Narra David de María
Mi madre nada tenía que ver con lo que le había pasado con el medicamento, nadie lo podía saber. Cada ser humano tiene distintas formas de manifestar su reacciones ante ese tipo de sustancias, así cómo le pudo pasar esto también le pudo pasar que no le hiciera daño.
–Siento lo que te dije, Madre, de verdad lo siento, estaba muy alterado, pero si le pasa algo a mi princesa yo me muero con ella. Ella es todo para mí.
–No seas negativo hijo, si Alondra estuviera de gravedad los doctores ya nos lo hubieran informado y no ha sido así. El doctor ya te dijo que estará bien, así que tenemos que ser positivos.
–Tienes razón madre. Se me hace eterno el tiempo. Quiero que me dejen verla, quiero estar con ella.
–David, por favor debes tranquilizarte. Alteras todo con tu desesperación.
Me quedé callado en silencio, pidiéndole a Dios que sacara con bien a mi hermosa Alondra de esto. Estaba tan metido en mis pensamientos que ni cuenta me di que la enfermera le estaba tomando los datos de Alondra a mi madre, quién se los dio inmediatamente. Luego que se retiró la enfermera, pasó un rato y tanto el doctor como la doctora entraron al consultorio a hablar con nosotros.
–Ya ha pasado el peligro y su novia está estable, joven – El doctor me dijo de forma muy calmada – Sin embargo tenemos que hacerle unas pruebas que no sé si las quieran hacer ahora o volver después.
– ¿De qué pruebas se trata doctor? – Preguntó mi madre – Lo que se necesite yo autorizo a que se le haga cuando usted crea conveniente, ya sea hoy o traerla después.
–Se le necesitan hacer pruebas de las alergias por la fuerte reacción que tuvo a la sustancia y deben suspender los anticonceptivos, no los tolera su cuerpo. Deben buscar otras alternativas para que no le afecten a ella.
–Desde luego doctor. Yo pienso que es mejor que ya que estamos aquí le hagan las pruebas para estar más seguros y más tranquilos – Dijo mi madre.
–De acuerdo, le realizaremos las pruebas y después podrán verla – Respondió el doctor.
–Hoy mismo quisiera que la pudiéramos llevar a casa – Dije desesperado – A ella le dan mucho miedo las agujas y esas pruebas según sé, son así. Por favor déjenme estar con ella. Eso la tranquiliza.
Los doctores voltearon a verse entre ellos, como si uno le pidiera el consentimiento al otro de acceder a mi petición, lo que yo esperaba que así fuera. No quería que Alondra se sintiera sola de ninguna forma. Ella para eso me tenía a mí para estar a su lado, para cuidarla y para amarla siempre.
–Está bien joven, venga conmigo – Me dijo la doctora – Es por este pasillo.
–Claro y muchas gracias.
Crucé con la doctora el pasillo y después entramos a una habitación dónde mi hermosa princesa tenía conectado el suero y se veía adormilada, cuando abrió los ojos me veía con ojos asustados.
–Puede quedarse con ella joven, en lo que traigo lo necesario para hacer las pruebas.
–Gracias doctora, es usted muy amable.
–Por nada, ahora vuelvo.
La doctora salió de la habitación y yo me arrodillé en el suelo, sin importarme los gérmenes ni nada. Sólo quería tomar de la mano a mi princesa, que al sentir mi mano entre la suya comenzó a llorar. Me imaginaba lo asustada que estaba sin saber qué era lo que le pasaba.
–David, mi amor. Tengo muy mala suerte, ya te estás dando cuenta, que todo me sucede, eso no le pasa a una persona normal – Me decía Alondra, miró a su alrededor y abrió los ojos de golpe al reconocer done estábamos – ¿Por qué estamos en el hospital?
–Estamos aquí porque te pusiste mal mi amor, ¿No te acuerdas? Te hizo daño la pastilla anticonceptiva que tomaste cuando veníamos aún en la carretera. Te desmayaste y apenas si pudimos traerte a tiempo.
–Es cierto, ya lo recuerdo. Después de que la tomé me sentí mal y luego comencé a inflamarme de todos lados, no podía hablar y me asusté mucho.
–Ya no recuerdes eso amor, estoy aquí contigo – La llené de besos en su mano y después me puse de pie para abrazarla – Te amo Alondra, estaba loco y desesperado, casi me peleaba con mi madre.
–No David, Carmen no tiene la culpa de nada. Yo nunca en mi vida había tomado anticonceptivos, no había forma de saber que me hacían daño, hasta ahora que ha pasado esto. Ella no sabía que esto me pasaría.
–Tienes razón mi amor, ya me disculpare con ella.
–David ¿A qué hora me dejarán irme? Ya me siento mejor.
–Sí sigues mejorando mi princesa. Más tarde nos iremos pero te tienen que hacer antes unas pruebas para las alergias, ya que te has puesto demasiado malita. Pero yo estaré aquí contigo para cuidarte y acompañarte.
–David, ¿Dónde está Carmen? – Preguntó Alondra.
–Mi madre se ha quedado con el doctor en el consultorio y la doctora ha sido muy amable en dejarme estar aquí acompañándote.
–Qué lindo de parte de la doctora y más lindo de tu parte amor que pienses en estar conmigo, sabes que todo esto me da miedo.
–Pero lo vamos a enfrentar juntos mi muñequita, siempre juntos. No se te olvide nunca.
–Quiero que siempre sea así, no me dejes por nada del mundo.
–Nunca, jamás de los jamases te dejaré sola, eres mi vida y sin ti no podría vivir.
–Gracias, mi amor.
–Sabes que haría todo por ti.
–Y yo por ti.
Nos abrazamos y en eso, la doctora volvió al consultorio con todos los implementos que se iban a necesitar y a pesar de lo asustada que estaba Alondra ella cooperó de buena manera para que se le tomaran las muestras e hicieran las pruebas pertinentes y claro yo acompañándola en todo momento. Así tenía que ser el amor, juntos en las buenas, pero más en las malas. Como tenía que ser.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...