Narra Alondra Ferreyra
–David, vámonos mi amor. Tengo mucho miedo – Le dije sin dejar de temblar – No quiero salir hasta que sepamos que esa mujer ha vuelto a estar encerrada, es un peligro para la humanidad.
–Vámonos mi princesa, nada malo te pasará. Te lo juro. Veremos qué hacer.
Nos fuimos a casa de David, Carmen al vernos volver tan rápido de la plaza supuso que algo malo estaba pasando, pero no nos pudo preguntar nada, ya que con ella se encontraba una de sus amigas. David y yo saludamos a ambas y nos subimos a la recámara dónde ni bien cerrada la puerta, me lancé a sus brazos sacando todo lo que sentía, las lágrimas bajaban de mis ojos a raudales, era imposible detenerlas.
–David, tenemos que irnos lejos. Ella quiere hacerte daño, me amenazó con eso el día de la golpiza, no quiero que te toque – Grité llorando histérica, desesperada – Te amo y si ella te hace algo yo me muero.
–No pasará nada. Vamos a calmarnos mi amor, no llores por favor mi muñequita. Ven, vamos a recostarnos.
–Sí David, no te vayas, no me sueltes. Tengo miedo.
Nos recostamos en la cama y después de un buen rato Carmen subió y le contamos lo que había pasado en la plaza ahí afuera del cine, sin omitir ningún detalle, dónde David había visto a Petra. Ella de inmediato llamó a la mamá de Julio y le preguntó sobre la situación.
Carmen salió de la recámara de David y casi unos momentos después tocaron la puerta de la casa de David, era la mamá de Julio que iba a explicar personalmente la situación de Petra. David y yo bajamos a la sala para escuchar, lo que estaba pasando en relación a esa mujer.
–Hola Carmen, hola chicos. Lamento ser la portadora de malas noticias – Dijo la mamá de Julio mirándonos con tristeza.
–Por Dios ¿Qué está pasando? – Preguntó Carmen muy estresada - ¿Por qué esa mujer no sigue en la cárcel? Lo que hizo no ha sido cualquier cosa.
–Les vengo a dar la explicación a eso. La han dejado libre bajo fianza, ha sido por contactos de ella, al parecer tiene muchas relaciones con las damas del patronato y los esposos de ellas trabajan algunos en ese medio y con influencias y dinero todo se puede lamentablemente.
–No, eso no puede ser. Ella no puede estar libre, casi me mata a golpes. No es justo que por contactos, por dinero o por lo que sea, dejen libre a esa loca – Grité enfurecida – Por favor hagan algo, ella vendrá a matar a David.
No me pude callar lo de la amenaza, tenía que protegerlo a como diera lugar, si le ponía una mano encina.
–Alondra hija, por favor te pido que te calmes – Carmen me tomó de la mano – David, por favor sube con ella a la recámara.
–No Carmen, ¿Por qué nadie me cree? Esa loca me amenazó con matar a David si no lo dejo, no podemos estar cerca de ella. Tenemos que hacer algo – Lloré desconsolada – Por favor Carmen, ayúdanos, te lo suplico.
–Mí consentida, vamos arriba. Tranquila preciosa, por favor – Me decía David, abrazándome con ternura pero esta vez no lograba calmarme – Te amo mi amor, nada pasará te lo prometo.
Con esas palabras no me permitía estar tranquila, como iba a poder dormir a partir de ahora, pues ella estaba libre y era muy capaz de cumplir con la amenaza o de volver a pegarme salvajemente y ahora que sabía cómo librarse del castigo con mucha más razón el miedo me consumía, no estaría completamente en paz hasta estar lejos de esa mujer, la aborrecía, la detestaba y si había que poner tierra de por medio lo haría.
–Alondra hija, en un momento estoy con ustedes. Por favor cálmate que te va a hacer daño el ponerte en ese estado – Me dijo Carmen queriendo calmarme – Vayan arriba David, por favor.
Subimos a la recámara, dónde mi llanto no se podía detener sino todo lo contrario. No podía dejar de pensar en todo lo dicho por esa loca de Petra. Tenía miedo de que cumpliera su amenaza y terminara matando al hombre que amaba, no lo iba a permitir, tendría que matarme a mi primero. Me perdí en los brazos de David, él acariciaba mi pelo queriendo calmarme pero todo parecía ser inútil y no dar resultado.
–Alondra, mírame princesa mía – Me dijo David con ternura – Vamos a pensar en algo, pero para que estés más tranquila le diré a mi madre si podemos irnos a una casa que tenemos en Valle de Bravo un tiempo.
–David mi amor, vámonos a dónde sea pero lejos de aquí. No quiero verla ni que nos encuentre, sabes lo mal que está de la cabeza.
–Lo sé y creo que ambos debemos meter nuestras materias en línea para podernos ir, pero todo va a estar bien ya lo veras mi muñequita.
Comenzaba a calmarme estando en sus brazos y sintiendo su calor, pero ese estado de calma poco me duró. Sonó mi celular y lo tomé enseguida, me alegré de ver el nombre de mi hermana Anastasia hacia mucho que no hablábamos y sin pensarlo tomé la llamada.
–Hola Anastasia, ¿Cómo estás? Que gusto que me llames ¿Cómo están Ada y Paola? – Respondí emocionada y preguntando por mis sobrinas.
–Hola Alondra, no soy Anastasia soy Petra tu madre. Te llamé del teléfono de tu hermana para recordarte lo que te advertí. Nada de lo que hagas impedirá que mate al pendejo ese que tienes por novio – Me amenazó Petra del otro lado de la línea y comencé a temblar sin control – Pronto estarás llorando lágrimas de sangre amargamente sabiendo que tú causaste su muerte.
Dicho eso último ella colgó, yo no podía moverme. Ella había usado un truco tan viejo y yo redondita caí en la trampa. Era lo que me temía, ella no daba pasos en falsos y era su amenaza de muerte. David me abrazó y trató de calmarme hasta que no supe más nada y me envolvió la oscuridad.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...