Narra David de María
Me separé de ella y le dije a uno de los organizadores, que iría al servicio y efectivamente, me dijo, que era dónde yo ya sabía, tenía que caminar, como un kilómetro para llegar.
Así que tomé valor y caminé con decisión cruzando el bosque, me sentía como un niño explorador o algo así. Estaba por llegar al servicio, cuando escuché unos pasos de algo y corrí para alejarme, de lo que sea que hubiera sido ese ruido. Tenía que calmarme, no había nada de que temer, ahí no habían fieras salvajes ni nada y solo estaba sugestionado por lo que decían Alondra, mis amigos y ahora, hasta también los del paseo nocturno.
Al llegar por fin al servicio, me sentí liberado y me dispuse a hacer, lo que iba a hacer ahí. Todo estaba tranquilo y yo mismo, me infundía valor y calma, no podría existir ese paseo, si en efecto hubiera algo que pusiera en peligro a los turistas, así que solo me reía ya de la situación, pero cuando quise salir del servicio la puerta estaba atorada, justo lo que me faltaba pensé.
Saqué mi móvil y quise enviar un mensaje a Alondra, para decirle que se había atorado la puerta y que sí ella pudiera, venir a sacarme del lugar, que pidiera ayuda o algo pero tal y como pensé, mi móvil estaba sin señal como era de esperarse si estábamos justo en el corazón del bosque, mi suerte en ese momento, era la peor de todas. No tenía forma, de avisarle a mi princesa.
Empecé a valorar mis opciones, quise bajar una ventana para abrirla, pero eso llevaba mil años oxidado y a lo lejos escuche gritos que me parecían de algún búho o algo, estaba realmente preocupado y más porque pensé, que los del paseo nocturno se irían de la fogata, me dejarían atrás y no tenía ni la menor idea de dónde irían a acampar, mi Alondra estaba sola sin mí y eso me ponía peor. Tenía que venir alguien, que pudiera ayudarme. De pronto escuché que otra persona entraba al servicio de las mujeres y grité por ayuda.
-Hola buenas noches ¿Hay alguien ahí? - Pregunté - Por favor, estoy en el servicio de los hombres, está atorada la puerta.
-Buenas noches - Respondió una mujer - Ahorita voy. Permítame señor.
Ahora hasta señor me habían dicho. Ni hablar, tenía que esperar, solo esperaba que esa mujer pudiera ayudarme, porque de lo contrario estaba condenado a pasar la noche en el servicio, aquí encerrado y lejos de mi princesa, pero ella debía venir a buscarme, al ver que no volvía después de cierto tiempo, aunque a juzgar por cómo estaba de interesada y de feliz con las leyendas e historias de terror, mis esperanzas estaban disminuidas al cien por ciento.
La mujer salió y su voz se escuchaba más cerca de dónde yo estaba, estaba hablando con alguien al parecer estaba otro hombre ahí fuera así que, volví a manifestarme. No me podían dejar aquí a mi suerte.
-Señor, por favor ayuda - Grité nuevamente - Le decía a la señora, que se ha atorado la puerta del servicio, no la puedo abrir.
-Lo siento señor - Dijo el hombre -Está atrancada, hágase para atrás vamos a empujar.
-Claro, muchas gracias.
Ellos hablaban entre sí, tenían voces raras. Se les escuchaba, que no eran de por estos rumbos, pero con que me ayudaran se ganarían una cena, una propina o algo. Empujaron varias veces la puerta, pero no hubo resultados buenos. Esta no cedía para nada y me empezaba a desesperar.
-Lo siento no se puede, escúcheme señor - Me dijo el hombre - Ayúdenos por dentro y nosotros tiraremos, para abrir la ventana, por ahí puede salir.
-Mire gracias, pero no me parece una buena idea, salir por la ventana, afuera está lleno de lodo y prefiero que sigamos intentando con la puerta - Respondí - Escuchen, vengo con los del paseo nocturno, alguien de ustedes ¿Podría avisar a mi novia? Se llama Alondra Ferreyra, ella sabrá que hacer.
-Iré a buscar a esa chica, nosotros también, somos del paseo nocturno - Dijo la mujer - Lo dejo con mi marido, al menos, para que le haga compañía.
-Gracias señora -Respondí.
El señor y yo seguimos haciendo intentos por abrir la puerta pero nada, estaba estancada como caída o no sé cómo describir eso, el caso que no se abría para ningún lado y yo me sentía desesperado. En mala hora accedí venir a esto, cuando podríamos estar acostados en mi cama viendo Amigos y Amantes Alondra y yo, pero no aquí estaba atorado en un baño, en medio del bosque.
Pasó un rato y después escuché la dulce voz de mi princesa, quién llegó con la señora y con la encargada del paseo nocturno, no estaba seguro de quien se trataba, pero debían estar más atentos, de las instalaciones que estaban ofreciendo. Porque esto ya llevaba tiempo en estas condiciones, solo que me habia tocado a mí.
-David amor, soy yo Alondra - Dijo mi novia - Vine con Cindy una de las encargadas del paseo nocturno.
-Gracias amor, esto está atorado mi princesa. Estas personas me han querido ayudar, pero no se ha podido.
-David, es que parece que no sabes leer amor - Me dijo mi princesa - Hay un letrero indicando que la puerta no sirve. Cindy trae unas llaves y veremos, si podemos sacarte tranquilo.
Bueno, ese letrero no creo que estuviera a simple vista, de lo contrario, no entro en el servicio. Por otro lado yo venía pendiente a no sé qué, si algo se me acercaba o me atacaba y lo más probable era, que no habia puesto atención a otra cosa.
-Gracias mi princesa y dales las gracias a esos señores amables, de mi parte - Respondí.
Alondra, Cindy y los demás estaban haciendo esfuerzos por empujar y yo hacía mi parte desde adentro, pero nada parecía funcionar. El miedo que sentí, me cegó tanto que por eso me encerré en el servicio, sin importarme leer si había algún aviso. Ojala, que me pudieran sacar pronto.
ESTÁS LEYENDO
Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...