Capítulo 20.-

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Narra Alondra Ferreyra

David bajó del auto primero y después me abrió la puerta para que yo saliera y pudiéramos así enfrentar a mi madre que estaba hecha una fiera, nunca la había visto tan enojada, sus ojos brillaban y se le querían salir de las cuencas.

-Buenas noches señora, ya nos conocemos pero ahora oficialmente soy el novio de su hija Alondra. Ya lo he hablado con su esposo - Manifestó David haciendo a mi madre del conocimiento de la situación - Espero que usted tampoco tenga inconveniente de que la venga a ver a su casa como es debido.

Me estaba esperando la reacción de mamá, ella era una persona directa y no se andaba con rodeos par decir las cosas, era algo que me disgustaba de ella, le valía con quien estuvieras para hacer sus escenas.

-Desgraciadamente conozco a la gente cómo usted, una basura de gente que le vale la moral y los buenos principios o ¿Qué es ese espectáculo que estaban montando ahorita que los he visto? A mí no me venga con estupideces y ¿Sabe qué? Le exijo que se largue en éste momento, no pienso solapar su relación con mi hija ni ahora, ni nunca - Gritó mi madre alzando los brazos cómo si estuviera loca.

La veía como la mujer más dramática del mundo, como si de un momento a otro la tuviéramos que meter al psiquiátrico y poner una camisa de fuerza.

-Mamá, mi papá ya nos ha dado su permiso y ante eso no puedes hacer nada. David es mi chico y te guste o no, yo quiero estar con él.

Mi madre se quedó mirándome con furia y con odio, lo que en ella era muy normal ya que no me quería sino todo lo contrario. Así que sin verlo ni David ni yo venir, me dio un fuerte golpe en la cara con su mano empuñada, lo que me sacó un torrente de sangre de la boca al instante, producto del puñetazo que acababa de darme ante la mirada furiosa de David quién no aguantó y la puso en su lugar en ese mismo instante.

-Señora usted será la madre de Alondra y todo lo que quiera, pero en lo que a mí respecta, es la última vez que la trata así en mi presencia. Esos no son modos de tratar a nadie - Reclamó David a mi madre y enseguida me abrazó.

-Mire escuincle baboso, usted no me va a venir a decir cómo trato o no a mí hija. Le he dicho que se largue de mi casa y se larga pero ya - Gritó ella histérica.

-No me voy a ir, hasta que Alondra esté bien y lo que usted diga no me interesa en lo más mínimo. Nunca he conocido una persona tan cruel y tan vil cómo usted señora, le hace fiel juicio a su nombre, por dentro en vez de corazón, debe tener una piedra dura y negra.

En ese momento una de mis hermanas quién venía con mi madre entró en la casa y poco después mi papá salió para calmar la situación y al verme sangrando y llorando desconsolada le pidió a David que nos fuéramos, pues en ese momento era lo mejor. Subimos al auto de David y él me tendió un pañuelo para detenerme la sangre, mientras nos alejábamos de mi casa. Me sentía muy mal pues no podía creer que mi madre hubiera llegado a tanto, al grado de agredirme físicamente estando otra persona presente.

Tan pronto llegamos a casa de David, él enseguida se ocupó de atenderme, de curarme y detenerme la hemorragia de la boca, después me consintió, me abrazó y me relajé totalmente en sus brazos tanto que cuando abrí los ojos ya no estábamos en la sala de su casa, estábamos en su recámara acostados en su cama. David, cuando me miró despertar, con ternura me acarició mi cara haciéndome sentir muy amada y valorada por él.

-Mi amor, ¿Cómo te sientes?, ¿Te duele mucho aún? Te has quedado dormidita y no quise despertarte.

-Sí mi amor, me duele mucho. No quiero darle molestias a Carmen, creo que deberías regresarme a mi casa porque no quiero que mi madre se ponga peor.

-Tranquila preciosa, mi mamá no está pero ya que llegué le explicaré la situación y de eso nada. No te llevaré a tu casa, veré la forma de que podamos estar juntos. No quiero que tú madre vuelva a hacer lo que hizo o no responderé.

-David pero no tengo ni mi mochila de la escuela, ni ropa. No traje nada está vez - Dije preocupada - ¿Y mi peluchito de Kitty?

-Se ha quedado en la sala mi amor. Pero tranquila, ya que bajemos a cenar nos lo traemos. Quiero que no te preocupes por nada. Verás, sólo tienes que resolver lo de tu mochila, ésta tarde cuando me fui del Vips pasé directo a comprarte ropa para traerla para acá. Desde que conocí a tu madre supe enseguida que iba a causarnos demasiados conflictos y quise adelantarme a todo para que no nos tomara por sorpresa.

-Le pediré a mi padre que me lleve mi mochila al Tec mañana mi amor, lo bueno es que terminé mi tarea.

-Tranquila princesa, no te preocupes por nada. Siempre estaré contigo, sé que pensarás que llevamos muy poco tiempo y que estoy loco por lo que voy a decirte, pero más loco estaré si no te digo lo que siento y esto que siento se llama amor. Te amo Alondra, tus ojos son lo más hermoso que he visto en toda mi vida, tu sonrisa es la luz que ilumina mis días y la música más bonita del mundo es la que se escucha cuando nos besamos.

-David, yo también te amo, pero tengo mucho miedo que te desesperes de andar conmigo por todos los problemas que represento yo y no solo yo, mi madre.

-Eso nunca, ahora que sé que también me amas, te puedo asegurar que estaremos juntos, hasta que el mar no tenga olas, mi cielo.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora