Capítulo 130.-

24 2 0
                                    

Narra David de María

Mi madre la podía convencer de que eso era algo importante, ya que estaría incluido en su curriculum, como mejor alumna de toda una generación.

–Gracias Carmen, ¿Tú que piensas mi amor? – Me preguntaba Alondra a mí – Digo es que, estás muy callado.

–Yo respetaré lo que decidas Alondra, pero si me gustaría que lo dieras y me encantaría llevarte al baile de graduación y no quiero que me salgas con que no iremos, eso sí que no – Le dije muy decidido – Uno solo se gradúa una sola vez de la preparatoria.

–Sí David, pero las fiestas, los bailes y la gente no son lo mío y ¿Podemos subir a dormir? Por favor es que quiero estar bien despierta para ir mañana a las lanchas.

–Sí, vayan a dormir. Yo iré a jugar cartas a un casino que ha organizado Fina en su cabaña. No me esperen despiertos chicos y que descansen – Se despidió mi madre.

–Buenas noches madre. – Le di sus dos besos.

–Buenas noches y que te diviertas, Carmen. – También, se despidieron de besos.

Al quedarnos solos Alondra y yo, fue como si lo que le dijo mi madre, le acabara el estado de ánimo y ahora la hacía estar muy triste y abatida. Ya no le dije nada más y la abracé y subimos así abrazados, hasta que llegamos a la recámara, nos pusimos cómodos y la acomodé en mi pecho para dormir, como siempre lo hacía. Mi princesa se retraía mucho cuando de eventos sociales se trababa, era algo de lo que me daba cuenta, era algo que tenía que superar.

–Buenas noches mi princesa, que descanses – Le di un beso suave – Te amo, Alondra.

–Buenas noches David, yo también te amo. Que descanses, mi príncipe.

Nos quedamos así callados, hasta que sentí, que ella se quedó dormida en mis brazos y yo pensaba muchas cosas, más que nada en todo lo que ella debió de sufrir, para ahora no poder ni disfrutar de un gran logro en su vida académica. Eso era muy triste, pero no me quedaba más que entenderla y estar para ella. De tanto pensar, no supe hasta que hora, me quedé dormido.

En la mañana me desperté y Alondra, ya no estaba conmigo en la cama, me froté los ojos para despertarme por completo y después de un rato escuché muchas voces y risas, que venían de la planta baja de la cabaña. Fui al baño para asearme. Me vestí rápido y me peine el cabello, para bajar y ver ¿Con quién hablaba mi princesa?

–Hola flojo, ya estábamos por irnos al lago – Me saludó Lisa – Piensas ir así ¿Vestido como uno de los backstreet boys?

–Hola Lisa, no te burles. Me quedé dormido y ahora subo a cambiarme ¿Desde a qué hora llegaste?

–Tengo aquí unas dos horas, son las 12 del día, deberías de vez en cuando aprender, que la vida empieza al amanecer, David de María.

–Hola mi amor – Me abrazó Alondra – Lisa y yo ya desayunamos, porque nos moríamos de hambre ¿Quieres que te sirva algo de desayunar?

–Buenos días mi princesa, sí claro por favor. Lo que sea, que hayan desayunado ustedes.

–Sí mi príncipe, siéntate y ahorita te traigo de desayunar.

–Gracias, Alondra.

Ella se fue a la cocina a traerme el desayuno, mientras que Lisa me miraba divertida y sé que se quería burlar de mí. Ella era así, muy intensa y divertida.

–Supongo que tú has hecho de desayunar, espero no morir envenenado por ti – Me reí de mi amiga – Es que Alondra, pues no cocina.

–No te creas, me ayudó a hacer algunas cosas y no la hagas menos amigo, que en una de esas me hago más amiga de tu chica, que tuya.

–Eso veo que ya se está dando Lisa, me da gusto que se lleven bien ustedes dos. Alondra no tiene casi amigas y debes de agradarle, para aguantarte dos horas sin que yo estuviera presente, eso es un record.

Alondra era así, podía estar con la gente y si no quería hablar no decía ni una palabra, mi chica se cerraba, si no conocía bien a las personas, pero veo que con Lisa, han hecho buena química, se llevaron bien cuando todo se aclaró.

–Deja de reírte David, te ha pegado con todo el amor. Esta niña te trae loco y tú la traes igual a ella, ojala que se queden juntos, hacen una pareja preciosa.

Desde luego, yo no pensaba dejarla por nada del mundo, ya la había encontrado y dudaba de que eso, algún día llegara a pasar.

–No como Andrés y tú, que ya deberían estar hasta casados. Llevan años de noviazgo, no sé ¿Qué espera para darte el anillo?

–Eso ya me lo ha dado y no se lo he recibido. No me gustan las joyas, yo quiero una moto o algo que saque de un apuro, no un aro tonto que llevar en el dedo.

Me reí a carcajadas de lo dicho por Lisa y Alondra, me sirvió de desayunar y empecé a comer, mientras ellas, se tomaban un café. Ese par ya se habían hecho amigas y eso me gustaba mucho. Alondra necesitaba de amigas mujeres y Lisa era muy buena opción, pues respetaba las vidas y los diferentes puntos de vista, de las demás personas. Creo que por eso Alondra, la había aceptado.

–David, necesitas comerte todo el desayuno – Me ordenó Lisa – Después de las lanchas, iremos a andar en moto.

Si eso era así, no tendríamos después tiempo para engerir cualquier cosa, le haría caso, no dejaría nada en el plato, esto podía durar todo el día y mi estómago, era muy delicado cuando no tenía nada para ingerir. Deberíamos llevar algo, para comer allá.

–Está bien, me comeré todo. Ya estás peor que mi madre – Repliqué divertido – Pero está bien, si Alondra quiere que vayamos a las motos iremos, que creo será lo más probable.

A mi princesa le gustaban todos esos deportes extremos y yo no podía hacer otra cosa, que seguirla, estaría para ella en lo que quisiera.

–Claro que sí mi amor, te verás además, bien guapo con casco. Mi güero hermoso.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora