Capítulo 117.-

20 3 0
                                    

Narra David de María

Pasamos en casa los días, que mi hermosa princesa estaba débil, hasta que le pasó su periodo y ese fin de semana que siguió al parecer, el mal tiempo había pasado también, así que decidimos irnos ahora sí, a lo que habíamos pospuesto el paseo nocturno y no solo eso también, íbamos a ir de campamento esa noche de viernes. A mí no me gustaba mucho eso de andar yendo a la aventura, pero con Alondra estaba dispuesto, como bien le dije a ella, a compartir nuevas experiencias juntos.

Esa noche nos fuimos caminando, desde mi casa a mitad del bosque, dónde se reunía toda la gente, para paseo nocturno y en efecto pudimos ver con Alondra, que había mucha gente extranjera, alistándose para el paseo. Ahí nos alcanzaron a nosotros, Lisa y Andrés, quienes insistían en convivir con nosotros. Ya no había ningún problema, con lo de la bebida. 

–Hola chicos – Nos saludó Lisa – Espero estén felices de vernos, todos vamos al paseo nocturnos.

–Hola Lisa – Respondí – Claro que sí, vamos a la aventura del paseo nocturno.

–Hola, que bueno que Carmen los dejó venir – Nos dijo Andrés – Nos vamos a divertir mucho.

–Hola, estoy muy emocionada de venir al paseo nocturno y más que eso, de la aventura de acampar en el bosque – Dijo Alondra muy contenta – Que bueno que están aquí, ustedes también.

En ese momento los organizadores del paseo nocturno, nos fueron dando las indicaciones y nos revisaban las cosas, para que todos lleváramos lo necesario para acampar. Era necesario, que todos contáramos con el equipo necesario, para pasar la noche en el bosque, algo a lo que yo no le veía la necesidad, pues habiendo cabañas nada ganábamos con pasar incomodidades, pero no era el caso, si íbamos de acampada pasarlo en cabañas.

Luego que terminó la revisión a todos nos proporcionaron una linterna y nos fuimos internando poco a poco en el bosque. Obviamente nosotros íbamos platicando en grupo, Alondra y yo con Andrés y Lisa.

–Chicos esto es fascinante, siento que estamos en el bosque prohibido, como el de un cuento –Decía Alondra muy contenta – Estaría bien padre, que saliera Lord Voldemort.

–Ese viejo me da miedo – Le dijo Lisa – Es un personaje muy tenebroso y malvado.

–Mi princesa ¿Qué cosas dices, amor? Lord Voldemort es ficción, no se materializará delante de nosotros – Le dije yo, sin soltarla de la mano – Además a mí, no me gustaría que nos saliera nada extraño en el bosque.

Andrés mi gran amigo estalló en carcajadas burlándose de mí, de manera descarada y total el muy capullo. Lisa y Alondra lo miraban extrañadas, queriendo saber el motivo de su risa, pues a ellas tampoco les gustaría, que nos atacara algo por aquí.

–Andrés ¿Qué te da risa lo que dije? – Le preguntó Alondra irritada – No veo que fuera nada malo.

–No Alondra, es que me da risa todo, esto. Que David de María el señorito de sociedad hijo de un lord, de un duque, archiduque, poliduque, megaduque, esté pasando las de Caín en el bosque. Nunca pensé, que viniera a esto del paseo nocturno y menos que vaya a pasar una noche a la intemperie, después de que duerme en sabanas de seda en la cabaña más hermosa de Valle de Bravo – Se burlaba mi amigo – Siempre que le decíamos del paseo nocturno, nos mandaba por un tubo. Además no sé si sepas que David es bien cobarde y no creo que quiera ver a Voldemort, ni a nadie en el bosque.

–Deberíamos encontrarnos al menos a la Santa Muerte –Decía Lisa – Sería emocionante, una aparición de alguien.

Que imaginación la de Lisa, creo que si eso pasara de verdad, sería la primera en correr. Lo bueno era que eso solo pasaba en la tele o en el cine. Pero para muchos la superstición era algo que les gustaba, pero para mí, no era de mi agrado.

–Sí eso sería hermoso que nos saliera Jack el destripador – Se reía Alondra – Además hace falta emoción al paseo nocturno, debería ser de terror.

Todos iban bromeando con cosas de terror de las que yo si disfrutaba de ver en el cine y en películas, pero no me gustaba para nada la idea, de vivir una experiencia así. Caminamos un largo tramo en el bosque y luego los organizadores, planearon una fogata dónde comenzamos a sentarnos todos alrededor de ella y luego una de las organizadoras comenzó a decir, que se contarían historias de terror, pero de cosas que sí habían pasado en el pueblo.

Anécdotas que eran reales y que se habían vuelto parte de la comunidad, mucha gente les llamaba leyendas urbanas, pero aquí decían que eran reales, que hacía años una chica desapareció, en ese mismo bosque dónde estábamos reunidos todos y eso realmente me dio miedo y me dio una sensación extraña en el estómago, tanto que sentí la necesidad de ir al servicio.

–Alondra mi amor, tengo que ir al servicio ¿No quieres ir tú también? – Le pregunté a mi princesa – Tengo que ir con urgencia.

–No amor, yo no quiero ir, pero si tienes miedo te acompaño –Me respondió ella riéndose – No quiero que te salga una fiera en el bosque y te robe.

Sus palabras no me causaron ninguna gracia, pero no le iba a demostrar que en efecto tenía miedo y por eso, le habia sugerido que viniera conmigo. Así que me armé de valor y me levanté, no sería mucho tiempo el que me demorara.

–Ya mi princesa, para con eso. No me tardo entonces, el servicio está allá, por dónde está la cabaña de los guardabosques.

–Está bien amor, aquí te espero en la fogata con todos.

Nadie, se movió de su lugar, estaba esperando que alguien se animara y que estuviera en las mismas condiciones que yo, pero todos se quedaron en su sitio. Le di un tierno beso a mi novia y después me levanté, decidido a irme al servicio. No podía pasar nada en tan pocos metros.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora