Capítulo 179.-

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Narra Alondra Ferreyra

Ese día en especial, yo sentía algo extraño dentro de mí, pero lo curioso era, que a pesar que me pasaban tantas cosas malas, la sensación que sentía, en ese momento era de algo bueno. Como si todo se estuviera alumbrando a mi alrededor, como un milagro.

Salí de la biblioteca, ya satisfecha, con haber terminado mi tarea y mi guía, para mi examen de mañana, del que de todos modos, le iba a dar un repaso esta noche, en casa de Carmen, no podía perder mi beca y tenía que pasarlo, con la máxima nota posible.

–Hola mi consentida – David me sorprendió abrazándome por la espalda – Te amo Alondra, vengo de casa de tu padre.

Se notaba, pues venía muy alegre, me imaginaba que ya habían hecho las paces, mi papá tenía un buen poder de convencimiento. 

–Hola mi amor – Me giré para abrazarlo – Que bueno, que, si pudiste pasar por mis cosas y no te preocupes que tu aliento, me deja ver que sí vienes de ver a mi papá. Él siempre le invita a todo el mundo de tomar.

–Muy bien mi amor, no te lo puedo negar que me tomé unas botellas de vino tinto, con tu padre, pero ya estás por saber el motivo.

–De seguro te lanzó una letanía de mí y de que viviremos juntos en casa de Carmen – Dije riéndome – Mi papá, no cambia. Pero no es mi culpa, que no pueda vivir en mi casa como sería lo normal, gracias a la loca de Petra.

–No te puedo decir nada amor, si ya has terminado con todo aquí ¿Nos podemos ir? Me muero, por estar a solas contigo.

Yo igual, pero casi nunca estábamos solos y cuando teníamos la oportunidad, las cosas por algún motivo, no fluían a nuestro favor.

–Eso dependerá de muchas cosas – Me reí – En especial, de si Carmen, va esta tarde al casino. Si no, ya nos tocará estar con ella.

–Vámonos mi amor.

Caminamos al auto de David, todo el camino íbamos platicando, de cómo había estado nuestro día, de las cosas que hicimos en clases y me contaba, que se estuvieron embriagando con mi papá y me hacía morir de risa. David siempre me tomaba de la mano cuando conducía y la sensación de nuestras manos entrelazadas me encantaba. 

No había nada en el mundo, que fuera mejor para mí, estábamos escuchando las canciones de David Bustamante a bordo del auto y después, me sorprendí cuando noté que mi chico, no entraba en dirección a la casa de Carmen, sino que se seguía derecho.

–Amor, creo que ya te has pasado de ir a la casa de Carmen – Le dije a mi chico – Pero, adelante puedes dar la vuelta.

Pensé que el vino, que se había tomado con mi papá le había hecho daño, pues porque no se acordaba, por donde era el camino a casa de su mamá.

–No vamos a casa de mi madre y ya que lo notas, me da gusto mi princesa, porque vamos a otro lado.

– ¿Puedo preguntarte a dónde vamos, amor? – Le pregunté a mi chico.

David estaba muy raro, pues era mucho misterio, el que se traía, desde que salimos del Tec.

–Vamos a otro lugar, preciosa. Te amo Alondra, ya estamos por llegar,

–Yo también te amo, David.

Entramos a un lugar muy bonito, en el que había dos torres de edificios de departamentos. Me puse un poco molesta, pero no le quise decir nada a mi chico, para no discutir. Pensé de pronto, que él iba a querer que socializáramos con alguien, pero como no me dijo nada, mejor me quedé callada. 

No quería echar a perder la situación, con mis celos estúpidos, pues a lo mejor, solo veníamos aquí a recoger algo de mi chico con algún amigo o compañero. Él bajó del auto y me abrió la puerta, para que yo bajara también.

–Alondra, ¿Te gusta el lugar? – Me preguntaba él – Es un sitio, muy tranquilo.

–Sí mi amor, si me gusta ¿Por qué me lo preguntas, David?

–Ya lo verás, preciosa. Vamos.

Subimos en el ascensor, hasta que llegamos al penúltimo piso. Nos detuvimos afuera de la puerta 9-A y noté que mi chico, sin soltarme de la mano, con su mano libre, buscaba algo en su bolsa del pantalón. Entonces cuando lo vi sacar una llave y meterla en la puerta, para después abrir el lugar, me quedé impactada, al ver todo lo que había dentro.

Todo estaba hermoso, no sabía por qué estamos aquí y ni por qué él traía una llave, que abría el departamento.

–David, ¿Qué es todo esto? – Pregunté muy nerviosa – Es hermoso, hay flores y muñecos de peluche por todos lados.

–Es nuestro piso Alondra – Dijo mi chico – Lo compré para nosotros, no quise traerte a escogerlo, porque hubieras a lo mejor dudado de vivir conmigo.

–Nunca hubiera podido dudar de eso, amor – Dije con mis ojos cristalizados – Te amo David, me encanta. Los muebles, el lugar y todo es hermoso.

–Yo quería todo el piso de arriba, pero ya estaba vendido y este lugar me ha gustado. Estamos cerca de mi madre. 

–A mí también me ha encantado – Lo tomé de la mano muy emocionada – David, ¿Me llevas a conocer el depa?

–Por supuesto, vamos muñequita.

David me tomó de la mano y caminamos recorriendo el hermoso departamento. Era un lugar muy lujoso, tenía dos baños, el de la recámara principal, era algo fuera de este mundo. Era espectacular y precioso. La recámara principal, contaba con una cama King size y estaba preciosa, la decoración de todo. 

No podía creerlo, que era nuestro departamento, en el que empezaríamos una vida en pareja, juntos. Besé a David con mucha emoción y él se dejó llevar por unos momentos. Después nos separamos y nos miramos a los ojos, lo amaba demasiado.

–Alondra, esto que hice de este lugar, es para demostrarte que prefiero más que nada en mi vida, estar contigo – Dijo mi chico haciendo que me emocionara mucho – Te amo, eres lo que siempre quise tener en mi vida. 

–Yo también te amo mucho David – Lloré de felicidad – Gracias por esto, gracias por ser así conmigo y gracias por seguir a mi lado, pese a lo tonta que soy.

Tantas cosas que nos habían pasado estos días, que casi llegué a pensar que ya no íbamos regresar y aquí estábamos. Le Íbamos a ir añadiendo más paginas a nuestra historia e ir escribiendo nuevas experiencias, porque este era un paso gigante, el que estábamos dando. Pero debía poner todo de mi parte, pues era un milagro que David, quisiera permanecer a mi lado.

–No digas eso preciosa. Esto es para ti – Me dio una cajita hermosa de regalo – Ábrela, preciosa.

–Claro, mi amor.

Destapé la cajita y era un hermoso llavero de diamantitos con mi inicial A de Alondra y la llave del departamento. Lloré muy emocionada y después abracé a mi chico.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora