explicaba cómo hacerlo y yo seguía el proceso, no cabía duda que mi chica estaba llena de sorpresas. No me podía explicar cómo una chica que es tan ruda como ella, podía hacer cosas tan delicadas como las manualidades para los centros de mesa. La miraba como si no tuviera nada más que mirar.
-David, ¿Me estás poniendo atención amor?
-Sí mi princesa, estoy perdidamente concentrado en ver como lo haces tú, para imitarte.
-Eso espero que tienes que armar tú los de aquella caja, van a venir por ellos en unas horas. Escuché a Carmen decirle eso al cliente que llamó preguntando por ellos.
-Así será, los vamos a tener listos. Son seis manos las que trabajaran y así será más rápido.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...