Narra Alondra Ferreyra
–Homero ¿Tú eres soltero, casado o qué onda? –Le preguntó Andrés a Homero, para que le diera su opinión – Necesitamos otro punto de vista aquí. Uno imparcial de nosotros 4.
–Yo soy divorciado y si quieren mi punto de vista, ahí les va – Dijo Homero – Lo que dice Andrés es cierto y yo tan lo viví que por eso me divorcié, mi relación con la que fue mi esposa, empezó a deteriorarse cuando llegamos a eso de no querer vernos siendo aún novios, ni casados estábamos entonces.
–Eso está raro ¿Para qué se casaron si no querían verse? – Pregunté sorprendida – Eso tiene un poco de extraño. No lo hubieran hecho y ya.
– ¿Alondra, cierto? –Preguntó Homero.
–Sí, soy Alondra – Respondí.
–Sé qué te parece raro y a mí también me lo parecía y hasta cierto punto, yo reconozco que fui un completo tonto en ese sentido – Reconoció Homero – Cuando llegamos a ese punto en la relación, yo en lugar de alejarme y terminar por lo sano esa relación, cometí el error de pedirle que nos casáramos, pensando que así se resolverían todos nuestros problemas, pero eso vino a ser solo el principio del fin.
–Continúa Homero, por favor – Le pidió David – Ya has comenzado y ahora, debes terminar de decírnoslo todo, queremos saber más.
–De acuerdo, continúo – Dijo Homero – Nos casamos y al poco tiempo, era incomodo estar en la misma casa y el único tiempo donde la pasábamos bien, era cuando estábamos teniendo sexo, pero fuera de eso no había convivencia, nos la pasábamos todo el día fuera, en nuestros trabajos. No nos contábamos nuestros días, no salíamos y la rutina terminó de matar lo nuestro, hasta que un buen día ella me dijo que estaba viendo a alguien más y eso no fue lo peor.
Nosotros 4 nos quedamos sorprendidos ante lo dicho por Homero, en mi mente yo pensaba que no podía haber nada peor, que alguien te engañara, pero al parecer esto de Homero tenía un trasfondo más doloroso. Eso era para no superarlo nunca, creo que te quedabas marcado, para toda la vida.
–Entonces ¿Qué fue lo peor, Homero? – Le preguntó Lisa – Porque ya un engaño, está de la fregada.
–Sí, ¿Qué puede ser peor que eso? – Preguntó David.
–Que no me doliera el que lo hiciera, cuando lo supe no sentí nada y entonces acepté, esa verdad que me negaba a aceptar. Que ya no teníamos nada, solo un buen sexo, pero que el amor hacía mucho tiempo que había muerto. Ese día tomé mis cosas y me salí de nuestra casa y al mes siguiente firmamos el divorcio administrativo y de común acuerdo.
–Lo siento Homero, lo siento en verdad – Dije con los ojos llenos de lágrimas – No puedo creer que entonces, el amor si se acaba. Necesito un momento.
Estaba muy afectada, eso dicho por Homero, me puso a pensar muchas cosas y mis inseguridades se dispararon a mil, estaba preocupada y triste y no podía ni concebir en mi mente que David y yo un día termináramos así, separados y sin amor. Lloré sin darme cuenta y entonces mi príncipe me abrazó por la espalda y después me volteó, para verme a los ojos y se dio cuenta que estaba llorando.
–Mi princesa por favor, cálmate – Me dijo David tiernamente sin soltarme – No llores preciosa, que yo no dejaré, que eso nos pase a nosotros.
Me habia leído el pensamiento, sabía que por eso era mi llanto, no lo soportaría, no me veía sin mi príncipe. Me dolía, de solo pensarlo.
–Es lo que menos quiero David, no quiero que nos dejemos de amar nunca, pero el amor se acaba como en el caso de Homero y ¿Si no podemos evitarlo?, ¿Qué va a pasar entonces?
–No lo sé, pero no pensemos en eso. Alondra te amo, date cuenta de eso, nosotros no solo tenemos esa parte de la cama, que es maravilloso hacerte el amor y lo reconozco, pero lo que más amo de ti es todo lo que hemos pasado juntos y lo que nos hace ser nosotros. Sólo contigo he hecho cosas impensables como eso de acampar en el bosque, esto de las motos y eres la primera mujer que duerme en mi casa y en mi cama, con el consentimiento y la aprobación de mi madre ¿Todo eso no te grita que te amo?
–Sí David y por eso es mayor mi miedo, porque encuentres a una chica, que no sea tan diferente a ti y que no esté tan loca como yo y que no te cele tanto y entonces, yo seré solo un mal recuerdo.
Mis celos también podían acabar con el amor que él me tenía, pero yo no podía hacer nada, cuando lo veía que alguien se le quedaba viendo por mucho tiempo. No soportaría que nadie se le acercara, pues nadie me lo iba a quitar, no lo dejaría nunca, ya lo habia encontrado.
–No mi amor, Alondra ya no llores – Él secó mis lágrimas a besos – Te amo y vamos a luchar juntos, por esto que sentimos.
–Yo también te amo David, sí que lo haremos contra todo y contra todos.
Nos habíamos peleado con Petra, nos habíamos liberado de ella, hasta que se había ido del país, nos habíamos borrado del mapa de muchos, para estar juntos y ahora resulta que el amor entre nosotros, se iba a acabar. No lo soportaría nunca.
–Chicos, perdonen la interrupción – Nos llamó Lisa – Homero nos ha dicho que tenemos que volver, parece que lloverá. Así que apurémonos.
–Ya vamos Lisa, gracias – Le respondió David. – Vamos mi amor.
–Sí David, no los hagamos esperar y si parece que va a llover. – El cielo también estaba como yo, triste.
Caminamos detrás de Lisa y después nos subimos cada uno a las respectivas motos, para ir a terminar el recorrido y aunque David me había consolado, yo tenía en mi mente muy sembrado ese miedo, el miedo a terminar y a perder al único hombre, al que en mi vida había amado de verdad.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...