Capítulo 119.-

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Narra Alondra Ferreyra

Estaba preocupada por David, llevaba rato encerrado en el baño, pese a los esfuerzos de Cindy y de esos turistas, quienes también quisieron ayudarlo. Luego llegó ahí otro encargado del paseo nocturno y todos coincidieron en lo mismo, la puerta se había colgado y por eso no se podía abrir por ningún medio, pero algo se tenía que hacer.

–Alondra ¿Cierto? – Preguntaba Cindy – Ven conmigo, por favor.

–Sí Cindy, dime.

–Tendrás que ayudarnos, un poco con David. La puerta no se puede abrir por ningún motivo, ya lo hemos intentado todo como has podido ver y la única manera de hacer que el salga, es que acepte hacerlo por la ventana.

–Entiendo Cindy, ¿No pueden llamar a nadie que pueda venir a desatorar la puerta o a levantarla? Escuché que decían tú y tú compañero, que la puerta está caída.

–Lo está Alondra, pero no puede venir nadie y menos en fin de semana y creo que ahora lo que nos interesa a todos, es sacar a David y cuanto antes, pero no sé cómo se pondrá, ante lo que le diga que debe salir por la ventana, está muy sucia y sabes como es.

–Por favor, vamos a intentar abrir la puerta normalmente, con la ayuda de la gente que anda aquí en el paseo y si no se puede yo, hablo con él.

Tendría que convencerlo para que saliera, yo sé que alegaría sobre la suciedad de la ventana o que podría sufrir algún accidente, al intentar salir por ahí.

–Alondra, no se puede. Te pido que seas razonable, por favor vamos a hablar con él, no hay mucho oxígeno ahí dentro y mientras más tiempo pase, será peor. La ventana, por fuera podemos romper un poco o todo el mosquitero y hacerlo salir.

–Está bien Cindy, vamos – Dije resignada.

Caminé con Cindy afuera del baño y tomé un poco de aire antes de decirle a mi David, la terrible y fatal noticia, que no se podría abrir la puerta bajo ningún medio y solo había esa posibilidad y que cooperara, para que fuera lo más rápido posible.

–David mi amor, ¿Me escuchas bien? – Comencé a hablarle – Cindy ha hablado conmigo y lo siento amor, no se ha podido abrir la puerta.

–Mi princesa, si te escucho bien. Me está comenzando a doler la cabeza ¿Cuánto tiempo más tengo que esperar, para que me abran? 

–Eso es lo que te digo, tendrás que salir por la ventana amor. Ya están viendo para abrirla toda por fuera, no te podemos dejar ahí dentro mucho tiempo, pues empezarás a sentirte más mal por la falta de aire y la puerta se ha colgado, no se puede abrir.

–La ventana está muy sucia y como sabes mi princesa, no soy alguien pequeño que pasaré por ahí con facilidad, además me puedo cortar en los bordes. Me puede dar hasta tétanos joder – Decía David al borde de la desesperación – Por favor, diles que hagan lo que sea, para abrirme la puerta.

–Es que ya lo hicieron, han intentado de todo y a mí me consta. Por favor mi príncipe, coopera y deja, que te puedan ayudar. Sí ya te está doliendo la cabeza es por la falta de aire y no quiero, que te pase nada.

En ese momento llegó Andrés a la zona de baños y estaba visiblemente molesto y no podía culparlo ni a él ni a nadie. Habíamos pagado todos, por ir a un paseo nocturno y no se estaban haciendo las actividades, debíamos empezar cuanto antes, solo esperaba que David, accediera a salir por la ventana.

–Alondra, ¿Qué pasa y porque no seguimos con el programa del paseo? – Me preguntaba Andrés – ¿Qué hacen todos en la zona de los baños?

–Andrés, lo que pasa es que David, se ha quedado encerrado en el baño y no se le ha podido sacar.

–Que estupidez – Respondió él – Deben sacarlo por la ventana o ¿Nos vamos a quedar sin hacer el paseo por esto? 

–Andrés te pido que te calmes, ya bastante tensión hay en el ambiente, para todos – Le pedí preocupada – Lo estoy convenciendo de sacarlo por la ventana.

–Ojalá que lo logres, no vamos a estar todos perdiendo el tiempo, toda la noche por su culpa. Además en el letrero de allá dice claramente, que no sirve ese baño ¿Qué estaba pensando cuando se metió ahí? 

David estaba furioso y escuchando todo, cuanto decía Andrés, a quién se sumó otra persona de los del paseo, que decían cosas sobré él y de cómo, no se había dado cuenta, de la advertencia. Se hicieron después de un rato, los arreglos pertinentes para sacarlo por la ventana y cuando lo lograron sacar, yo enseguida corrí a abrazarlo.

–David mi amor, ¿Estás bien?, ¿No te has hecho daño al salir de ahí? – Le pregunté a mi chico – Estaba muy preocupada por ti.

Esperaba que haya salido ileso, David era muy delicado, en ese aspecto. Pero me daba cuenta que siempre, le pasaban a él las cosas. Era como si las llamara o ellas estaban pendiente, para cuando él apareciera.

–Sí Alondra estoy bien, sólo me comenzó un fuertísimo dolor de cabeza.

Andrés al ver salir a David, no pudo contener las carcajadas algo que mi chico tomó como una burla y eso lo hizo enojarse y alterarse, más de lo que ya estaba, mientras íbamos caminando de vuelta a la fogata con todos los demás.

–David de María el principito de mi amigo, tenía que darle en la torre al paseo nocturno – Se burlaba Andrés – Sólo escuchabas ruidos en el bosque y eso te asustó, no puedes negar que fui muy original, para asustarte.

David al escuchar eso, se molestó demasiado, tanto que me soltó y se apartó de mí, para ponerse a discutir con Andrés. La verdad yo también, me hubiera enojado.

–Así que ¿Has sido tú, hijo de la gran puta? Quien hizo los ruidos en el bosque asustándome, eres un capullo desgraciado – Le decía David a Andrés – Pero verás, como ahora te pesara.

Aunque había sido una broma de muy mal gusto, no quería que se pelearan, ya bastante tiempo habíamos perdido como para que se fueran, de palabras y de las manos.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora