Narra Alondra Ferreyra
–Alondra mi amor, ¿En serio? – Preguntó mi chico – No lo puedo creer, pero ¿Qué le has dicho? En las prisas por salir del hospital, perdí el folder con los documentos y las pruebas que demuestran, que estuve ahí.
–No lo perdiste amor, con esas pruebas negocié, que te dieran tu segunda oportunidad, pero ya corre y ve con él – Nos besamos, en repetidas ocasiones – Por favor, mi amor.
–Alondra, te amo preciosa. No lo puedo creer, mi princesa.
–David De María, venga acá – Le dijo el profesor López, que no vimos ni de dónde salió – No hará que todo lo que hizo su novia, haya sido en vano. Lo espero en la oficina.
–Sí ya voy profesor.
Mi chico y yo nos despedimos. El se fue a atender su asunto, con el profesor López y yo, me fui a mis clases y a mi prueba. El día se nos pasó a ambos muy rápido y cuando salí de clases, fui a esperar a mi hermoso güero, a que saliera de las asesorías.
De pronto, me había entrado, una desesperación y una ansiedad de estar con él, que no podía con ella. Estaba esperándolo cuando recibí una llamada, era mi hermana Anastasia, salí de dónde esperaba a David para contestar de inmediato y no distraer a los estudiantes, que estuvieran tomando asesorías, no podía hablar ahí.
–Hola Anastasia ¿Cómo estás? – Respondí tranquila – Es raro para mí, que me estés llamando ¿Pasa algo?
La verdad, nunca nadie de mi familia me llamaba, ni para saludar, tal vez hasta se había equivocado de persona y vería que decía.
–Hola, Alondra, espero que no te haya sacado de clases ni de nada – Se escuchaba angustiada – Lo que sucede es que, nuestra abuela está muy grave en el hospital y aunque Petra no te quiere ver por acá, sé que por lo cercanas, que siempre han sido ustedes, tú tenías que saber.
Esa noticia no me gustaba, y menos, porque a mi hermana la notaba muy afligida y me daba cuenta, que también estaba llorando.
–Gracias, Anastasia – Pude decir apenas, mientras empezaba a llorar – Pero, ¿Qué tiene mi abuelita? Hace poco hablamos y ella, parecía estar bien, ¿por qué ahora me dices está grave? No se pudo haber puesto grave, de repente.
No le podía estar pasando nada a mi abuelita, yo la quiero mucho y es una de las pocas personas, que me ha tendido la mano cuando la he necesitado, por eso siempre estoy al tanto, de lo que le pasa y nunca dejamos de hablarnos, ella y mi abuelo, son los que se han portado de una manera normal conmigo.
–La van a operar Alondra, tiene un tumor en el intestino y está obstruida a lo mejor por su edad, ya no la va a contar. Lo siento mucho, está en el hospital de siempre, en el que la llevan siempre que se pone mal.
En ese momento sentí, que me iba a caer y me empecé a sentir demasiado mal. David alcanzó, no sé cómo, a sostenerme y después cuando abrí los ojos, ya estábamos en casa de Carmen y él me estaba abrazando, consintiendo y me miraba preocupado.
–Alondra mi amor, gracias a Dios que has despertado – David me miraba, con los ojos empañados – Me metiste un susto terrible, mi princesa.
No supe en que momento me trajo, ni que fue de la llamada con mi hermana, solo que al recibir la noticia, sentí un mareo terrible.
–Mi amor ¿Qué pasó? – No me acordaba de pronto de nada – David, ¿Estamos dónde Carmen?
–Sí preciosa, te desmayaste ¿No te acuerdas? Yo iba saliendo de la última asesoría, no te vi fuera y salí a buscarte cuando lo hice, estabas hablando por teléfono y apenas pude detenerte.
–Gracias, mi amor – Entonces recordé todo y volví a llorar – Es que sí, hablaba con Anastasia ¿Te acuerdas de mi abuelita? Ella está muy mal y la van a meter a cirugía y yo no quiero que le pase nada malo y no sé si pueda, ir a verla al hospital. Ahí va a estar Petra y ella no me va a querer ver ahí.
Me daba mucho miedo, pues Petra, iba a estar presente, pues era a su mamá a la que iban a operar, pero yo quería ir a ver qué era lo que pasaba con mi abuelita.
–Mi amor, si quieres ir, entonces iremos y no llores, preciosa – David, me abrazaba con más ternura que nunca – Estás en todo tu derecho de ir, de ver y de estar ahí con tú abuelita. Me vale que tengamos que enfrentar a Petra o a quién sea.
Tenía razón en eso, pues yo si estaba preocupada por mi abuelita, ella y mi abuelito eran los únicos que se habían preocupado por mí, cuando a Petra, se le había pasado la mano conmigo y me había golpeado.
–Mi amor ¿Irás conmigo, mi güero? Dime que sí, que no puedo enfrentar esas cosas, yo sola.
Debía tener a mi lado a una persona, que me diera fuerzas, porque yo soy de las que se derrumba, cuando algún ser querido se encuentra enfermo u hospitalizado, me gana el sentimiento y no paro de llorar.
–Sí mi princesa, estaré siempre contigo mi muñequita. Jamás te dejaré sola y menos sabiendo, que Petra estará ahí, no quiero que te vaya a hacer un daño.
Mi príncipe, salía en mi defensa, sabía que podía contar con él, no me iba a dejar sola, para que Petra, se aprovechara de la situación y quisiera hacerme daño de nuevo, sin que nadie se lo impidiera, porque todos le temían, era una fiera enloquecida.
–Yo no sé lo que pase, pero no van a ir solos a ningún lado, donde esa loca mujer, se encuentre – Dijo Carmen – Ya bastante daño, les ha hecho. A dónde vayan, iré con ustedes.
Ya tenía el ofrecimiento también de Carmen, entre ellos dos, Petra, no podría hacerme nada, además íbamos a estar en un hospital y aunque a ella le valiera, se tendría que aguantar, no creo que hiciera un escándalo, estando en un área hospitalaria.
–Gracias Carmen – Dije apenas – Le decía a David que mi abuelita, se ha puesto muy mal y mi hermana Anastasia, me ha avisado y quiero ir a verla, aunque tengo miedo de verla.
Tenía miedo de ver a mi abuelita y que ya no se pudiera hacer nada, tal como me había dicho mi hermana, si mi abuelita, tenía un tumor en el intestino, eso era muy grave y me daba mucho miedo, que no aguantara.
–Yo iré con ustedes, no los pienso dejar solos – Carmen era muy linda – Para mí, eres una hija Alondra y siempre puedes contar conmigo.
–Para mí, eres la madre que no tuve antes, Carmen, gracias por darme tanto amor.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...