Capítulo 120.-

24 2 0
                                    

Narra Alondra Ferreyra

-Sí he sido yo y si hubieras visto, tu cara de terror. Ha sido fascinante - Respondió Andrés, riéndose en su cara - No puedo creer, que te de miedo el bosque y la noche. Me he divertido demasiado.

-Y de no haber estado la ventana, pude morir o asfixiarme ahí en el baño, joder - Gritaba David - Que buen amigo eres Andrés.

-Ya David cálmate hombre y dime, que mi broma ha sido maravillosa y que te ha gustado mucho.

David se le dejó ir encima a Andrés, derribándolo en el suelo y comenzaron a agarrarse a golpes, yo quise separarlos, pero no pude y pronto Cindy y su compañero, los encargados del paseo se encargaron de separarlos. Pero aun así, querían seguir peleando.

-Se calman ya, los dos - Gritó Cindy - Son unos inconscientes, estamos atrasados en la actividad del paseo y no dará ni tiempo, para hacer el recorrido y ustedes haciendo que perdamos más tiempo, con sus riñas sin razón.

-No son riñas sin razón - Se quejó David - Es que por culpa de mi amigo Andrés, me he quedado en esa situación y recién, me lo ha confesado. Eso no se vale y no es justo.

Cindy se quedó viendo a Andrés esperando una respuesta y yo estaba de acuerdo, que se habia comportado como un niño haciendo travesuras y precisamente, le tenía que tocar a David.

-Sí lo hice Cindy, pero hubieras visto como se asustó - Se seguía burlando Andrés - Pero ya, tienes razón disculpa, por ponernos a pelear.

-Volvamos a la fogata, vamos todos - Nos dijo Cindy sin despegarse de nosotros. - Espero, que se comporten como adultos los dos.

Volvimos a la fogata y solo a recoger las cosas, a esas alturas de la noche, debíamos de terminar con el paseo y así fue. Nos fuimos caminando por todo el bosque, yo obviamente iba tomada de la mano de mi David, mientras nos iban platicando cosas sobre el paseo.

David poco a poco se fue calmando y pronto llegamos al lugar a dónde íbamos a acampar, después de una caminata de poco más de dos horas, ahí nos indicaron, dónde podíamos armar las tiendas de campaña y procedimos a hacerlo. Una vez que armamos nuestra tienda, entramos David y yo, después de despedirnos de todos los demás, que también iban a armar o ya lo estaban haciendo, con sus tiendas de campaña.

-Mi amor, ya quita esa cara, por favor - Le decía yo a David, mientras sacaba nuestras bolsas de dormir - Ya estamos juntos y solos, sabes que te amo.

-Yo también te amo Alondra y verás, que me vengaré de ese tonto de Andrés, ¿Me ayudas mañana a sacarlo de su tienda de campaña para echarlo al lago? - Me preguntaba David haciéndome reír - Me tengo que desquitar, he pasado una vergüenza y se me ha roto mi camisa de 2000 euros, por sus tonterías.

-David, esto queda como una anécdota más de nuestra relación. Ha sido muy divertido y por mucho, que me tientas a querer arrojar a Andrés al lago, debes recordar que Carmen, nos ha dado un ultimátum y si no nos comportamos, volveremos a Morelia.

-Tienes razón mi princesa, no estoy pensando bien. Es que me gana el coraje de haber pasado, por esa humillación y lo peor de todo causado, por un supuesto amigo mío.

-Ya amor, no pienses en Andrés, ni en nada. Mejor ¿Me das un masaje? Me duele la espalda, por cargar la mochila por tanto tiempo.

-Esa voz me agrada mi princesita, claro que sí.

David se acercó a mí y me besó con ternura y con amor dejándome poco a poco sin la parte de arriba de mi atuendo, después, me recostó boca abajo y comenzó a darme masaje con sus manos, algo que me gustó, pues estaba ayudando a mis músculos a relajarse, pero al mismo tiempo, me estaba desesperando poco a poco. No aguanté así por mucho tiempo y yo sola, me termine volteando boca arriba.

Nos empezamos a besar con mucha pasión, desesperación y con mucho amor. David me acariciaba mis pechos por encima de mi top y después enredaba las manos en mi cintura pegándome más a él, yo estaba muy desesperada que torpemente, quería desabrochar su camisa algo que él terminó haciendo y rápidamente, como pudo se sacó el pantalón y yo hice lo mismo, estábamos desesperados por estar juntos, que queríamos deshacernos de la ropa, lo más rápido posible.

Cuando ya estábamos ambos en ropa interior, David sacó un condón de la bolsa de su mochila y lo puso a un lado nuestro, para después seguir besándome y volviéndome loca. Necesitaba que se apurara, no aguantaba más.

-Amor, por favor hazme tuya - Le susurré al oído.

El me volvió a besar con intensidad y después me sacó el top por arriba de la cabeza, él se bajó su bóxer y se puso el condón para después, reclinarse sobre mí y besarme toda desde los labios hasta debajo del ombligo, dónde tomó con los dientes mi panty y lentamente me la quitó, para después finalmente subirse sobre mí, para empezar a hacerme feliz. Entró de una sola estocada, gemí por esa sensación, que siempre despertaba en mí, de querer, que me tomara con dureza.

-Eres perfecta, mi amor, estas siempre lista para mí.

-Sí, mi niño, quiero que me tomes, como solo tú sabes hacerlo.

David empezó a moverse, es la sensación más maravillosa. Está entrando con fuerza y disfruto de cada centímetro, que hace contacto con mi interior, sus caderas, se encuentran con las mías. Lo abrazo con fuerza, como si quisiera grabar este momento, para siempre en mi memoria. Acaricio su espalda y tocar su piel me encanta, mientras él sigue dándome el placer, que nunca me cansaré de sentir.

Empieza a moverse, con mayor rapidez, con más fuerza y con más ímpetu, haciéndome enloquecer, y hace que me encuentre al borde del abismo y sé que él caerá, al mismo tiempo que yo. Aprieto mis piernas a su alrededor y grito su nombre.

-David.

-Alondra. - Me responde.

Poco tiempo después cuando nos recuperamos, nos acomodamos y dormimos abrazados, él a mi espalda abrazándome y yo tomando su mano y llevándola a mi corazón. Lo amo tanto.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora