Capítulo 128.-

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Narra Alondra Ferreyra

Lisa se veía de verdad apenada por lo sucedido, aunque ella no hubiera tenido nada que ver, de eso estaba segura. 

–Hola Lisa, ¿Cómo estás? – La saludé – Claro que puedes hablar con David, yo voy allá arriba.

–Hola Lisa, no tienes por qué excluir a mi novia, de lo que quieras decirme – David estaba a la defensiva – Lo que quieras tratar conmigo, dímelo enfrente de ella.

Me moría de la vergüenza, Lisa podía creer, que yo le había exigido eso a David. Yo no tenía nada en contra, de que Lisa le quisiera hablar en privado.

–David, sé un poco más tolerante con Lisa – Intervine – Ella no tiene la culpa, de lo que te hizo Andrés ¿Quieres un café o algo Lisa?

–Sí Alondra, por favor.

–Ahorita te lo traigo, mientras pueden sentarse ambos a platicar – Les dije a los dos y me fui a la cocina.

Preparé un café para Lisa y un té para David, esperando que se calmara, ella no era culpable de todo lo que había acontecido, con Andrés y yo quería que ella estuviera tranquila y también David, no venía al caso que su amistad peligrara, por una tontería. Andrés de seguro estaba feliz en su casa, despreocupado, de lo que pudiera estar pensando David.

–Aquí tienes Lisa, tu café y ahí está el azúcar, por si quieres endulzarlo – Le dije a Lisa.

–Gracias Alondra, le decía a David que me siento demasiado culpable por lo de Andrés, yo no sabía que él había hecho eso y siento muy feo que no hemos podido compartir ¿Cuánto tiempo más van a estar aquí en Valle?

–No lo sabemos Lisa, es que dependerá de cuando tengamos que presentarnos en el Tec de manera física, para hacer exámenes y esas cosas – Le dije a Lisa –Yo espero que aún nos quede tiempo aquí.

–Yo también lo espero, por favor David vamos a pasarla bien además, Andrés y tú siempre han sido amigos. Vamos a salir hoy en las lanchas – Le propuso Lisa a David – Alondra, te apuesto que no se ha subido y no se puede venir a Valle, sin vivir eso.

–Sí amor, te traje un té para que te relajes David. Te amo mucho – Lo calmé – Quiero ir a lo de las lanchas y ya no sigas así con Lisa.

Esperaba que para ese entonces, no hubiera moros en la costa y pudiéramos salir, sin estar escondiéndonos de la loca de Petra.

–Está bien Lisa, tú no tienes la culpa y de las lanchas, por hoy no podemos salir ni Alondra ni yo, porque tenemos unos inconvenientes, pero nos ponemos de acuerdo ¿Te parece bien?

Bueno estaba pensando lo mismo que yo, con lo que nos podíamos encontrar si salíamos sin protección. Esto ya parecía una película de suspenso.

–Sí, me parece más que excelente. Yo encantada – Nos dijo Lisa muy emocionada – ¿Qué más hacen además de lo del Tec?, ¿No se aburren aquí encerrados? 

–No Lisa, estamos viendo una serie y una novela – Le dije emocionada – No sé si tú has visto, Amigos y Amantes o Floricienta.

–He visto ambas y me encantan. Pero no aguantaría mucho encerrada, por eso espero que solucionen pronto sus inconvenientes y que podamos salir.

–Lisa, si tienes tiempo para quedarte un rato hoy podríamos hacer unas galletas – Le dijo David a Lisa emocionado – Estaría bien y sirve que se anima Alondra.

–Sí, estaría bien que te quedes Lisa yo no sé cocinar y me encantaría aprender, si ustedes me enseñan.

–Sí me puedo quedar un rato – Dijo Lisa –No sabía que no supieras cocinar Alondra.

–No, pues no sé y no creas, me da mucha pena reconocer que soy de las que se les quema el agua. – Dije y todos nos reímos. 

–Vamos a ponernos todos los delantales y a lavarnos las manos y Lisa, tú y yo iremos preparando la masa, Alondra tú nos ayudarás a lavar unos moldes que vamos a necesitar – Dijo David.

–Está bien, mi amor.

David se puso a sacar muchas cosas para cocinar, eran tantas que yo no sabía ni que iba a hacer con todo eso. Me puse muy pensativa y a la vez preocupada, ¿Tantas cosas para preparar galletas? Creo que sería mejor comprarlas, ellos empezaron a sacar los ingredientes y yo lavé los moldes y los sequé para después pasárselos y ver como los iban ocupando. 

Estábamos divertidos en la cocina, tanto que toda la tensión que había cuando Lisa había llegado, se había terminado y justo cuando se pusieron a formar la masa de las galletas, llegó Carmen. Fue un alivio para mí verla entrar a la casa sana y salva. Me regresaba el alma al cuerpo, le agradecía al de arriba por eso.

–Hola chicos, buenas tardes – Nos dijo Carmen.

–Hola Carmen, aquí ando de visita – Respondió Lisa –Espero que no te moleste, vine sin el borracho.

Carmen moría de risa de que el nombre, que ella le puso a Andrés ya fuera del dominio público y nos miraba divertida. Hasta Andrés se refería a si mismo, de esa manera. 

–Madre estamos haciendo galletas – Le dijo David – Alondra quiere saber cómo se hacen.

Bueno eso estaba por verse, ya después de ver tantos utensilios se me haría difícil saber cuál era para cuál, tendría que ir anotando para luego saber qué hacer.

–Me parece muy bien, aunque yo les iba a decir, que ya pueden salir sin problemas. Petra ya está en Morelia y pronto saldrá de México – Anunció Carmen.

Esa noticia me tomaba por sorpresa, Petra era capaz de inventarse cualquier artimaña para volver a venir de nuevo, ya que estuviéramos confiados de que no estaba. Pero de todos modos, me ganaba la curiosidad.

–Qué bueno ¿A dónde es que se irá? – Pregunté intrigada.

–Se va a Estados Unidos Alondra, llamé a tu papá hace un rato. Así que pasaremos aquí unos quince días más para que los aprovechen bien y podremos regresar a Morelia.

No era que no le creyera a Carmen, tenía la necesidad de llamar a mi papá para corroborar eso, ella sabía cómo enredar a las personas, Petra era colmilluda y por un lado podía entrar y por otro salir, así que era lago que debía constatar por mí misma.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora