Capítulo 104.-

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Narra Alondra Ferreyra

–Ese plan me agrada, pero creo que, debes cancelar lo de tú amiga. Ella debe estar pensando, que la veremos hoy a ella y a su novio y bueno, tú ya has quedado de no verlo, para no tener problemas con Carmen – Le recordé a mi chico – Así que, para que no les arruines su fin de semana, te sugiero que les llames, para que ellos hagan sus planes.

–Sí mi princesa – Dijo David sentándose en la cama, para tomarse el café – ¿Me pasas mi móvil, por favor?

Tomé su teléfono celular que tiene por costumbre poner en la mesa, lejos de la cama, para no estar pegado en la noche a el, antes de acostarnos.

–Claro, aquí lo tienes amor – Se lo di – A todo esto ¿Dónde es el recorrido nocturno?, digo es que no sé y me preocupa, que nos vaya a salir un oso o algo.

Mi chico parecía que había escuchado un muy buen chiste, enseguida comenzó a reírse como loco contagiándome su risa y comencé a reírme con él también.

–Alondra, tienes la mente más imaginativa del mundo. No puedo creer, que pienses que aquí, puede haber osos. 

–David, es que es una lógica. Aquí es un bosque y es el hábitat de esos animales. Si no me crees, búscalo en los libros – Dije un poco enojada – No tengo la culpa, que a algunas personas no les guste estudiar – lo dije, para picarle en el orgullo.

Pero creo que no resultó, seguía riendo de mis palabras.

–No es que no me guste. Aquí es un pueblo mágico Alondra, vienen muchos turistas al año y el ir a ese tipo de recorridos y el hacer actividades en el bosque y en el lago, es parte de los atractivos del lugar. Estaba pensando, que si quieres también podemos ir a un recorrido en el día, en el que haremos senderismo.

–Claro por mí no hay problema, sea de día o sea de noche, yo no tengo problema en caminar y me encanta. Así que lo que decidas tú, pero antes de que lo olvides, háblale a tú amiga.

–Sí mi princesa.

David llamó a Lisa, para avisarle que no la veríamos, ni a ella, ni a su novio y no sé porque, me sentí mejor y aliviada. Yo no era nada sociable y estaba muy tensa de pensar, que quizás hubiéramos tenido que ver a esas personas, afortunadamente, ya no sería necesario. Después de hablar con Lisa, David se levantó de la cama. 

–Me voy a bañar, preciosa.

–Claro que sí, amor.

Yo me puse a recoger la recámara y a tender la cama, después bajé la ropa sucia de ambos, para ponerla en la lavadora pero hasta eso se convirtió en una tarea imposible para mí, yo no sabía cómo se manejaba aquello, con miles de botones y de menús de lavado. Carmen estaba de pie junto a mí, mirándome sin decirme nada, hasta que su risa la delató.

–Alondra, sufres porque quieres hija – Me dijo Carmen – Deberías preguntarme, mira te mostraré. Aquí se pone el jabón y presionas este botón rojo y ahí metes el suavizante, dos tapitas y después, le pones en lavado rápido y cuando termine de lavar, venimos y le ponemos en exprimir y de ahí directo a la secadora.

–Carmen lo siento, es que yo nunca había hecho esto de lavar. Yo llevo siempre mi ropa a la lavandería, pero aquí en el pueblo no sé, si haya alguna lavandería.

La verdad estaba tentada a pensar, que no existían en el pueblo, por lo menos en las veces que hemos salido no he visto a ninguna.

–Claro que la hay, pero nos queda un poco retirado y se gasta más en gasolina hija. Además debes aprender a usar las cosas, si ya las tenemos en casa ¿Ya se levantó David?

–Sí Carmen, él ya se levantó y antes de que baje, te diré que ya canceló el plan de esta noche, con las personas esas, con Lisa y con el novio. No iremos a ningún lado hoy con ellos, pero David me propuso ir a un paseo nocturno en el bosque – Le dije a Carmen muy feliz – Deberías de venir con nosotros.

–Ese paseo es hermoso Alondra, te va a encantar, de eso no tengo duda. No voy a poder ir con ustedes, es muy pesada la caminata y además quedé de ir a jugar cartas con Fina a su casa y con otras amigas de aquí, que luego te presentaré. Pero vayan ustedes al paseo y diviértanse, eso sí háganlo sanamente.

–Claro que sí Carmen, muchas gracias.

En ese momento bajó David y se metió de lleno a la cocina para preparar algo de desayunar, Carmen y yo nos pusimos a poner la mesa, mientras tanto y después, alguien tocó la puerta de la cabaña, era ella la chica esa de la panadería Lisa. Carmen le abrió y después la invitó a pasar.

–Hola Alondra – Me saludó ella – Espero que estés bien.

–Hola Lisa, si estoy bien gracias ¿Y tú? 

–Bien gracias también, vine a ver a David.

–Está allá en la cocina, si quieres pasar.

–Sí me dijo Carmen, gracias Alondra.

Lisa entró a la cocina y como yo era demasiado celosa, fui tras ella, no fuera a ser que detrás de su cara de niña buena, se escondiera alguien, que quisiera a mi David, ella notó mi presencia y me incluyó en la plática.

–David, no puedo creer que me cancelaras. Ya tenía todo listo, para esta noche – Le reclamaba Lisa – Ya sé, de seguro tu chica no quiere ir.

–No Lisa, ella había accedido a ir ¿No es cierto, Alondra?

–Sí Lisa, de hecho si pensábamos ir, pero al final hemos decidido por ya sabes hacer cosas de parejas, creo que nos entiendes, tú debes hacer lo mismo con tu novio.

No la dejé decir nada más y me acerqué a David lentamente, para darle un apasionado beso delante de Lisa, un beso que encerraba, que indirectamente quería dejarle claro, que él era mi novio. Así que, estaba marcando mi territorio.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora