Capítulo 18.-

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Narra David De María

Caminamos por todo el pasillo del Tec rumbo al estacionamiento, dónde Alondra llamó a su padre y quedó de que lo encontraríamos en el Vips, dónde fuimos ella y yo a tomar café la noche del choque. Nos fuimos camino para allá y dado que era ya la hora de la comida, se me ocurrió, que podíamos comer los tres juntos. Todo el camino noté a Alondra un poco inquieta y pensativa, estuvo callada todo el camino, cuando llegamos al Vips, antes de bajar del auto no dudé en preguntarle el motivo. 

–Mi amor, ¿Estás bien? Estás muy seria.

–David, es que creo que esto es por demás innecesario. Mi papá es de esas personas que nada le oculta a mi mamá y ya viste cómo es ella, una mujer muy difícil. No quiero que nada haga, que te deje de ver.

–No va a pasar nada, yo estoy aquí a tu lado, jamás permitiría que llegara a hacerte algo en mi presencia, lo sabes.

Ya sabía de lo que era capaz su madre, yo la defendería contra viento y marea, si se llegara a presentar, seria respetuoso con ella, pero no dejaría que la atacara por nada del mundo, mi chica necesitaba sentirse protegida, ya nadie la haría menos y contaba con todo nuestro apoyo, mi madre y yo saldríamos en su defensa ante cualquier adversidad, me podía tomar como su caballero de la brillante armadura, quería defender a mi princesa del dragón. 

–Mi princesa, eso no pasará por favor dame un poco de crédito, quieres ¿Confías en mí? – La miré directo a sus bellos ojos – Sí dices que sí, todo estará bien te lo prometo.

–Claro que sí mi amor. Confió en ti plena y absolutamente.

Sus ojos no mentían, ella era un libro abierto, si confiaba plenamente en mí, nunca la defraudaría, ella despertaba esa necesidad en mi de querer cuidarla, de protegerla de todos, de querer crear una burbuja de cristal donde no fuera tocada por nadie, donde solo yo tendría acceso.

–Entonces tranquila, ¿Vale? Vamos a bajar, que tú padre ya debe estar esperándonos.

–Sí David, vamos.

Bajé del auto y después le di la vuelta para abrirle a Alondra la puerta de su lado para que bajara del auto. La abracé un momento y le di algunos besos para terminar de calmarla, después la tomé de la mano y con toda la seguridad de lo que sentía por ella entramos al Vips, dónde en efecto desde que cruzamos la puerta vimos al padre de Alondra sentado en uno de los gabinetes. Él al vernos entrar se puso de pie y le hizo a Alondra una señal con la mano para que fuéramos a dónde estaba y así lo hicimos. Lo saludamos y después de eso nos sentamos. Alondra estaba nerviosa y noté que quería decir algo pero no se animaba, finalmente a pesar de estar temblando de miedo, al fin pudo decir palabra.

–Papi, perdona que te avisara así de golpe de vernos aquí y no en la casa, pero lo hice porque no quiero problemas con mi madre y he venido con David, ya que él quiere hablar algo contigo – Soltó Alondra todo lo que tenía guardado y después me miró para que yo hablara.

–No pasa nada hijita, por mí no hay problema en vernos aquí o donde sea y de tú madre te entiendo perfecto. Estos días ha estado por demás insoportable – Respondió el padre de Alondra – Pero adelante joven David, lo escucho – Eso último fue dirigido a mí.

–Don Manuel, yo quise que nos viéramos porque le quiero pedir su consentimiento para tener una relación sentimental y formal con Alondra.  Estos días que hemos pasado y convivido juntos, han sido los mejores de mi vida y quiero que sepa que ella estuvo bien en mi casa y con el consentimiento de mi madre. Espero que me dé la oportunidad de seguir viendo y tratando a Alondra como mi novia – Sentencié pidiendo la oportunidad con toda seguridad – Le prometo tratarla, respetarla y ser todo lo que alguien tan linda cómo ella se merece.

–Claro que sí joven David. Pude tratar un poco a Carmen su madre el día del accidente y me di cuenta que es una muy buena persona, por lo que usted tiene todo mi consentimiento para ser el novio formal de mi hija y déjeme decirle que además me da muchísimo gusto por ambos. Sé que nada pasa por casualidad y si el destino los hizo conocerse a ustedes dos a pesar de la forma en la que se han conocido es porque hay un plan para ambos – Expresó Don Manuel haciéndome sentir alivio – Sólo le pido que la haga feliz y que esté para ella. No la ha tenido fácil pero ahora creo que verá la vida de otro modo.

–Gracias Don Manuel, le prometo dar todo lo mejor de mí para hacerla feliz y aprovechando esto y abusando un poco de su buena voluntad, le quisiera pedir que interceda por mí con su esposa. No es mi intención para nada llevarme mal con la madre de Alondra – Manifesté con total sinceridad.

–Por ella no se preocupen, yo me encargo. Usted puede ir por ella a la casa con toda libertad e incluso quedarse ahí a verla, tiene toda mi aprobación – Declaró él con una sonrisa.

–Muchas gracias, Don Manuel.

–No es nada, gracias a usted porque tenía 18 años sin ver sonreír así a mi hija y por saber que usted causa esta sonrisa ya me cae excelentemente bien.

–Gracias papi, por apoyarnos y espero que mi mamá no vaya a hacer un escándalo – Le dijo Alondra a su padre un poco preocupada.

–Yo me encargaré, pierdan cuidado. Mejor vamos a comer algo que no sé ustedes, pero yo me muero de hambre – Dijo mi suegro, pues así lo vi desde ese momento.

Pedimos la carta y después ordenamos de comer. Platicamos amenamente con el padre de Alondra quién se notaba lo mucho que adoraba a su hija, lo que confirmaba lo que pensaba yo, que el problema era su madre, no veía el motivo del desagrado hacia una de sus hijas.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora