Narra David de María
Esa noche después de curar a mi princesa Alondra, pasamos una noche terrible en la que ella no encontraba adecuadamente, una postura para dormir. Le dolía mucho su espalda, yo trataba de hacer lo que más podía, para aminorar su dolor y me desesperaba, ya que nada daba resultado hasta que a mi madre, se le ocurrió la idea de inyectarle un analgésico a Alondra. Después de eso, cuando le comenzó a hacer efecto, ella pudo dormir y por consiguiente yo con ella también.
Me imaginaba que todo el proceso de curación, iba a ser largo, pues las heridas tendrían que estarse checando constantemente, para que no se le fueran a infectar. Al día siguiente, no sabía ni qué hora era cuando mi madre me despertó. Me froté los ojos para abrirlos bien y vi que ya todo estaba muy claro, debían ser más de las 11 am, Alondra seguía perdidamente dormida.
–David hijo, buenos días. Siento despertarte, pero ha venido Rosa la madre de Julio, me vino a comentar que es importante que vayamos a la delegación con Alondra, a levantar la denuncia contra su madre para que comience a tener efecto, la orden de restricción en contra de esa mujer – Me informó mi madre – Veo que ella sigue durmiendo. Pobre, ha sufrido bastante.
Yo no había querido ahondar en el tema, preguntándole a mi novia, pues eran asuntos privados, pero era tiempo de que todo, saliera a la luz. Los delitos de agresión intrafamiliar eran penados, esperaba que se pudiera hacer justicia, esto no se iba a quedar así.
–Así es madre, no la quisiera despertar, pero con lo que has dicho tenemos que ir a que presente la denuncia, inmediatamente.
Esto no debía pasar del día de hoy, todos los trámites que se debían hacer, aunque sabíamos que el día estaría perdido entre diligencia y diligencia, era mejor eso, que dejar pasar la oportunidad, entre menos tiempo pasara, mucho mejor, así que las cosas debían hacerse, a la brevedad posible. Las malas acciones de esa señora, debían estar constatadas ante las autoridades, podía ser muy miembro del patronato y lo que se le antojara, pero limpia no iba a salir de la delegación.
–Te dejo solo con ella hijo, para que la despiertes y la ayudes a ponerse su ropa y todo para irnos a la delegación, cuando estén listos, bajen para que desayunen.
–Gracias madre.
Llené de tiernos besos a mi princesa, primero en sus manos, luego en sus mejillas, en su frente, hasta que me detuve en sus labios, dónde poco a poco después de varios besos, en uno de los últimos ella despertó correspondiéndome el beso, lo que yo encantado acepté.
–David mi amor, ¿No fuiste al Tec? – Me preguntaba ella sin dar crédito a eso – Estás conmigo, que bueno mi príncipe.
–Alondra princesa mía, no fui al Tec y claro que estoy y estaré siempre aquí contigo, preciosa.
–Gracias mi amor, por estar en cada momento conmigo.
Sus lindos ojos se estaban llenando de lágrimas, las sequé, no me gustaba verla llorar, era una pena que me llenaba el corazón, no podría soportar otro maltrato.
–No tienes que agradecerme nada, ¿Cómo te sientes mi muñequita?, ¿Me permites que te revise?
–Sí David, revísame amor. Me duele mucho todavía y aún tengo mucho sueño, ¿Te acuestas conmigo para dormir un rato?
–Sí mi princesa. Me acuesto contigo para dormir todo lo que tú quieras, sólo que por ahora tenemos que salir. Verás, es que mi madre me ha dicho que, ha venido la licenciada la madre de Julio a pedir que, fuéramos cuanto antes, a que pongas la denuncia contra Petra. Para que ya no pueda acercarse a ti.
El miedo se reflejó en el instante mismo que las palabras salieron de mi boca, con solo escuchar su nombre, entraba en pánico, le tenía pavor a la señora.
–David, es que yo no quiero ver a Petra. Simplemente no quiero, verla, ni saber de ella, ni pensar en ella ni nada con ella. Quiero borrarla de mi vida para siempre, no quiero ir allá y revivir todo por favor no me hagas hacer eso – Comenzó a llorar otra vez, y yo de inmediato la abracé – Quiero pensar que, todo ha sido una pesadilla.
–Tranquila mi amor, yo en serio que, quisiera evitarte ese duro sufrimiento pero es así. Tenemos que ir, también mi madre va a declarar, que vino a la casa y todo cuanto ha pasado, yo no te pienso dejar sola ni por un momento y estaré contigo en todo.
El apoyo lo tenía de mi lado incondicionalmente, nada ni nadie podría hacerle daño de nuevo, también estaban mi madre y sus amigos, si era posible era capaz de contratar a alguien, para que la protegiera, en dado caso de que yo no estuviera cerca.
–Gracias amor, aun así no quisiera ir.
–Una cosa a la vez muñequita. Te voy a revisar y a curar, después te ayudó a vestir y bajamos a desayunar. Vamos a poner la denuncia y nos regresamos a descansar y a dormir todo lo que tú quieras.
Debía convencerla a como diera lugar, el miedo podía ser un mal consejero, por eso muchos criminales quedaban libres de cargos, porque no se les denunciaba.
–Está bien David, siempre me convences.
Sus palabras me quitaban un peso de encima. Besé a Alondra tan tiernamente como pude y ella se relajó en mis brazos. La recosté boca abajo con cuidado de no lastimarla y me puse a curarla lo mejor que pude.
–Chicos, les traje el desayuno, para que Alondra no haga mucho esfuerzo, hasta que llegue la hora de irnos.
–Gracias, madre.
–Muchas gracias, Carmen.
Mi madre tan linda como siempre, nos subió el desayuno a ambos y desayunamos ahí en la recámara para después ayudar a Alondra a vestirse, para irnos a la delegación. Por supuesto que, mi madre iría con nosotros, para acompañar a Alondra y también para rendir declaración, por todo lo que había hecho Petra, el día anterior.
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Mi Consentida
Roman d'amourAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...