Narra Alondra Ferreyra
Estábamos haciendo la negociación con el oficial inútilmente para que nos dejara ir, después de cómo nos había encontrado. No teníamos excusa realmente pero al menos por mi parte había valido la pena, nunca habíamos hecho el amor así y se había sentido maravillosamente bien, no sé si por la adrenalina del peligro o por tanto tiempo que llevábamos sin hacer el amor. Lo disfruté al máximo y creo que a David le pasó lo mismo, afortunadamente ya habíamos terminado.
Este había sido uno de los momentos más excitantes de mi vida, creo que no estaba preparada para que esto sucediera. Nos dejamos llevar por la pasión, pero estos hechos siempre acaban mal, ya sea porque otras personas se daban cuenta y denunciaban o los propios agentes llegaban en el momento justo, cuando menos se les necesitaba. Pero estoy contenta, feliz de haber vivido esta experiencia.
David se fue caminando con el oficial, yo suponía que para llegar a un acuerdo porque el oficial quería que fuéramos con él a la delegación y retener el auto. Yo permanecía recargada en el auto mientras esperaba a David cuando Carmen me llamó al celular. En qué momento se le ocurría llamar, pero viendo la hora en el celular era razonable, ya nos habíamos tardado más de la cuenta.
–Hola Carmen – Respondí muy nerviosa – Ya tenemos los pasteles.
Le dije sin dejar que me contestara, esperaba que no se me notara el nerviosismo en la voz. No tenía idea de que decirle cuando comenzara a preguntar por nuestra tardanza. Parecía que el oficial no se dejaría convencer tan fácilmente. Solo rezaba que no nos quisiera llevar a la delegación como nos había amenazado, porque eso sí sería el acabose de la paciencia que nos había tenido Carmen.
–Hola Alondra, ¿Dónde se han metido? Fina ya está aquí y los estamos esperando para comer, ya llevamos tiempo esperando – Me preguntó Carmen y yo no sabía que decirle – Por favor, no se tarden.
Las palabras de Carmen, me pusieron alerta, para que ella insistiera tanto era por algo, de seguro su amiga llegó desde temprano y sin nosotros presentes se iba a alargar la hora de la comida, que por la hora que era, ya sería casi la cena.
–Sí Carmen lo que pasa es que había mucha gente en la panadería y nos tocó esperar los pasteles por un rato más, pero no tardamos en ir para allá.
No sabía que más inventar, lo bueno era que Carmen no sabía a donde habíamos ido por los postres y no se le ocurrió llamar al establecimiento, de lo contrario nos esperaría una buena reprimenda.
–De acuerdo Alondra, no se tarden por favor.
Cuando Carmen cortó la llamada, me quedé preocupada porque David seguía hablando con el oficial y no sería buena idea ir a interrumpir la plática, más cuando nosotros habíamos cometido la falta de estar haciendo el amor en el auto, eso se consideraba una falta a la moral en la vía pública, aunque no estuviéramos haciéndolo delante de la gente. Después de la llamada de Carmen, David aún tardó en volver conmigo después de arreglar las cosas para podernos ir. Ahora si me dolía el estómago de pensar en lo que nos esperaba.
–Mi amor – Corrí a sus brazos cuando lo vi caminar hacia mí – ¿Qué ha pasado? ¿Qué más te dijo el oficial?
–Nada mi princesa preciosa. Me costó mucho trabajo pero ya está arreglado todo, nada más que no lo volvamos a hacer ¿Nos vamos preciosa?
–Sí mi príncipe, vámonos. Tenemos un gran problema. Me ha llamado Carmen hace un rato, mientras hablabas con el oficial y por eso no te interrumpí, lo peor es que me dijo que ya ha llegado su invitada y me dijo que no nos tardáramos. Le tuve que decir que los pasteles se habían tardado en salir y aparte había mucha gente en la panadería.
–Entonces no perdamos más tiempo, conozco a mi madre, debe estar preocupada, como no le hablé al recibir los pasteles, puede pensar que tuvimos algún percance.
David se preocupó cuando le dije que Carmen nos había llamado, así que nos subimos rápido al auto y nos dirigimos a la casa de regreso. Cuando llegamos, bajamos los pasteles y entramos a la casa así como estábamos muy desaliñados, yo con la falda al revés, la blusa anudada y mi cabello todo por ningún lado, David estaba todo desfajado despeinado y con la camisa abierta pero eso era lo que había.
Apenas pusimos un pie dentro de la casa y Carmen nos miraba fijamente estudiándonos a ambos y moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
–David, Alondra. Suban en este momento a ponerse presentables – Nos dijo Carmen casi susurrando para no armar escandalo frente a su amiga – Por favor, no pueden estar en esas fachas.
–Sí Carmen, con permiso – Dije y corrí de prisa escaleras arriba sin esperar a David, pero alcancé a oír que le contestaba a su mamá.
–Si madre, no tardamos.
Entré a la recámara de David y busqué entre la ropa que traje, tomé unos pantalones vaqueros y una camisa de cuadros. El entró enseguida de mí y solamente se cambió la camisa, ya que la que llevaba puesta estaba arrugada y sin los botones que le tiré yo, mientras estábamos en aquella situación. David terminó de alistarse antes que yo y con mucha ternura y amor él me estuvo cepillando el cabello hasta que me dejó peinada impecable y preciosa para poder bajar con Carmen y con su amiga la señora Fina.
Cuando bajamos ambas estaban tomando vino en el patio de atrás, como si nada hubiera pasado y obviamente Carmen no le iba a decir a su amiga, de cómo habíamos llegado David y yo.
–Hola chicos, que bueno que ya están aquí – Nos saludó Fina – Ya nos estábamos muriendo de hambre.
–Hola señora Fina, ¿Cómo está? – La saludé yo – Que gusto de verla de nuevo.
–Hola Alondra, lo mismo digo. Te ves muy linda.
–Muchas gracias, usted también se ve muy linda.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...