Narra Alondra Ferreyra
David, se quedó desmayado en el pasto, antes que la ambulancia llegara, yo estaba desesperada y al borde de un ataque de nervios. Me sentía muy nerviosa, pues no sabía que le pasaba a mi chico. Carmen afortunadamente, llegó a los pocos minutos, pues su negocio estaba cerca, ella al ver a David tirado en el pasto en un charco de sangre, se llevó las manos a la boca y pidió una explicación.
–Alondra hija, ¿Pero qué es lo que ha pasado? – Carmen me preguntaba muy asustada – ¿Por qué David, está así?
Yo no sabía qué hacer, pues David ya llevaba así sin reaccionar, y sin que llegara aun la ambulancia, mi desesperación, crecía cada vez más.
–Ay, Carmen, es que estábamos aquí tranquilamente, cuando unos pendejos de unas bicicletas lo tiraron – Respondí llorando desconsolada – La señorita policía aquí presente, ya ha llamado a una ambulancia, pero no llega y David se desmayó.
–Señora ¿Es usted hermana del chico? – Le preguntó la policía a Carmen – Menos mal, que además de la señorita, llegara un familiar del chico.
–Soy su mamá, oficial – Respondió Carmen muy preocupada – ¿Hace cuanto que han llamado a la ambulancia, pues veo que no ha llegado?
–Hace unos pocos minutos señora, miré allá viene llegando. – Nos indicó.
La oficial señaló una dirección y la ambulancia venía llegando al lugar, menos mal. Carmen y yo, estábamos preocupadas, y yo, me sentía muy culpable. Debí hacerle caso a David e irnos mejor a la heladería, pero todo por mi necedad y por mi mala cabeza de idiota, ahora mi chico quién sabe, que fin podría tener.
–Buenas tardes, procederemos a subir al herido – Dijo uno de los paramédicos – Está inconsiente.
–Súbanlo con cuidado, por favor se los pido – Lloré desconsolada – Está desmayado, pero por favor, díganme que va a estar bien.
–Eso no se lo podemos decir señorita, hasta que no lleguemos con él al hospital para valorarlo – Me respondió – Por favor, denos espacio, lo tenemos que inmovilizar, para subirlo adecuadamente a la camilla. Tenemos que proceder con cuidado, en caso que el chico, tenga una lesión delicada.
–Claro, lo siento.
Carmen, la mujer policía y yo vimos como subían a la camilla a David y cuando ya lo subieron en la ambulancia. Uno de los paramédicos, se dirigió a Carmen y a mí.
– ¿Quién acompañara en el trayecto al paciente? – Nos preguntó – O si gustan, nos pueden alcanzar en el hospital. Sólo podemos llevar a bordo a una sola persona, por cuestiones de espacio.
Yo quería ir con él, pero ya que estaba Carmen aquí, sería la más indicada por ser su mamá, yo vería, como me movería hacía el lugar donde lo llevaban.
–Ella irá con ustedes – Se adelantó a decir Carmen – Yo me llevaré mi auto y los alcanzo en el hospital.
Estaba llorando a mares, nada me podía calmar y esta sugerencia de Carmen, me alegraba mucho, así podría estar todo el tiempo al lado de, mi David. No quería separarme de él, por nada del mundo, no sé qué haría, si le pasaba algo grave.
–Sí Carmen, ya más tarde venimos por el auto de David – Dije llorando – Nos vemos en el hospital.
Yo seguía muy alterada, me sentía perdida ante tantas cosas que nos pasaban, si Carmen no hubiera estado aquí, tampoco hubiera sabido que hacer. Porque todo esto me sobrepasaba, no sabía cómo actuar.
–Gracias, venga conmigo señorita – Me indicó el paramédico.
Lo acompañe y caminamos juntos hasta la ambulancia y después él me ayudó a subir, sentándome al lado de mi güero hermoso. Yo le di la mano y le di besos en ella, le habían colocado oxigeno y su cabeza seguía sangrando, no pude evitar seguir llorando y pedía a Dios, que no tuviera nada malo, tenía mucho miedo, que este golpe en la cabeza, resultara ser fatal.
–No se preocupe señorita – Me dijo una de las chicas a bordo – Los golpes en la cabeza, son muy escandalosos, sale demasiada sangre. Pero él estará bien.
–Muchas gracias, pero me preocupa demasiado, que él no abra los ojos y que esté inconsiente – Seguí llorando – Pero ustedes, saben mucho más que yo y puede ser solo eso un descalabro, ruego a Dios que así sea.
Les estaba rogando a todos los santos, que David, estuviera bien, que ese golpe en la cabeza no fuera de gravedad, porque había perdido mucha sangre y me espantaba, que no paraba de salir sangre de su herida.
– ¿Es usted su novia? – Preguntó el paramédico – Sí, es así y usted estuvo cuando pasó el accidente, tengo que pedirle que se calme y que me explique ¿Cómo es que su chico terminó con el golpe? Así nos ayudará bastante, para tener una idea de lo que pudo haberle pasado, ¿me puede decir el nombre del accidentado, por favor?
–David De María Ramírez.
–Muchas gracias, ahora sí, me puede decir cómo sucedió todo.
Hice acopio de mis propias fuerzas y traté de calmarme. Dejé de llorar y aunque estaba muy agitada, noté que el paramédico, tenía su libreta dispuesta para anotar lo que yo le fuera a decir, supongo que para hacer algún tipo de reporte médico.
–Estábamos en el parque y unos chicos de una bicicleta lo atropellaron, mi novio cayó al pasto, pero se golpeo con un bordo de cemento la cabeza, él estaba despierto primero, pero ya que pasó un poco de tiempo del golpe, él se desmayó – Volví a llorar – No sé ¿Qué más necesita que le diga? Es horrible revivir lo que pasó.
Pues era muy difícil recordar, todo lo que había pasado, porque cuando yo me volteé ahí vi el pobre de mí David, tirado en el suelo lleno de sangre en la cabeza y todavía, los que lo habían atropellado, se fueron sin pagar por lo que le hicieron a mi novio.
–Es todo señorita, no tiene que decir más – Me indicaron – Con esto tenemos para saber, que lo aventaron a una cierta velocidad y lo más seguro es que sólo sea una contusión leve, pero como les hemos dicho a usted y a la señora, a su madre no les podemos dar un diagnóstico, hasta que él no sea valorado.
–Te amo Alondra – Me dijo mi chico abriendo sus ojos – Princesa mía, ¿Dónde estoy?
Por fin David abría los ojos, lo notaba bastante desorientado, no sabía dónde estaba, por el desmayo, no se había enterado de lo que había pasado a su alrededor, ni siquiera se acordaba, qué fue lo que le pasó.
–Tranquilo mi amor, te desmayaste – Le dije llorando y besando su mano – Vamos a que te atiendan, tranquilo David.
–Me duele mucho mi cabeza, tengo mucho sueño mi amor. Me siento muy mal, Alondra – Mi chico estaba muy mal – Te amo, mucho.
–Y yo, te amo mucho a ti.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...