Capítulo 115.-

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Narra Alondra Ferreyra

Pasamos dos días tranquilos, los del fin de semana, ahí con David en la cabaña haciendo nuestras tareas del Tec, platicando con Carmen, y un día fue Fina y comimos también con ella, jugamos cartas y vimos películas.

Afortunadamente estaba pasando el mal tiempo y quizás para el lunes, ya podríamos salir a hacer otras actividades, que no involucraran tanto estar encerrados y servía que yo, podría conocer Valle de Bravo.

Estábamos cenando ese domingo en la noche con Carmen, sólo nosotros tres cuando algo me cayó terriblemente mal y me hizo levantarme rápido de la mesa para correr al cuarto de baño, dónde devolví todo lo que había cenado. Me quedé un rato ahí devolviendo y David estaba de pie junto a mí, sosteniendo un vaso de agua, que me dio para que me enjuagara la boca.

-Mi princesa ¿Qué tienes? -Me preguntaba muy preocupado - Te ves muy pálida, déjame ayudarte ¿algo de cayó mal?

-David, he devuelto todo. No te acerques huele feo y me he ensuciado el cabello, por favor déjame sola, no quiero que me veas así.

-No pasa nada. Todo forma parte del amor, en las buenas y en las malas. Te ayudaré a limpiarte tu cabello, enjuágate primero preciosa.

-Gracias amor, muchas gracias por ser así como eres. Tan lindo y tan dulce.

Me enjuagué con el agua la boca y después David me tomó de la mano para ayudarme a ponerme de pie cuando un mareo terrible me alcanzó y me sentí muy mal. El me sostuvo en sus brazos y pronto, me tenía recostada en la sala.

-Alondra, mi amor. Estás helada y por poco te desmayas.

No podía contestar a lo que me decía, me encontraba de verdad mal, esto no me había pasado antes así de fuerte y sentía, que me desmayaba del dolor.

-David, ¿Qué pasa?, ¿Qué tiene Alondra? - Preguntaba Carmen muy asustada - Se ve transparente, como se levantó de repente, pensé que era algo le había caído mal.

-No lo sé madre, ha devuelto el estómago y está muy fría - Le respondió David - Por poco se desmaya en el baño.

-No me tardo hijo, voy por el termómetro para que le tomemos la temperatura. Cobíjala con una de las frazadas del closet de aquí abajo y quédate con ella.

-Sí, madre.

David permaneció a mi lado, se recostó en el sillón conmigo mientras, que yo sentía temblar en sus brazos, me estaba congelando y tenía mucho escalofrío. Carmen no tardó nada en llevar el termómetro y me lo colocó, para poder tomar mi temperatura. Era una sensación muy fea la que sentía, estaba temblando de frío y sentía, al mismo tiempo calor, pero de una manera extraña.

-Alondra hija ¿Qué más síntomas tienes? - Me preguntaba Carmen preocupada - Te ves, realmente mal.

-Carmen, siento nauseas, escalofrío y estoy muy mareada - Respondí temblando - Tengo miedo, me siento muy mal.

-Sí te sientes tan mal mejor voy a pedirle a un médico que venga a verte, no es normal, que de la nada te sientas así hija.

-Gracias Carmen, pero es por mi período. Hoy he comenzado, me duele mucho el estómago y siempre en esos días, me pongo demasiado mal, pero ahora me siento peor.

-Es por tanto estrés de los exámenes, que has tenido mi princesa - Dijo mi chico - Tranquila Alondra, vas a estar bien mi muñequita.

Valoraba mucho eso de mi David, él siempre me daba calma, era mi paz, mi amor, mi vida, mi todo. No podía creer cómo él, podía estar abrazándome aun estando en esas condiciones asquerosas, con el cabello lleno de vómito y a él, no parecía importarle eso para nada y seguía llenándome de besos y dándome su amor segundo a segundo.

Cuando hizo el sonido el termómetro, David con ternura me lo quitó y vio la lectura de la temperatura, entonces me quitó de encima la frazada y se puso de pie de golpe. Me asusté por su acción, algo estaba muy mal.

-Madre, Alondra está volando en fiebre. Tiene 39.7, tenemos que ayudarla a que se dé una ducha -Dijo mi chico alarmado.

-Calma hijo, súbela a mi recámara y yo me meteré a bañar con ella para ayudarla - Se ofreció Carmen - No vaya a ser, que se desmaye en la regadera.

-Gracias Carmen, pero me da mucha pena contigo. No quiero, que te metas a bañar de nuevo por mí culpa.

-Nada de eso hija, tenemos que hacer que baje la fiebre. Te subiré un analgésico y te vas a sentir mejor.

-Gracias, Carmen.

David me subió en brazos a la recámara de Carmen, me dejó sentada en la cama y luego él volvió a su recámara por mi ropa de dormir, me sentía con un frío muy fuerte, me temblaban los dientes. Carmen subió con un vaso con agua y me dio dos tabletas y después David me ayudó a entrar al baño, dónde Carmen me ayudó a asearme y como una buena madre lo haría con sus hijas, lo cual Petra, jamás hizo conmigo me lavó el cabello con mucho cuidado y con demasiada ternura y paciencia.

-Alondra, no te quedes callada hija ¿Cómo te sientes? Dime, puedes contarme lo que sea - Me animaba Carmen - Ya casi término, con tu cabello.

Sentía como agregaba agua a mi cabeza para enjuagarla, estaba siendo muy tierna conmigo y no me permitió que me quedara dormida.

-Gracias Carmen. Sí te soy sincera, te he de decir que me siento demasiado mal, la verdad muero de frío y siento el agua fría - Respondí - Me siento débil, cansada y con sueño y me duele mucho el estómago.

-Tranquila hija, es normal. Debiste decirme que estabas en tus días y yo te podía dar los analgésicos, antes de que estuvieras en esta crisis.

-No Carmen, ya te he dado muchas molestias, ahora hasta te has tenido que meter a lavarme mi cabello lleno de vómito, neta que pena contigo.

-Nada de pena Alondra, eres como mi hija y te quiero como tal. No lo olvides nunca, que siempre podrás contar conmigo.

-Gracias Carmen, ¿De qué son las pastillas que me has dado?

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora