Capítulo 39.-

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Narra Alondra Ferreyra

Al día siguiente como siempre que estábamos juntos mi guapísimo David me despertó tiernamente y justo a tiempo para meterme a bañar y alistarme para irnos al Tec, pero antes de eso Carmen, quién siempre se preocupaba por nosotros nos preparó de desayunar lo cual hicimos David y yo con un poco de prisa para que no se nos fuera a hacer tarde.

Salimos con bastante tiempo al Tec, dónde al llegar David me acompañó hasta mi salón.

–Alondra mi amor, te amo preciosa. Que tengas un buen día y nos vemos a la salida en la biblioteca – Me dijo mi príncipe – Espero que no tengas tantos clientes para mañana, que quiero estar contigo toda la tarde.

–Que te vaya bien mi amor y yo también te amo – Lo abracé con ternura y nos besamos tiernamente.

Entré a mi salón justo a tiempo para poder repartir las tareas entre mis amigos quienes también eran mis clientes antes de que entrara el profesor de nuestra primera clase.

–Mujer pensábamos que no ibas a llegar – Me dijo Julio con cara de angustia – Menos mal que ya estás aquí. Esta tarea vale el 30% de la calificación.

–Tranquilos que ya estoy aquí – Les dije a todos – ¿Cuándo les he quedado mal?

–Nunca – Reconoció Javier – Gracias a Dios eres la mejor, Alondra.

–Alondra aquí está el dinero de los 4 – Me dijo Luis Miguel, mi nuevo cliente – Cuéntalo si está completo.

–Confío en ustedes. El profesor ya venía en las escaleras, no debe tardar en entrar – Los advertí – Es mejor que tomemos cada uno nuestro lugar.

Nos fuimos a nuestro lugar y tomamos las primeras 3 horas de las primeras 3 materias que nos tocaban ese día. Después de eso teníamos una hora libre en la que yo iba a ir por algo a la biblioteca, solo que mis amigos Julio y Javier me tomaron de la mano y ya sabía yo que querían saber todo de mí y de David.

–Alondra Ferreyra Pérez, no irás a ninguna parte hasta que nos cuentes todo de ti y tu chico. Que guardadito te lo tenías – Me dijo Julio – Así que Ave María Purísima…

–Sin pecado concebido – Respondí riéndome – Ustedes digan ¿Qué quieren saber?

–Queremos saberlo todo, ¿Dónde quedó la promesa de siempre juntos los tres? – Recriminó Javier – Así que cuéntanos, te escuchamos.

–Chicos mi promesa sigue en pie, esa nunca se rompe, ¿Acaso creen que los abandonaré? Siempre juntos los tres. Sólo que todo ha pasado demasiado rápido desde que choqué con David, ha sido una cosa tras otra, como un torbellino que me arrastró por completo desde un inicio y no lo hemos podido detener.

–Un momento – Exclamó Julio – He escuchado mal o ¿Acaso estás diciendo que tu chico es el mismo tipo del choque?

–Sí, es algo complicado. Desde ese día ha sido una cosa seguida de otra y he terminado loca por él – Suspiré cerrando los ojos – Lo amo, como no pensé que fuera posible amar a nadie.

–Va a llover y va a nevar – Gritó Julio riéndose – “El amor es para la gente imbécil por un mero producto de la mercadotecnia” ¿Quién decía eso?

–Yo lo decía, no sabía lo que era amar a alguien del modo en el que me he enamorado. Pueden burlarse, todo lo que quieran que no los culparé al recitar mis palabras textualmente, dichas en el pasado.

–No lo puedo creer – Dijo Javier – Nuestra Hermione se ha enamorado hasta las chanclas.

–Cuéntanos Alondra, ¿Qué tal el sexo? Te ha de dar unas buenas noches – Quiso saber Julio – Ándale dinos, no podemos tener secretos entre nosotros.

–Dinos si ha superado a todos los tipos que te has tirado – Dijo Javier.

–Chicos, un día que nos veamos fuera del aquí y que no tengamos clases ni exámenes les contaré con detalle. Pero ahora solo les puedo decir que mi chico sabe definitivamente lo que hace en la cama – Dije emocionada cerrando los ojos pero al abrirlos vi las caras de mis amigos pálidas – ¿Qué onda con ustedes? Parece que han visto un fantasma.

–Lo hemos visto, está detrás de ti – Fue lo último que alcanzó a decir Javier cuando alguien tiró con fuerza de mí jalándome del pelo.

Ese alguien era la que se hacía llamar mi madre, quién me volteo para que la viera ante las caras de espanto de mis amigos y al tenerme frente a frente me dio una cachetada terrible que me ardió la cara inmediatamente, no me dio tiempo de reaccionar, me toqué el rostro y estaba palpitando de lo fuerte que me dio.

– ¿Quién chingados te crees que eres Alondra? Para andarte comportando por todo Morelia como una cualquiera, como una mujer de la calle que eso es lo que eres – Gritó mi madre sin importarle que estuviéramos en el Tec y delante de todo el mundo – En este mismo momento, nos vamos a ir a la casa pues te recuerdo niña idiota que no te mandas sola.

–Mamá eso de sobra lo sé, pero no me puedo ir ahora que tengo clases. Me queda una hora pero hagamos algo, suéltame por favor y saliendo me voy contigo te lo prometo – Dije casi suplicando lo que menos quería era hacer una escena que me diera problemas ahí en el Tec – Por favor, es todo lo que pido.

–Lo que pidas me vale madres, así como te ha valido a ti todo lo que has andado haciendo con ese pendejo últimamente. Escúchame bien mocosa puta, no vas a volver a ver a ese idiota o seré yo misma quién se encargue de borrarlo del mapa ¿Ha quedado claro? y no te dejaré aquí para que vuelvas a huir con él, así como huyeron del hotel ayudados por la piruja de su madre que debe ser otra golfa como tú, al prestarse a ayudarles – Gritaba mi madre como si se estuviera volviendo loca.

–Por favor señora debe de calmarse – Le pidió Javier – Alondra no ha hecho nada malo, no tiene nada de malo que esté enamorada y David es un buen chico, sólo debe darle usted la oportunidad de conocerlo para que Alondra no tenga que hacer nada a escondidas.

–Sí señora, por favor cálmese – Intervino Julio – Ahorita espere a que tengamos la ultima hora y Alondra se irá con usted a su casa.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora