Capítulo 162.-

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Narra David De María

Le estaba reclamando a su padre y estaba de acuerdo, no debía tomar decisiones por los dos, porque creo que pensó que la estaba ayudando, cuando nosotros nos conocemos y ciertamente, me había costado mucho tomar la decisión de ir en su búsqueda. Mi madre estaba de testigo. 

–Hija, sé que piensas, que ahora todo está en tu contra pero no es así, David y tú no están llevando esta relación, de una forma correcta – Le dijo Manuel – Carmelita y yo, lo estuvimos hablando.

–Qué bueno, que ustedes entonces ya están de acuerdo – Interrumpí – Díganos ¿Cómo debemos llevar la relación? Si Alondra y yo, no sabemos hacerlo.

–David, no seas grosero – Me dijo mi madre – Es lo que ayer, les estaba diciendo yo. Solo eso. Deben llevar su noviazgo, de una forma más normal y ahora que Petra no está, lo primero que hemos acordado Manuel y yo, es que Alondra se irá el tiempo, que su madre no esté a su casa como debe ser y estará con su padre.

–Está bien madre – Dije resignado – Supongo, que tendremos que vivir con eso. Pero cuando Petra regrese, Alondra regresará aquí. No se ofenda Don Manuel, pero su esposa no la quiere y no dejaré que le haga daño.

También me tenía, que poner yo firme en eso, no le permitiría más agresiones a la señora, porque esta vez estaba dispuesto a denunciarla, no me importaba si era la directora del patronato, ya nada me iba a detener, aunque la sacara al minuto, alguien tenía que velar por la seguridad de Alondra.

–Sí David, en eso estoy de acuerdo contigo – Dijo Don Manuel – Yo tampoco quiero que Petra, le siga haciendo daño a Alondra, pero por ahora. Me llevaré a mi hija, porque quedé con uno de mis hermanos, que Alondra cuando salga del Tec le irá a ayudar en el taller.

No sabía a lo que se refería, Don Manuel, pero Alondra no tenía, por qué ir a ensuciarse las manos a un taller, con nosotros ella, lo tenía todo. 

– ¿Qué? – Preguntó mi chica – Papá pero ¿Te has vuelto loco? Casi todo el día tengo que estar en el Tec y tengo tareas y ¿A qué horas quieres que vea a David?

Me imaginaba, que sacaría una traba, así con todo eso lo que teníamos ella y yo, que trabajar en el Tec, quedaba nada de tiempo para vernos.

–Lo siento hija, pero ya que quedé con tu tío y no irás de forma gratuita, él te pagará un sueldo y lo necesitas, si es que quieres ir a la Universidad – Le dijo su padre – Por favor, ayuda a David a recoger la mesa y nos vamos.

Ahora si me enojé de verdad y me iba a perdonar mi madre, estos ya se estaban pasando de injustos, así no íbamos a tener ni una hora para vernos ¿y eso era según lo que habían acordado para nuestro bien? Eso era todo lo contrario.

–No, yo tampoco estoy de acuerdo con eso, Don Manuel. Quiero pasar mi día con mi princesa – Dije enojado – Mañana empieza mi vida en caos, tengo que dar unas estúpidas asesorías, por una materia que reprobé y no quiero pasar, el último día libre que tengo sin ella.

–David y Alondra, nosotros ya hemos quedado en algo con Manuel y se respeta – Dijo mi madre – Suban a tu recámara para que Alondra recoja sus cosas y se despiden. Yo recogeré aquí la cocina con Manuel.

–Está bien madre – Le dije cabreado.

Alondra y yo, subimos a mi recámara. Ella estaba muy triste, lo podía leer y ver en sus hermosos ojos y apenas entramos, se soltó llorando y me abrazó, yo estaba también dolido con lo ellos habían decidido.

–David, no quiero irme. No quiero ir con mi tío Juan, quiero quedarme contigo – Nada la consolaba – Por favor, tenemos que hacer algo.

–No llores mi princesa, no podemos hacer nada. Te amo y tenemos por ahora, que mantener las aguas calmadas, con nuestros padres. Yo tampoco quiero separarme de nuevo de ti, yo te amo Alondra.

Mi mente ya estaba trabajando en cómo le íbamos a hacer, no me iba a quedar con los brazos cruzados. No podíamos dejar que nos separaran, sería capaz de escaparme con ella, no sabía cómo le haremos, pero íbamos a permanecer juntos por encima de todos.

–Yo también te amo David, pero ¿Cómo nos vamos a ver? Ya escuchaste a mi papá, quiere que le esté ayudando en el taller a mi tío Juan y tú tienes que dar las asesorías y si estaremos separados, cada uno en nuestras casas, no te veré en todo el día. Eso sin contar, que los horarios del Tec, no coinciden.

–Ya mi princesa – Sequé sus lágrimas con mis besos – Haremos algo, ¿Qué tal que te inscribes para tomar unas asesorías conmigo?

Se me vino a la mente, un plan para burlar todas las barreras, que estaban levantando a nuestro alrededor, las íbamos a derribar, cuantas veces nos las pusieran. 

–Eso no se me había ocurrido, como yo no las necesito será una hora y media, que le robaremos al tiempo para estar juntos – A ella se le iluminó el rostro – Me parece genial David, mañana mismo, me anoto.

–Sí mi princesa. Todo está en que busquemos el modo y si ambos queremos y necesitamos estar juntos, lo estaremos. Yo estaré feliz de tenerte a mi lado en las asesorías, mi amor, mi princesa, mi muñequita, mi consentida.

–Te amo mi güero, ¿Hablaremos por teléfono todas las noches?

Era lo debido, ya que estaríamos muy apretados con las clases, deberes y lo de su trabajo, en el taller de su tío. 

–Sí, lo haremos y pasaré a despedirme hoy. Espero que en eso, tu padre no ponga objeción alguna. – Le dije decidido.

–Yo también lo espero. No quiero que terminemos nunca David.

–Yo tampoco y esto que es una dura prueba, te aseguro que no podrá con nosotros. Te lo prometo mi Alondra preciosa.

–No, nada podrá con nosotros mi güero hermoso.

Nos abrazamos, lloramos juntos una vez más y después ayudé a Alondra a buscar el resto de sus cosas, para que pudiera irse con Don Manuel. Bajamos juntos tomados de la mano y nos despedimos de momento, ella se fue con su padre y yo me quedé en casa con mi madre. Me sentí vació cuando la ví irse, diciéndome adiós con la mano, mientras el auto de su padre avanzaba.

No dije nada, solo caminé hacia las escaleras y me fui a encerrar a la recámara. Nuestros días iban a ser desastrosos, pero buscaríamos la manera de estar juntos, algo aparte de las asesorías.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora