Narra Alondra Ferreyra
Pasamos casi todo el día que llegamos a Valle de Bravo en el hospital debido a la reacción alérgica que tuve tan fuerte. Era la primera vez que me pasaba y hasta que no me explicaron con lujo de detalle, no supe lo que en realidad había pasado. Hasta que por la noche por fin, nos dejaron ir lo cual yo agradecí, más aún porque estaba adolorida de tanto piquete que me habían dado para hacerme las pruebas de la alergia.
Cuando salimos del hospital, que sentí que el tiempo había sido eterno, disfruté hasta de respirar el aire fresco. Caminamos al auto, lo bueno era que no había quedado tan lejos, sentía las piernas pesadas como si hubiera corrido una media maratón o una maratón completa. No les dije nada por no preocuparlos más de lo que estaban. Conmigo sino era una era otra. Parecía que la mala suerte me perseguía.
-David, ve en la parte de atrás con Alondra, hijo, por favor, cuida que vaya bien cómoda.
Carmen era un amor, se preocupaba hasta de lo mínimo, su instinto era por demás protector, pero nunca llegaba al grado de hostigarte. De hecho, no te sentías presionado por ella, al contrario te daba consejos para que las cosas salieran bien.
-Claro que sí, madre.
Mi chico abrió la puerta del auto para mí, me ayudó a subir y luego subió y se sentó a mi lado, me acomodé en sus brazos y cerré los ojos. Era toda la protección que necesitaba y necesitaría siempre. Carmen encendió la marcha del auto y nos pusimos en movimiento hacia la casa de David y de Carmen a la que yo ansiosa, estaba de poder conocer. A pesar de lo que había sucedido, este viaje lo disfrutaría, era como si fueran mis primeras vacaciones, al lado de las personas que me querían.
-Alondra, nos diste un susto de muerte, mi princesa. No recuerdo en mi vida, haber sentido tanto miedo, pensé que te perdía mi amor ¿Ya te sientes mejor? ¿Necesitas algo? - Me preguntaba mi hermoso, David - ¿Te duele mucho el brazo por lo de las pruebas?
No sé cuántos piquetes había recibido el día de hoy, lo cierto era que no quería saber nada de hospitales por un buen tiempo.
-Sí amor ya me siento mejor gracias a ustedes que me trajeron a tiempo, creo que sólo he aparecido en sus vidas para darles molestias - Dije con desgano - Del brazo ya no siento dolor, sólo lo siento como entumecido.
-Alondra, tú no nos das molestias. Son cosas que tenían que pasar - Dijo Carmen - Ya no tomarás las pastillas anticonceptivas y no nos quedará más que David sea quién tome las precauciones pertinentes, con tu factor alérgico tan elevado si hubiera una próxima vez, no la vas a contar.
-No te preocupes madre. Así será, lección aprendida. Yo voy a tomar las precauciones para que nada le suceda a mi hermosa Alondra - Dijo David.
-Muy bien hijo, esa es la responsabilidad que debes de tomar por el bien de ambos y para evitar este tipo de situaciones desagradables. Pasando a otro tema ¿Quieren ir a cenar antes de pasar a la casa o allá cenamos algo? - Nos preguntó Carmen.
-Cómo ustedes quieran Carmen, yo me adapto a lo que decidan - Respondí.
No me iba a estar poniendo a exigir, ellos hacían casi todas las cosas por mí, no era para nada una sobreviviente, si me llegara perder en cualquier parte no sabría cómo salir adelante estando sola. Nunca me enseñaron a defenderme.
-Yo quiero irme a la casa a cenar, pero que yo sepa no tendremos nada para que prepares madre si no hemos estado aquí en varios meses.
-Vamos entonces a la casa. Le pedí a mi amiga Fina que llegó desde ayer, que nos comprara despensa y otras cosas, así que allá cenamos. A todos nos hace mucha falta, ponernos cómodos y descansar.
-Sí Carmen y con todo el día perdido con mis alergias no hice mi tarea del Tec y David tampoco la suya y tenemos que ponernos a ello - Dije preocupada.
A pesar de todo el ajetreo, de mi mente no salía la responsabilidad de las materias que debia recibir por línea el día de hoy.
-Cierto, madre, Alondra tiene razón. Se me había olvidado por completo el asunto del Tec, estaba más preocupado por ella que por otra cosa.
Después de quedar todos de acuerdo en eso de irnos a casa, Carmen tomó camino y en poco tiempo estábamos llegando a una casa tipo cabaña súper bonita, de esas que sólo había visto yo en la televisión. Carmen se estacionó y después nos pusimos todos a bajar las cosas que traíamos, nuestras mochilas tanto de ropa como de la escuela.
Entramos y Carmen de inmediato se fue a la cocina a preparar algo para cenar. David me tomó de la mano y me miraba con ternura al estar observando todo con detenimiento. Era una casa hermosa, aquí se respiraba olor a hogar.
-Alondra, ¿Te gusta la cabaña, mi princesa?
-Me encanta, es muy hermosa. No puedo creer que vayamos a pasar algún tiempo en este sitio tan increíble - Dije maravillada - Muchas gracias por traerme.
-David hijo - Interrumpió Carmen - Mientras organizo lo de la cena, lleva a Alondra a conocer la cabaña y pueden ir instalándose en la recámara que gusten.
-Si madre, pero ¿No necesitas ayuda con la cena? Si quieres te ayudamos y después le muestro a Alondra la cabaña.
-No David, estoy bien. Además pretendo que agilicen tiempo, ambos tienen tarea que hacer y es mejor que se instalen de una vez.
-Claro, Carmen. Así será -Respondí yo.
Subimos con David al segundo nivel de la cabaña. Era un sitio muy bonito y tenía increíbles vistas por todas las ventanas que se apreciaban a pesar de ser ya de noche, suponía que de día tenía que ser aún más impresionante todo aquello. Entramos a dos recámaras que estaban decoradas estilo campestre lo cual me gustaba mucho iba a ser difícil decidir en cual nos íbamos a quedar.
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Mi Consentida
Roman d'amourAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...