Narra David De María
Era el primer día, que Alondra y yo, despertábamos en nuestro nuevo departamento. Bueno, yo desperté y ella, seguía dormida, me tocaba ahora, la tarea más difícil, la de despertarla, porque eso siempre me costaba trabajo, que ella abriera los ojos, muy temprano por la mañana.
-Alondra, mi amor - La llené de besos - Despierta mi princesa, tenemos que ir al Tec.
La movía despacio, nada parecía funcionar. Lo bueno de todo, era que yo me había levantado mucho más temprano de lo normal, para dar tiempo a que ella despertara. La moví y la levanté en mis brazos hasta que, ella abrió sus hermosos ojos. Esa visión, era la que quería ver todos los días, por el resto de mi vida. Ella era mi princesa y amaba con todo el corazón, despertar con ella.
-Alondra, mi princesa ¿Has dormido bien? - Le pregunté, viéndola con mucha ternura - Estás preciosa.
-Sí mi amor, he dormido bien, pero quiero dormir más ¿Te acuestas conmigo un ratito? Solo cinco minutos.
-No mi amor, ya tendremos todas las tardes cuando volvamos del Tec, bueno cuando salgas tú del taller de lo de tú tío y yo, de las asesorías. Podremos llegar, acostarnos, ver series y amarnos.
-Sí David, tienes razón. Ahora toca ir al Tec.
Alondra se puso de pie con cuidado, ayudada por mí. La tomé en mis brazos y la besé con ternura y justo a tiempo pude frenar lo que amenazaba con pasar. Por poco y la hacía mía, pero eso nos hubiera retrasado y hecho que faltáramos al Tec. Ella se metió a bañar y yo, me quedé en la cocina, para preparar algo de desayunar. Era la ventaja de haber pensado en todo, claro que a comer, siempre iríamos con mi madre, para verla y de paso para relajarme un poco.
-Huele rico amor - Dijo mi princesa - ¿Qué vamos a desayunar?
Siempre trataba de que nuestros desayunos, fueran lo más rico posible, me gustaba estar muy atento, a lo que le gustaba a mi princesa, para así sorprenderla, con lo que más le gustaba.
-Pan tostado mi princesa, con fruta, con café y con un sándwich. Me alegra mucho que tengas hambre, porque necesitas reponer las energías de lo de anoche.
-David, sobre eso, es que tengo un poco de miedo - Me dijo ella asustada - No me ha venido mi periodo, tengo un retraso, a mí nunca me pasa eso, David, soy muy exacta y a mí, eso me tenía que bajar hoy.
Lo dicho por Alondra, me puso en alerta total. Eso no podía pasarnos, ella no podía por ningún motivo estar embarazada, porque ni ella, ni yo deseábamos ser padres y además, porque ahora con lo complicada que yo, tenía la vida en el Tec, por estos meses, no podíamos adelantar la ida a Madrid, para solucionar el problema. Teníamos primero que saber, si estaba en ese estado o no.
-No te preocupes amor, nos hemos estado cuidando y no creo honestamente que lo estés - Le dije con sinceridad - Así que, hagamos algo, vamos a desayunar y ¿Qué me dices si saliendo del Tec, compramos una prueba? Por la noche, te la puedes realizar aquí conmigo.
No podíamos alarmarnos antes de tiempo, por lo menos estar seguros, de que no estaba pasando lo que pensábamos.
-No David, esas pruebas, dicen que no sirven - Declaró ella - Cuando mi hermana Anastasia estaba esperando a mi sobrina Paola, la prueba seguía mostrando negativo y ella ya tenía dos meses de embarazo.
Imposible dejar que eso pasara, luego no se iba a poder hacer nada, porque podía pasar mucho tiempo y eso se nos podía complicar, más de lo debido, no pondría en riesgo la vida de mi chica.
-Entiendo mi amor - Traté de pensar con claridad - Ya sé, lo que vamos a hacer. Iremos entonces, a que te tomen una prueba de sangre, esas si son seguras. Lo malo, que tendrán que sacarte sangre mi amor, pero no te preocupes que yo, estaré contigo y no te dejaré sola, menos sabiendo que, odias las agujas.
Era una prioridad, y aunque sabía, que se iba a poner como todas las veces, era la mejor opción, ya que ella no confiaba en las pruebas de embarazos que vendían en las farmacias, mejor descartar de la forma más viable, ese posible embarazo.
-Gracias mi amor, acepto. Esa opción, me parece mejor.
Alondra y yo, desayunamos y sobra decir que a mí no me sabía para nada, nada de lo que habíamos ingerido. Esperaba y rogaba a todos los santos, porque eso no estuviera pasando, porque no sería un niño deseado por nosotros y además porque nosotros, éramos todavía unos niños y no era sano que dos niños, cuidaran a otro niño y lo que era peor que, a ella no le gustaban los niños y a mí, menos.
Salimos en el auto rumbo al Tec, ambos estábamos callados, metidos en nuestros propios pensamientos, hasta que mi Alondra rompió ese momento de incomodo silencio, ya era demasiada tensión. Alguno de los dos tenía que hablar.
-David, es que, sí estoy así ¿Qué vamos a hacer? - Me cuestionó - Yo, no lo voy a tener, eso si te lo digo. Los niños son una molestia y yo, no quiero ser madre, no me gusta tener ningún tipo de responsabilidad, bastante tengo con la presión de mantener mi beca y además no he salido ni de la prepa y quiero estudiar una carrera, no me quiero quedar de burra, encerrada en casa, con un problema que no quiero. Yo no me voy a comprometer a eso.
La comprendía, pues yo tampoco iba a estar sacrificando mis estudios, por atender a un niño, yo tampoco quiero esa responsabilidad. No me interesaba de ninguna maner,a dejar de estudiar por un hijo. Y qué bueno que ella pensara lo mismo.
-Yo tampoco quiero que lo tengas - Tomé su mano para besarla - Siento ser tan cruel, pero tampoco quiero ser padre. No me interesan los niños, no me gustan para nada, me irrita que lloren y me estresan también. Yo no puedo además con esa responsabilidad, con lo mucho que amo viajar y no, no quiero ser padre.
Esa había sido mi pensamiento, en cuanto empezaras a tener hijos, te impedían seguir viviendo tu vida, y tendrías que vivir por ellos, y yo no estaba preparado y pensaba, que nunca lo estaría. Nunca iba a estar listo para eso, me negaba rotundamente a dañar mi vida.
-Entonces, ya estando de acuerdo, en caso de estarlo tú ¿Me acompañarías y me ayudarías a que me haga un aborto? Te aclaro que, yo sola o contigo, lo haré de cualquier modo, no me importa nada. A mí no se me puede arruinar la vida, menos por algo que no deseo y no quiero convertirme en una Petra, para ese niño, que odiaré tanto o más, de lo que ella me odia a mí.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...