Capítulo 195.-

16 0 0
                                    

Narra Alondra Ferreyra

Habían pasado días después de la friega que David, le había dado a la loca de Petra. Carmen y yo, seguíamos muy nerviosas todavía, pensando en la magnitud y en la severidad de los problemas, que faltaban todavía por caernos encima. Sí de algo yo podía estar segura plenamente, era que Petra, no se iba a quedar en paz y mi intuición me decía que, muy pronto estaríamos, por tener problemas de nuevo.

–Carmen, ahorita que venía llegando del Tec, han llegado a dejar una notificación y tengo mucho miedo – Le dije asustada – Presiento que es de Petra, para David.

–No te asustes Alondra – Me pidió Carmen – Tienes que calmarte, estar tranquila y relajada. Ahorita la destaparé.

–No, es que te espera afuera un mensajero, para que salgas y firmes. Reconozco estos papeles apenas los veo, son por parte de los juzgados, es un citatorio.

–Calma Alondra, por favor. Iré a firmarle a la persona, que ha venido a traer esto.

–Sí Carmen.

Carmen salió a ver al mensajero, que había llegado a llevar la notificación y yo, quería llorar, quería salir corriendo y no sabía que hacer. Tenía que avisarle a mi David, pero no podía, tenía demasiado miedo dentro de mí. No podía ni sacar mi celular para llamarlo, estaba temblando de pies a cabeza, sin poder hacer nada más. 

Toda mi vida, me había criado, viendo este tipo de cosas en el trabajo de mi papá y ahora, era lógico después de lo que David, había hecho a la imbécil de Petra, que, ella iba a denunciarlo. Carmen entró con una cara fatal de la puerta y sin decir nada, nos abrazamos, esto era lo peor, que nos hacía falta.

–Alondra hija, tenías razón – Carmen me notificaba – Es un requerimiento, para que David se presente a una cita en los juzgados. Petra lo ha demandado y ahora, tendremos que movernos, para conseguir un abogado.

–No Carmen, vamos a ver a mi papá. El nos tiene que ayudar o si no, le podemos decir a Axel o a ver a quién, pero el caso que no podemos quedarnos así, como si nada hubiera pasado.

–Alondra, debemos de calmarnos hija, lo primero que tenemos que hacer nosotras, es esperar a que David llegue y después de eso, le tenemos que decir lo que ha pasado y veremos, lo que vamos a hacer. No podemos quedarnos así, hija, tenemos que buscar soluciones.

Por eso debíamos buscar un apronta solución, decirle a Axel, que representara a David, aunque debíamos hablar primero con mi papá, pues él estaba en la obligación de ayudarnos, porque sabía de lo que era capaz, Petra y de seguro ese cuento, no se lo iba tragar, así como ella lo estaría contando.

–Sí Carmen, pero sé lo que pasará, lo van a querer meter a la cárcel y Petra debió hacer un chisme demasiado grande, con todo esto, no puedo ni pensar todo lo que dijo, debió no solo decir lo que pasó en la denuncia, si no hasta ponerle algo más, no puede ser posible que esté pasando esto.

–Hija, vamos a calmarnos – Carmen, me abrazó de nuevo – En esta ocasión, me temo decirte que David, tendrá que enfrentar con creces, las consecuencias de sus errores porque, el no debió por ningún motivo, golpear así a Petra, eso nos afectará más.

Lloré desconsolada, mientras Carmen abría la notificación. Ya no tenía hambre, ni ganas de nada, sólo quería estar con David, perderme en sus brazos, dormir y que nada perturbara la calma, que sentía cuando estaba con él. Mi príncipe llegó al poco tiempo y su cara no había sido la mejor, que le hubiera visto, apenas puso un pie en la casa de Carmen y yo, corrí a abrazarlo. El por supuesto que, me recibió encantado.

–David, mi amor, ha pasado algo terrible – Dije sin dejar de llorar – Es que Petra, te ha denunciado, ha llegado una notificación del juzgado.

David, tampoco se habia librado de las uñas de Petra y eso nos podía ayudar, pues ella también lo golpeo y rasguñó, él podía poner una denuncia, que actuó en defensa propia.

–Mi princesa, no te preocupes preciosa – Me decía David – Ella me ha denunciado, pero yo puedo, hacer lo mismo con ella. Ella ha mandado hacer y difundir un escándalo en el Tec, diciendo que yo la he violado y no sé cuantas calumnias más, me tiene hasta el coño, esa estúpida.

–Esa mujer está mal de la cabeza, hijo – Carmen, nos abrazó a los dos – No dejaremos, que se salga con la suya. Alondra y yo, pensamos, en ir a hablar con Manuel a su despacho y él o calma a Petra y hace que retire su demanda o se atiene a las consecuencias, de lo que anda diciendo en tu contra.

–Gracias madre, vayamos cuanto antes, mejor – Dijo mi chico – Es viernes y no vaya a ser que más tarde, ya no encontremos a Don Manuel.

–Sí Carmen, vamos de una vez – Le pedí – Porque mi papá si suele salir, en busca de alcohol los viernes y es capaz que más tarde, ya no estará.

–Bien, vayan subiendo al auto, subiré por mi bolsa – Dijo Carmen – Ahorita los alcanzo.

–Sí, madre.

–Si, Carmen.

David y yo subimos al auto, yo me perdí en sus brazos y nos besábamos con mucha ternura, pero también con mucho miedo, a que nos pudieran separar, por las tonterías de la loca y estúpida de, Petra. Carmen subió al auto ya que traía su bolsa y nos fuimos de camino al despacho de mi papá y fue apenas a tiempo, cuando íbamos llegando él ya estaba por salir con Axel, por su respectivo trago de su viernes social.

–Hola papá, Hola Axel – Me adelanté antes que Carmen y mi chico bajaran del auto – Por favor, papá no puedes irte. Tienes que ayudarnos.

Le dije no muy bien, me bajé del auto, no se podía ir, teníamos que hablar primero con respecto a lo que habíamos venido, algo que no debíamos dejar pasar, antes de que se agrandara demasiado, por lo que ya le había a aumentado a su antojo, Petra. 

–Hola, Alondra – Axel me abrazó – Te ves muy pálida ¿Te sientes mal?

–Hola, hija, sí te ves fatal. Pero pasa por favor – Dijo mi papá – Dime, ¿Qué ha pasado? Axel, dame un momento. Voy a hablar con mi hija.

Mi papá no era un tonto, él más que nadie sabía, por qué era mi apuro para hablar con él, el tema estaba en boca de todos, y Petra, le tuvo que haber contado lo sucedido.

–Sí Manuel, te espero en mi despacho – Respondió Axel.

Entré con mi papá a su despacho y en ese momento David y Carmen nos alcanzaron y ya que ellos y mi papá se saludaron, fue Carmen quién comenzó a hablar con mi papá, mientras que David y yo, permanecimos tomados, de la mano en un sillón.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora