Narra Alondra Ferreyra
Colgué con Julio y cuando ya iba con la caja con los centros de mesa en mis manos, escuché que Carmen discutía con alguien. Me di prisa para llegar con ella, de pronto se apoderó el miedo de mí de que pudiera pasarle algo a Carmen por mi culpa. Al llegar con ella, ella me tomó de la mano detrás del mostrador de su negocio y vi con quién discutía. Era Petra quién estaba ahí tirando su veneno, por eso no quería pensar en ella.
–Qué bueno que te dejas ver Alondra, así escucharás lo que le he venido a decir a Carmen. Ya se lo dije por teléfono pero soy una persona de dar la cara y de lealtad, así que aquí estoy para decirle en su cara las cosas – Dijo mi madre – Carmen, como te dije por teléfono tú y tú estúpido hijo me pagarán por todo el daño que me hicieron y sobre todo por la difamación de mi honor sobre la persona intachable que soy o no sería una dama del patronato.
–Tú y tu patronato son la misma porquería y vete del negocio de Carmen que no eres bienvenida aquí – Le respondí muy alterada – No te quiero volver a ver nunca en mi vida, jamás has sido y jamás serás mi madre.
–Petra, yo no soy una persona de problemas pero ya has escuchado a Alondra. Ella no quiere tener relación contigo, limítate a irte y a vivir tu vida en paz y déjanos vivir a nosotros la nuestra, por favor retírate de mi negocio que como puedes ver, tengo gente esperando – Le dijo Carmen a Petra – Alondra hija ¿Traes los centros de mesa?
–Sí Carmen, aquí los tengo. Dime ¿Qué les vamos a hacer? – Respondí.
–Vamos a ponerles este listón y las rosas artificiales a los lados con la pistola de silicón, te muestro como – Carmen ignoraba a Petra mostrándome como hacer los arreglos – Si no puedes ahorita te ayudo.
–Claro que puedo Carmen, los iré haciendo.
Carmen hablaba con un cliente que iba por otros adornos, mientras yo hacía lo de los centros de mesa pero Petra al sentirse ignorada aventó un florero de Carmen, que tenía como adorno de su negocio y éste se hizo pedazos en el suelo ante la mirada sorprendida del cliente de Carmen.
–A mí nadie me ignora Carmen. Te estoy hablando y te exijo que me pongas atención, quiero que me permitas llevarme a mi hija. No la pienso dejar en garras de ti que eres una piruja y del degenerado de tu hijo que ya debe de tener sida de tantas mujeres que se ha encargado de engatusar para llevárselas a la cama – Gritó Petra poseída por el diablo – Vámonos Alondra si no quieres que tu David pague las consecuencias.
El solo escuchar eso de nuevo, que Petra amenazara a mi hermoso príncipe y que dijera que lo dañaría eso me afectaba demasiado, tanto que comencé a temblar, a llorar y a no decir nada.
–Ya estuvo bien Petra, o te vas por las buenas o te vas por las malas de mi negocio – Le dijo Carmen – Afuera tengo elementos de seguridad que te sacarán en cuanto les dé la orden. Deja de buscarte problemas conmigo y no te llevarás a Alondra, a mi tus amenazas no me asustan.
–Eres una mujer de la calle Carmen, seguramente sabes lidiar con mucha gente igual que tu hijo que se la pasan de pirujos, tu eres una zorra, una cualquiera. Te puedo apostar un centenario a que no sabes ni quién es el padre de tu hijo bastardo hijo de nadie y degenerado – Carmen se encendió y le dio una cachetada gigante a Petra.
Petra se puso la mano en la cara sin dar crédito a lo que acababa de pasar y cuando estaba a punto de decirle algo a Carmen, ella la dejó más que callada.
–Te largas de mi negocio Petra y en tu miserable vida te exijo que no te vuelvas a acercar a mi familia y eso incluye a Alondra ¿Quién te crees que eres para venir a insultarme a mi negocio? Sí alguien no sabe lo que es el respeto y las normas de conducta esa eres tú. Muy dama del patronato y todo lo que quieras que la gente crea, pero con vocabulario peor que el de un camionero.
–Tú eres quién no tiene valores Carmen, me acabas de pegar y tu cliente es testigo que tú me atacaste y recurriste a la violencia para que me fuera de tu negocio.
–Señora, no haga más el ridículo aquí. Yo conozco a Doña Carmen de años y ella es una fina y educada persona y soy testigo que usted fue quién causó la reacción que ella acaba de tener con usted, si ha venido únicamente a insultarla a ella y a su hijo – Intervino el cliente de Carmen – No haga más el ridículo y retírese.
–Usted no se meta que de seguro Carmen ya le dio a usted las nalgas y todo el cuerpo para que salte a defenderla. Carmen eres una cualquiera y quieres que Alondra se haga otra como tú para que tu hijo se ahorre de pagarle a una puta – Maldecía Petra por todo lo alto.
Me enojé a más no poder por los insultos de Petra. Eso ultimo hizo que Carmen perdiera los estribos y le diera dos cachetadas más a Petra y no sólo eso sino que después la sacó agarrada de los cabellos del negocio justamente en el momento en que mi amado príncipe estaba llegando de la escuela y presenció toda esa fea tan desastrosa.
Petra estaba en el suelo y levantó la vista mirando de una manera poco humana a David, los hombres de seguridad la pusieron de pie y la alejaron del lugar, todas las personas que pasaban en esos momentos por ahí, se dieron cuenta de cómo la sacaban a la fuerza, ahora quien era la arrastrada era ella, quedaría tachada como una persona no grata de cierto establecimiento.
ESTÁS LEYENDO
Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...