Capítulo 184.-

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Narra Alondra Ferreyra

–Madre, yo estoy seguro que Alondra no está embarazada – David, se defendió – Ha estado pasando por mucha tensión y por mucha presión y todo eso es lógico, que acaba con la paz mental de cualquier persona.

–Sí, la acaba en su totalidad, hijo. Pero no puedo creer, que estén con estas dudas – Carmen se exaltó – Ustedes, son muy jóvenes y no están preparados, para una responsabilidad de esa magnitud y yo, no quiero más problemas con esa mujer, con Petra.

David me abrazó, yo seguía llorando en sus brazos y él me trataba de calmar. Me sentía muy mal, sentía ahora un escalofrío, que me recorría mi cuerpo y empecé a temblar por eso mismo. David rápidamente fue por un cobertor y me cubrió con él. Me acostó en el sillón y me quedé así cobijada. Carmen, estaba muy enojada, tanto que cuando estuvo el café lo tomamos todos, más a fuerzas que de ganas y después, como era de esperarse, vino su reprimenda.

–Chicos, ustedes, me decepcionan terriblemente – Carmen, nos miraba muy molesta – Díganme ambos, ¿Qué hablamos cuando supimos que Alondra, no es candidata para los anticonceptivos? 

No habíamos tenido ni un descuido, pero yo me sentía mal por estar así, porque el período no me bajaba y me sentía morir, pues no quería que eso me pasara, y como lo dijo Carmen, no estábamos preparados, para nada para ser padres, no se nos iba a dar nunca, de eso estábamos los dos, más que seguros.

–Que yo me cuidaría, madre – Dijo David – Eso hemos hecho, te lo juro, que nos hemos estado cuidando, todo este tiempo.

Yo no podía tomar ningún medicamento anticonceptivo, pero me constaba, que no había descuidado eso, de parte de, David, lo había cumplido.

–No se nota que lo hayas hecho. Seguramente Alondra está embarazada, se ve muy mal. Así estaba yo, de desmejorada cuando te esperaba a ti David. ¿Cómo pudieron ser tan irresponsables? Como les he dicho, ninguno de los dos, está preparado, para ser padre y cuidar y hacerse cargo de un bebé. Ustedes, apenas empiezan, una vida en pareja ¿Qué vamos a hacer?

–No haremos nada, madre, hasta no ver los resultados de la prueba – Dijo David – No sabemos si Alondra, esté o no esté embarazada y lo más seguro es que no, en serio, hemos estado tomando precauciones.

Era verdad lo que decía, David, pero no sabía yo, porqué extraña razón no me bajaba, habíamos tomado, todas las precauciones posibles, pero tal vez estaba sucediendo, lo que decía David.

–Sí Carmen, ahora sí nos hemos estado cuidando y yo te digo desde ya, que no te preocupes – La miré decidida – Yo en caso de estar así, me desharé del problema. Así no esté de acuerdo nadie, eso los incluye a David y a ti, sintiéndolo mucho. En mis planes, nunca ha estado, ni estará el ser madre.

Era mi cuerpo y yo hacía con él, lo que mejor me convenía, nadie iba a pasar, por lo que yo estaba dispuesta a pasar, con tal de no tener un bebé. Sabía que era un riesgo, pero no me importaba pasarlo.

–Razón de más, para que se extremen todas precauciones – Carmen estaba fuera de ella – Sé que la ciencia ha avanzado y que pueden, como has dicho Alondra, deshacerse del problema. Pero ¿Qué necesidad hay de que hagan algo como eso que, no es la mejor opción? Alondra ¿Tienes alguna idea de lo que es un legrado?

No había investigado sobre eso, pero si eso iba a hacer, que me deshiciera del problema, lo investigaría, eso ya iba a ser lo de menos, estaba decidida a someterme a cualquier procedimiento. Llámese legrado o lo que fuera.

–La verdad no, Carmen – Respondí apenada – Pero sin importarme nada, lo que eso sea, o lo que tengan que hacerme yo, dejaré y haré lo que sea, para no tener un mocoso, que me arruine la vida y mi futuro prometedor. No quiero ser madre, no me gustan los niños, es más me molesta todo de ellos, sus voces, sus gritos y sus llantos, es el sonido que menos aguanto y entra en mi top 10 de cosas, que odio en el puesto número 1.

Yo creo que había aguantado a mis sobrinas, porque estaban sus madres al pendiente de ellas, de lo contrario, ya los hubiera mandado muy lejos. Me podían llamar, lo que quisieran, yo no iba a pasar por eso y punto.

–Madre, yo estoy de acuerdo con Alondra y es mejor, que lo sepas por mí – Declaró David – Yo tampoco quiero ser padre, si estoy esperando la edad adecuada, para someterme a la vasectomía. No me gustan los niños y de sobra lo sabes, por eso evito ver a mis primos y primas, no soporto a mis sobrinos.

Carmen no hizo ningún gesto, al enterarse de la decisión de David, yo creo que en el fondo lo sabía, precisamente por lo que había dicho él, con respecto a sus sobrinos. De seguro ella siempre lo supo, por eso no vi, ninguna extrañeza en su rostro.

–Qué bueno que estén de acuerdo en algo – Sentenció Carmen – Lo mejor de todo, es que cuando tú Alondra, estés metida en ese momento, para que te realicen el legrado, tú hijo, vas a tener que cargar con la responsabilidad, de lo que pase ahí dentro. Porque en todo procedimiento, puede pasar algo malo, ¿Hasta cuándo van a dejar de ver la vida color de rosa?

Mi vida había sido, todo lo contrario y ella lo sabía, habia estado en primera fila, cuando Petra me agredió, no tenía ningún derecho a decir, que veía la vida color de rosa, yo tenía la decisión tomada, con respecto a eso desde hacía mucho tiempo.

–No es justo que me digas eso Carmen, con todo respeto – Me puse peor – Porque mi vida, no ha sido rosa, ha sido todo menos eso y ustedes lo saben. Y es por lo mismo que si de por sí, soy una pobre infeliz desgraciada, no quiero tener un mocoso, que me joda la vida peor. Yo no dejaré mi vida de estudiante modelo, ni renunciaré a tener, una formación académica de primera, de excelencia, por un mocoso, que no quiero. 

–Entiendo y si ya están bien decididos. Los dejo solos, les deseo, que les salgan bien las cosas – Carmen estaba furiosa – Que, si tienen que hacer eso, de todo corazón, que salgas bien librada Alondra y espero, que aprendan a planificar y a evitar los problemas, antes que se anden exponiendo, para ver como los van a resolver. De todos modos, si requieren ayuda para algo, saben, que me pueden ir a buscar.

–Gracias madre y lamento, si te hemos decepcionado – David se puso triste – Pero, estás exagerando, todavía no hemos ido, ni a recoger la prueba.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora