Capítulo 71.-

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Narra Alondra Ferreyra

Al día siguiente tal y como estaba previsto, todos nos levantamos muy temprano para irnos a Valle de Bravo. Me sorprendí porque esta vez no tuve problemas para levantarme, mi chico no tuvo mucho que esperar. Bajamos con las maletas y buscamos a mi suegra que se encontraba en la cocina.

- ¿Ya listos, chicos?

-Sí Carmen.

-Sí madre.

-Siendo así, tomemos nuestras maletas y vámonos, cualquier cosa que se haya olvidado allá las conseguimos.

David dejó que saliéramos, acomodó las maletas en la cajuela y esperó a que Carmen sacara el auto. Cerró las puertas de la casa con una llave de seguridad que normalmente no se usaba y todo quedó resguardado, aparte Carmen le dijo a una de sus amigas que estuviera dándose unas vueltas por la casa para que no pensaran que la casa estaba sola, además no sabíamos cuánto tiempo íbamos a permanecer en Valle.

Eran apenas las 6 am cuando tomamos carretera, no había mucho movimiento, las calles estaban prácticamente desiertas a pesar de que era un día normal de escuela y trabajo, no habíamos desayunado así que estuvimos de acuerdo en que bajáramos a un súper para comprar algunas cosas para llevarnos para ir comiendo algo durante el camino. No sé cuánto tiempo nos haríamos hasta llegar a nuestro destino y era algo que no había preguntado.

Yo nunca había ido a Valle de Bravo y me daba mucha curiosidad y al mismo tiempo mucha inquietud conocer, no era normal que saliera de mi casa. David se quedó dormido en el camino ya que lo dejamos ir solo en el asiento de atrás pues yo iba de copiloto con Carmen. Tenía inquietud por saber muchas cosas del pasado de mi chico y no iba a desaprovechar esa oportunidad, me cercioré de que de verdad estuviera dormido para empezar a interrogar a Carmen.

-Carmen a lo mejor vas a decir que soy muy chismosa o que me entrometo en lo que no me importa pero quiero saber algo de David y de esa mujer, la tal Dolores.

No me había atrevido a preguntarle directamente a David, al pensar que ese tema era prohibido para él. Así que lo dejé de lado, pero ahora me temo que sea el momento idóneo para saber.

-No pasa nada Alondra, ya te he dicho que me puedes preguntar y comentar lo que quieras y lo que necesites. Me agrada mucho que exista confianza entre nosotras.

- ¿A Dolores también la llevaste al ginecólogo y la pusiste en tratamiento anticonceptivo? - Le pregunté a Carmen - Es sólo por saber pero si te incomoda, no tienes que responderme.

Sí deseaba saber todo lo concerniente a ella, pero si Carmen consideraba que no podía decir nada, la comprendía. David era su hijo y debía respetar su intimidad.

-No, con esa mujer yo no tuve trato cercano. Lo poco que supe de ella lo supe por David y porque él me contaba de ella. Menos mal que esa relación acabó, ellos no tenían futuro alguno.

-Carmen, ¿Y qué hay de las otras chicas que existieron antes en la vida de David?

-Alondra, yo no soy la más indicada para contarte sobre eso. Solo te puedo decir que mi hijo tampoco ha sido una blanca Paloma, tuvo líos con una profesora estando en la secundaria y eso lo llevó a que lo expulsaran - Carmen me contaba muy abiertamente - Eso fue digamos lo más indigno que he sabido que David haya hecho y lo segundo, andar con esa mujer con Dolores.

-Yo me siento sucia Carmen y tengo que decirte que lo que ha hecho David, no es nada comparado con lo que yo he hecho que estoy segura que cuando lo sepas, no vas a apoyar más nuestra relación. Por eso me incomodó ir con la ginecóloga - Bajé la cabeza y seguí hablando - Cuando esa pregunta del número de parejas, no tengo ni idea de con cuántos hombres he estado y me siento mal porque le reclamé a David sobre él y sobre Dolores cuando yo he sido peor tanto que tengo un cráter allá abajo más grande que el del Nevado de Toluca.

Carmen siguió conduciendo tranquila y no parecía estar alterada en absoluto ante lo dicho por mí. Su silencio sin embargo, me hacía estar más nerviosa y yo no sabía cómo interpretarlo. Lo cierto es que aunque ya la estaba conociendo cada día más, eso no me impedía sentirme nerviosa ante ella.

-Alondra, ¿Quieres acompañarme por un café? - Me invitó Carmen - Siempre dicen que una taza de café es el pretexto perfecto para compartir con una amiga y quiero ser eso para ti además de considerarte ya como una hija.

-Muchas gracias Carmen y sí, vamos por un café pero estamos en la carretera y no sé dónde podamos comprar uno.

-Yo sí, ahí en la tienda de conveniencia de la gasolinera. No tenemos muchas opciones pero como le he dicho siempre a David, hay que aprovechar las que hay.

-Coincido contigo Carmen y compramos uno para David, para cuando despierte.

-Claro Alondra.

Carmen se estacionó afuera de la tienda de conveniencia de la estación de servicio y bajamos para comprar unos cafés de máquina, que no eran gran cosa pero era lo que había. Nos sentamos en la mesa de fuera de la tienda y nos preparamos nuestro café. Me sentía nerviosa respecto a Carmen, no sabía a estas alturas lo que ella pudiera pensar de mí. Con lo que le había dicho era más que seguro que no dejaría que David siguiera conmigo.

-Carmen, escucha sé que estás enojada y que no has tomado muy bien todo lo que dije pero no me gusta mentir y sí no lo sabías por mí te ibas a enterar por otro lado. No es un secreto que yo soy una puta.

-Alondra, te pido por favor que no te expreses de ti misma de esa manera. Debe quedarte muy claro una cosa, más allá de lo que ames a David o de lo que ames a quién sea, debes amarte a ti misma. Toda persona debe tenerse amor propio. Dime Alondra si no te quieres tú ¿Quién lo hará?

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora