Narra David de María
Seguimos haciendo las galletas y cuando las sacamos del horno, Alondra sólo nos ayudó a Lisa y a mí a comérnoslas. No era por nada, pero me habían quedado deliciosas, Lisa se quedó a cenar con nosotros y más tarde, su abuelo pasó por ella a nuestra cabaña.
–Lisa mañana nos vemos, quiero llevar a Alondra a las lanchas y recorrer el lago, por si gustas acompañarnos – Invité a mi amiga – Así podemos divertirnos más.
La estaba invitando solamente a ella y al parecer lo había entendido a la primera; al indeseable de su novio, no lo quería ver por ningún lado.
–Claro que sí David, con mucho gusto, mañana me mandan mensaje y quedamos de vernos para eso – Respondió feliz – Nos vemos mañana, chicos.
–Buenas noches Lisa y gracias por venir a arreglar las cosas, te mandamos mensajes – Le dijo Alondra y la abrazó – Nos vemos mañana.
–Por nada Alondra. Los veo mañana, adiós David.
–Que te vaya bien, Lisa. – Le dije.
Alondra y yo nos metimos a recoger, todo lo que quedaba en la cocina, a dejarla impecable y mi madre subió a su recamara y no bajó en un rato.
–Me da gusto que todo esté bien entre Lisa y tú mi amor – Me dijo Alondra – No me gusta que estén peleados. Ella es una buena chica y no sé, deberías también hacer las paces con Andrés.
Mi chica era sorprendente, ahora estaba defendiendo al causante de todo el desastre del paseo, por su culpa nos habíamos tenido que perder parte del recorrido. Pero bueno, ella era así.
–Alondra, no puedo creer que con lo antisocial que eres mi princesa, estés ahora abogando por el borracho – Me reí de eso.
–Sí estoy abogando por él, fue un malentendido y ya pasó. Debes estar bien con él y espero que mañana le digas a Lisa, para que lo lleve y vaya con ella a las lanchas.
–Lo pensaré y sólo porque te amo, mi princesa.
Besé y abracé a Alondra y después, la senté en la encimera de la cocina, nuestros besos estaban subiendo de tono, y las caricias empezaron a sacra chispas alrededor de los dos, cuando una voz detrás de nosotros nos hizo separarnos rápidamente.
–No los puedo dejar ni diez segundos solos porque entran en brama – Dijo mi madre – No sé qué voy a hacer con ustedes chicos. Al paso que van, me harán una abuela muy joven y eso no sé si me agrade.
–No madre, eso no. Sabes que no me gustan los infantes y nunca he sido de querer tener uno y menos con esta edad.
Eso si no estaba en mis planes, no quería ser papá, ni siquiera cuando estuviera más grande, ni ahora ni nunca, no lo había hablado con mi princesa y eso era uno de los temas casi tabú para mí.
–Sí Carmen, yo tampoco. No me agradan los niños, soy una neurótica que apenas escucha a uno llorar y salgo destapada huyendo de ese lugar.
–Pues más les vale a los dos, tienen que terminar bien sus estudios, porque deben hacer algo bueno con su vida y eso lo digo, más por ti David.
–Gracias por la pedrada madre, pero le estoy echando ganas. Alondra, me ha visto estudiar, hasta bien entrada la noche.
–Sí Carmen, ya ha hecho sus tareas en tiempo y forma y hasta ha estado investigando, para cuando dé las asesorías.
–Me da mucho gusto, Alondra me comentó tu padre algo que le avisaron del Tec sobre ti y me dijo que ya que no te lo puede decir él en persona, que sea yo quien te lo diga.
Alondra se puso muy nerviosa y yo de inmediato la abracé, estaba sensible y alterada, como cada vez que le decían algo que tenía que ver con Morelia o con Petra o con alguien de su familia. Su miedo no era infundado, la mujer que le dio la vida, estaba loca de remate.
–Dinos madre ¿Es algo malo? Lo que te ha dicho el padre de Alondra.
–No David, todo lo contrario – Suspiró mi madre – Alondra, muchas felicidades hija.
–Gracias Carmen, pero no es mi cumpleaños – Respondió mi princesa – No sé ¿Por qué me felicitas?
–Porque tu padre me ha dicho, que le han avisado del Tec, que eres el mejor promedio de toda la generación de la preparatoria y que quieren que des el discurso oficial del cierre del año y de la preparatoria.
–Muchas felicidades mi consentida. Te amo, no sólo tengo a la novia más bella del mundo también a la más inteligente – Le dije emocionado – Estoy muy orgulloso de ti.
–Yo también Alondra, estoy muy orgullosa de ti –Le dijo mi madre – Con todos los problemas y las cosas que te han pasado en la vida y tener ese promedio impecable y ser tan buena estudiante, merece de todos mis respetos.
Era una mente prodigiosa, solamente era verla tomar unos apuntes y de inmediato, se ponía a hacer los deberes y hasta se olvidaba de todo lo que pasaba a su alrededor, siempre se concentraba en hacerlo todo y a su tiempo, teniendo en cuenta, que no eran nada más sus deberes, sus clientes quedaban satisfechos.
–Gracias Carmen, en serio y gracias mi amor – Nos dijo Alondra – Pero no quiero dar ese discurso, yo no quiero hablar en público y saben, que no me gusta estar en la mira de nadie.
Ella siempre quería permanecer en el anonimato, pero esto de ser premiado debía ser agradecido, aunque solo dijera unas cuantas palabras, por eso no había, de que preocuparse, con gusto a ayudaría.
–Alondra hija, yo te entiendo y tuve mis etapas, tal como tú que no quería que nadie supiera de mi existencia, pero créeme que es un gran honor y son eventos y logros, que irás cosechando en tu vida académica.
–No lo sé Carmen, yo necesito pensarlo y ya que volvamos a Morelia iré a hablar al Tec con el encargado del evento de fin de cursos.
–Claro hija, tomate tú tiempo y cuando regresemos y pienses bien lo que harás sea lo que sea, yo te apoyaré.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...