Capítulo 59.-

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Narra Alondra Ferreyra

Cuando ya terminamos de ayudarle a Carmen y teníamos la tarea del Tec hecha David y yo, nos fuimos todos a la casa para seguir con las demás actividades. Carmen se puso a preparar unas cosas que se llevaría a Valle de Bravo. David y yo subimos a la recámara a hacer lo mismo a preparar nuestras maletas para el viaje que realizaríamos el lunes.

Seguía sin poder creer que él tuviera tanta ropa de dónde elegir, algo que me encantaba y al mismo tiempo me daba risa, que yo siendo la mujer con, 5 pantalones, 7 blusas y dos pares de zapatos, ya sentía que eran demasiadas cosas para estar adquiriendo más. Yo pensaba que con eso era suficiente, hasta que me doy cuenta de la cantidad de ropa de mi chico y también Carmen contaba con un guardarropa muy amplio.

-Alondra, mi amor. Lleva toda la ropa que te he comprado y además mi madre te ha comprado algunas cosas más que vamos a necesitar en Valle - Me dijo David muy feliz - Espero que eso no te vaya a incomodar mi amor.

Ya no podía rechazarles nada, pues ellos no lo hacían con el afán de incomodarme, solo que yo estaba acostumbrada a solo existir con esa cantidad limitada de ropa, aparte casi era ropa que ya no usaban mis hermanas y me la pasaban a mí, no era de estar estrenando ropa nueva, mis hermanas sí, ellas tenían el privilegio de contar con la aprobación de Petra.

-No me incomoda mi amor y aunque así fuera sé que tanto tú como Carmen no me harán caso en esa cuestión en la que no necesito que me compren nada -Dije dándome por vencida - Al menos quisiera saber ¿Qué cosas me ha comprado Carmen?

Estaba claro que no se las rechazaría, también me daba pena estar siempre con las mismas prendas, y ahora en Valle de Bravo me imaginaba que era otro tipo de prendas las que se usaban, por lo que estaba segura que me iban a gustar.

-Lo sabrás allá en Valle mi princesa, lo lamento pero esta vez te quedarás con la duda ¿Me pasas por favor unas camisas de mi closet? Todas las que están del lado izquierdo junto a las repisas donde están las playeras.

David, cambio rápidamente de tema y yo tampoco le iba a insistir, dando así por cerrada la plática sobre la ropa, pues ya no le veía el caso de que me dijera.

-Claro mi amor.

Fui a su closet y al no alcanzar las camisas, tomé un banco que estaba ahí para subirme y descolgarlas de los ganchos directamente, solo que al hacerlo casi pierdo el equilibrio y se cayeron las cosas del librero al quererme sujetar de ahí, cosas que siempre me pasaban, pues era algo torpe en algunas actividades. David al escuchar el ruido reaccionó y alcanzó a sostenerme en sus brazos y caímos los dos al suelo.

-Mi princesa ¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? - Él estaba preocupado por mí - Menos mal que has caído sobre mí.

-Estoy bien ¿Tú estás bien? Lo siento es que perdí el equilibrio y mira todo lo que he tirado de tu librero.

-No pasa nada y ya que estamos en esta situación tan conveniente, la pienso aprovechar.

David tiró de mí para besarme, mientras yo estaba tumbada encima de él con una de sus cálidas manos enredada en mi cintura y la otra enterrada en lo largo de mi cabello. Yo coloqué mis brazos alrededor de su cuello y sentí un agradable roce con su cabello, él me tomó por sorpresa lamiendo despacio mi labio inferior y provocando que un gemido escapara de mi boca, todo lo que hacía era excitante.

Nos separamos un poco del beso para mirarnos a los ojos y pude ver que David sonreía con su seguridad y arrogancia característica, sabiendo lo que hacía y que lo hacía demasiado bien. Sin perder más tiempo él volvió a besarme y se dedicó a explorar mi boca lentamente, acariciando el contorno de mis dientes y la curva de mi paladar. Seguimos profundizando y deleitándonos en el beso hasta que nos separamos con la respiración muy agitada y el corazón latiéndonos a mil latidos por minuto.

-Mi princesa, tenemos la puerta abierta - Apenas pudo decir David - ¿La podrías cerrar por favor? No vaya a ser que entre mi madre y nos pille nuevamente "en brama"

-Claro que sí, mi amor.

Me levanté como pude de encima de David, esquivando todo cuanto se había caído al suelo y cuando iba de camino a la puerta me agaché para recoger unas fotografías que habían caído regadas por todos lados, lo que no debí hacer pues al levantarlas pude ver a esa mujer con mi David y me ardió todo de los celos, la sangre comenzó a hervirme y no cerré la puerta porque ver esas fotos me bajaron por completo los ánimos.

-Alondra, ¿Qué pasa mi princesa? Parece que has cambiado de pronto de opinión.

-Si David, pasa todo y he cambiado de opinión. No cerraré la puerta y mejor vamos a recoger todo este desorden - Dije enojada entregándole las fotografías en la mano - Tenemos mucho que acomodar.

-Alondra preciosa, cálmate. Sé lo que estás pensando pero las fotografías tienen una fecha. Eso fue como hace un año y aún no nos conocíamos - David comenzó a justificarse del modo que yo lo estaba viendo - Respira profundo y déjame abrazarte.

Por unos momentos le hice caso y lo abracé con ternura y con mucho amor, pero después vinieron a mi mente pensamientos en los que me angustié y comencé a llorar descontrolada en su pecho, para después apartarme de él.

-David es que tú no entiendes nada. Tú con esa mujer seguramente te acostaste miles de veces y a juzgar por su apariencia, por como es y cómo se expresa, ahora yo corro peligro de que me hayas pegado el sida o sífilis o gonorrea o alguna enfermedad de transmisión sexual, ¿Cómo pude ser tan imbécil? - Manifesté todo eso en medio de mi colapso - Ahora no estaré tranquila hasta que ambos nos hagamos unos análisis donde digan que no tenemos nada de esas cosas, donde nos digan que estamos limpios de cualquiera de esas enfermedades.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora