Capítulo 163.-

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Narra Alondra Ferreyra

Ese día que me separé de David, me sentía desecha y muerta en vida. Desde que empezamos a andar juntos, nunca habíamos tenido que separarnos y todo el camino a casa, no pude evitar llorar. Mi padre, por supuesto lo notó y quiso, que lo habláramos.

–Sé qué piensas, que esto es horrible, Alondra, pero trata al menos de entenderme un poco, por favor hija – Mi padre me miraba fijamente – No es nada bueno, lo que están haciendo David y tú, este último pleito que se aventaron, les hizo mucho daño y es mejor, que se separen un poco y que al menos en lo que tu madre no está, vivan ustedes dos, un noviazgo normal.

Porque ellos ya vivieron sus vidas, tendrían que dejar que nosotros viviéramos la nuestra, se quedaron estancados en el siglo pasado. Si estamos cometiendo un error, somos nosotros.

–No quiero hablar papá y es en serio – Bajé la cabeza – No tengo nada que decir, sólo que me parece horrible, que a pesar de que sabes, que yo he tenido la culpa en toda esta situación y después de que David, doblegó su orgullo para ir a buscarme, tú me separes de él.

Era la forma más injusta de actuar, mi papá no tiene idea de nada, entre David y yo ya habíamos solucionado el conflicto, no había ya nada por resolver, o ahora es que va a cuidar de mí, ahora que ya no lo necesito. Eso era antes, cuando era una niña y no tenía quien me defendiera. 

–Entiéndeme hija por favor. Van demasiado rápido y yo que ya he vivido más y Carmen también, podemos decirles que nada pasará, si las cosas caminan un poco más lento, es en serio hija. Por favor, entiende la situación, es todo lo que te pido.

–La entiendo perfectamente, pero ahora quieres después de tantos años jugar el papel del padre perfecto, cuando nunca te ha preocupado, lo que me ha hecho Petra, eso no se vale, pero como dije no quiero hablar.

No quisiera ahora asumir un papel, que nunca ha hecho, yo ya no lo necesito, yo solo necesito a mi David, él es el único, que me ayuda en todo lo que quiera.

–Como quieras hija, pero quiero que sepas, que te quiero y que siempre haré, lo mejor para ti.

–Sí claro que lo estás logrando, separándome de la única persona, que se ha preocupado por mí en todo este tiempo. Te quiero mucho papá, pero no permitiré, que ni tú ni nadie, me separen del hombre, al que realmente amo.

Al único, que en todo momento ha estado a mi lado, solo que esto que pasó en Valle, lo rebasó y nos tuvimos que separar, pero eso ya quedó en el pasado. La única vez que hemos discutido y precisamente siendo mi culpa, él es el que ha tenido que venir a pedir perdón, cuando yo era la que lo tenía que haber hecho.

–Nadie te está separando hija, sólo estamos ayudándoles Carmen y yo a que puedan ir un poco más lento y con eso que su relación mejore.

–Por favor ya no digas nada, ya que me obligaste a venir contigo al menos ¿Podemos invitar a Anastasia a comer? Para ver a Hada y a Paola.

–Sí, ellas vendrán a comer a la casa. Así que no te preocupes Alondra, todo va a estar bien. Ya lo verás.

No dije ya más nada, estaba afectada y triste, demasiado resentida con mi papá. No tenía caso seguir discutiendo con mi padre, él era muy difícil para que pudiera negociar algo con él. Todo el resto del camino a casa, reinó el más absoluto silencio.

Al llegar, subí a instalarme sin ganas a mi recámara. Dejé la mochila con desgano y me tumbé en la cama a llorar. Después de un rato recordé lo que me dijo mi güero hermoso de las asesorías y no dudé en sacar mi computadora para buscar las inscripciones en línea a las asesorías, había sido un plan genial de parte de David. 

Revisé lista por lista, columna por columna, hasta que encontré al tutor de matemáticas David De María Ramírez, el hombre al que amo y me registré de inmediato en las asesorías, me había tocado un buen horario de 1.30 pm a 3 pm de la tarde, sin dudarlo iba a estar ahí con mi güero. Eso me hizo sonreír, al menos un poco. 

–Hola Alondra, ¿Puedo pasar? – Era mi hermana Anastasia. 

–Claro que sí, hermana, pasa. – Le dije.

–Me da mucho gusto verte, después de tanto tiempo. – Me dijo y nos dimos un beso en la mejilla.

En verdad llevábamos tiempo sin vernos, desde que me había ido con David, porque no había vuelto a pisar la casa de Petra y porque tampoco los iba a visitar al despacho.

–A mí también, me da gusto verte – Dije desganada – Gracias por venir a la casa, al menos a comer. Tengo ganas de ver a Hada y a Paola.

Mis sobrinas eran a las que tampoco había visto y nos llevábamos muy bien, eso era lo que más me dolía del distanciamiento, que habíamos tenido. 

–Lo siento hermana, ellas no vinieron tienen varicela y las dejé con su papá, pero yo no podía, ni quería perder la oportunidad de verte, espero estés aquí todo el tiempo que no esté mi mamá. Para vernos, platicar y que nos eches una mano a Axel y a mí en el despacho.

Eso quedaría descartado, con todo y eso de las asesorías y el trabajo del taller, mucho menos me quedaría tiempo, y si me quedaba, era para hacer mis tareas y las de mis clientes del Tec, mi papá se tendría que conformar, con lo del taller de su hermano.

–No lo sé, tengo que ir a unas asesorías y no sé si ya lo sepas, pero mi padre, me mandará a ayudar a mi tío Juan al taller, como si el no tuviera empleados, que lo pudieran hacer – Dije visiblemente molesta – Él solo quiere separarme de mi David y no lo pienso permitir, así me tenga que escapar huyendo con él. Pues no quiero estar separada de David, lo amo.

–Qué bueno que nunca me pasó algo así con nadie – Dijo Anastasia – Porque te ves mal y estás demasiado estresada. Mejor vamos a bajar a comer, Alondra. Traje de los pollos que te gustan.

–Está bien, vamos. – Me animó su comentario.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora