Narra Alondra Ferreyra
Esa noche o más bien madrugada, después de cenar la “torta del chavo” seguimos haciendo un rato lo del Tec, hasta que, nos dio mucho sueño y nos fuimos todos a dormir. Carmen nos habia acompañado un rato más y luego se subió ya que la infusión le hizo efecto.
–Mi princesa, te veo triste – Me dijo mi príncipe – No quise decirte delante de mi madre, ¿Estás bien?
–No, no lo estoy. Me siento mal David – Respondí llorando – Petra ha llegado muy lejos en venir hasta acá y no quiero que pasemos el tiempo que nos queda aquí, encerrados sin poder salir por su culpa.
–No eso no pasará, tranquila. Tú padre se la llevará o controlará esto, no quiero que estés triste, vamos a acostarnos a descansar.
–Sí David, tienes razón. Vamos a dormir, que tengo mucho sueño.
–También yo, mi consentida.
David arregló la cama, me metí en ella ya con una de sus camisas puestas y nos acomodamos para poder dormir, lo que pasó de inmediato, por lo cansados que estábamos. Horas después nos despertó la luz del día.
–David, mi amor ya es de día – Le dije apenas abrí los ojos.
–Lo sé mi princesa, desperté hace un rato y no quise despertarte. Vamos a levantarnos, iremos al lago.
–Iremos ¿Quiénes? – Pregunte extrañada.
–Tú y yo mi amor, no pienses que iremos con más personas.
–David, yo no quiero salir de la cabaña, hasta que nos aseguremos de que Petra, está en Morelia, me siento insegura.
Ni siquiera lo quería pensar, esa mujer era capaz de estar escondida en algún lado, esperando un descuido para atacarnos, no había que confiar en que la hayan sacado los de seguridad, ella podía comprar a la gente, siempre lo habia hecho.
–Te entiendo mi muñequita. Bajemos a almorzar algo y le preguntamos a mi madre si sabe algo de Petra.
Era lo mejor, no me expondría a que de la nada saliera con que sabe que cosas, era una señora muy rencorosa y le importaba hacer daño a quien fuera por tal de salirse con la suya, David y Carmen estaban en peligro constante también.
–Sí mi amor vamos. – Dije aun preocupada.
Nos pusimos ropa decente y bajamos para hablar con Carmen, sólo que ella no estaba y nos había dejado un recado diciéndonos que nos había dejado comida en el refrigerador, había ido a un evento de esos raros de acupuntura con Fina. Ahora menos podríamos salir, eso estaba negado para mí, sabiendo que Petra, rondaba por los alrededores.
–No podremos preguntarle a mi madre mi princesa, no le puedo llamar en esos eventos no las dejan sacar el móvil – Me dijo David desanimado.
–No pasa nada mi amor, podemos por hoy quedarnos aquí en la cabaña. No hay necesidad de salir si tenemos peligro de Petra.
–Tienes razón mi princesa, ¿Quieres que almorcemos viendo algo? No sé ¿Amigos y Amantes o Floricienta?
–No me pongas en esas decisiones David de María –Le sonreí – Ya sé, escoge tú.
Pues tendría que poner dos teles para poder ver las dos series, porque me encantaban las dos y elegir era imposible, así que él tendría que tomar la decisión por los dos.
–Veremos Floricienta hoy un maratón de capítulos, ya se está poniendo buena. Siéntate preciosa y yo traigo el almuerzo.
–Yo te ayudo amor, no quiero que luego digas que no hago nada.
–Nunca diré eso mi amor. Te amo Alondra, ve encendiendo la pantalla.
–Yo también te amo, David. Ahorita la prendo.
Prendí la pantalla y luego David no sé qué le movió que la conectó con su computadora y ahí se desplegó el menú de Floricienta y después seleccionó el episodio en el que íbamos. Llevó todo lo del almuerzo y ahí estábamos almorzando y viendo Floricienta, ya que terminamos de almorzar yo me levanté a recoger todo, dejando todo limpio y luego volví a sentarme con mi chico en la sala a seguir viendo la novela.
–Te pareces mucho a ella, mi princesa. Eres noble, eres dulce, eres tan linda y sensible – Dijo David – Me encantas Alondra.
–Tú me encantas a mí también y me halaga que me digas eso que me parezco a ella, pero no soy así de bonita.
–Eres la más bella de éste mundo.
–Muchas gracias.
David me ponía muy nerviosa y después de lo que me dijo, me senté en sus piernas y comenzamos a besarnos muy lento y una cosa nos estaba llevando a otra, cuando volvieron a tocar la puerta con insistencia. Me sorprendí por el apuro que traía la persona que tocaba la puerta.
–David, es Petra, es ella te lo juro tengo miedo – Le dije a David muy asustada – No le abras, por favor.
–No mi amor, no le pienso abrir y no sabemos si es Petra. Vamos arriba, ven para ver por el balcón.
–No, no quiero que abramos. Tengo mucho miedo.
–Alondra, cálmate por favor. No te empieces a poner mal, tenemos que ver primero quién es, no lo sabemos ¿Qué tal si es mi madre que olvidó sus llaves?
–En eso tienes razón mi amor, podría ser Carmen. Vamos arriba para cerciorarnos.
–Vamos, dame tu mano.
Subimos tomados de la mano a la planta alta de la cabaña para ver quién estaba tocando, yo estaba aterrada, sabía cómo era Petra y si se había atrevido a presentarse ya una vez, bien podría estar ahí una segunda vez. Yo me quedé sentada en la cama de David y él se fue a asomar por el balcón.
–Alondra, no es Petra cálmate mi princesa. Es Lisa, ven vamos a abrirle.
–Qué alivio, vamos David.
Bajamos de vuelta con David para poder abrirle a Lisa, yo esperaba que ella no quisiera, que saliéramos a la calle, porque no tenía ganas ni ninguna intención de hacerlo. Quería permanecer encerrada en la cabaña, hasta que supiéramos bien que Petra, no estaba ya en Valle de Bravo.
–Hola chicos – Dijo Lisa cuando le abrimos – Quise venir a hablar con David.
ESTÁS LEYENDO
Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...