Capítulo 108.-

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Narra Alondra Ferreyra

-No lo puedo creer madre - Se molestó David - Nos estás diciendo entonces que defiendes a ese pobre diablo y ahora encima de que ese infeliz comenzó el problema por el que estamos discutiendo ahora. Tú estás de su lado total y absolutamente, esto es inaudito.

-Más inaudito es que ustedes dos no valoren absolutamente nada y a nadie tampoco y David, no debiste hacer todo ese número de la cena si vas a seguir haciendo tonterías y comportándote de un modo que haces que yo te desconozca. No me gustan las hipocresías. Yo no te eduqué para que no respetes a los demás y mucho menos para que los humilles. Yo te eduqué para que fueras una buena persona y no un niño mimado que siente que es el rey del mundo.

-Lo siento madre pero soy el rey del mundo y si no eso, al menos el rey de este pueblo sí. Ninguna cabaña es como la nuestra, yo me puedo dar el lujo de no repetir mi ropa ningún día del año y de usar prendas de marca y si quiero de diseñador, estudio en una excelente universidad y mi novia es una princesa y mi reina, además soy hijo de una mujer de clase y no como la madre de ese tipo que debe ser una tortillera, una mesera o una recamarera en un hostal de quinta que a juzgar por sus fachas, no la contratarían en un hotel.

-Cállate David de María que no he terminado de hablar - Gritó Carmen - Me estás comprobando justo lo que les estoy diciendo. No saben actuar ni Alondra ni tú como los adultos jóvenes que se supone que ya son. Quieren ser respetados, aprendan a respetar y no porque el mundo de ustedes y sus vidas de ambos han sido más fáciles que las de mucha gente, les da el derecho de sentirse y de querer ser más que los demás. Me han decepcionado enormemente los dos, yo eduqué a un caballero no a un rufián que se siente superior a todo el mundo porque algo quiero que les quede muy claro a los dos. Todos, un día necesitaremos de todos y mientras más rápido lo entiendan menos problemas van a tener en la vida.

Yo me quedé callada sin externar mi pensar que en el fondo aunque yo no tenía las posibilidades de David ni de su familia, lo cierto era que desde que estudio en el Tec me sentía así como si los de las otras escuelas no fueran nada y como si de pronto yo me hubiera convertido en esas chicas importantes que asisten a las mejores universidades. Aun sabiendo que se trataba de una beca, me comportaba como si tuviera el dinero para pagar todo lo que se requería. Estaba pensando muchas cosas cuando Carmen siguió con su reprimenda.

-Y tú Alondra, no te entiendo en serio hija, ¿Qué es lo que te pasa? No tienes por qué agarrarte a golpes con nadie. Tú eres una dama y no tienes que hacer ese tipo de escenas violentas en la calle. Imagínate que alguien no se aguante y se ponga a darte de golpes también, son muy viscerales los dos o no sé lo que les pasa. Y de una vez que ya estamos hablando quiero que escuchen muy bien lo que les pienso decir a los dos - Carmen nos miraba fuera de sí - Si no me muestran madurez y buen comportamiento los próximos días, no tiene caso que sigamos aquí en Valle de Bravo ni que ustedes estén faltando a la escuela ni nada, si no veo un cambio en su conducta que sea convincente para mí, nos vamos a regresar a Morelia sintiéndolo mucho por ti Alondra y por lo que pueda ocurrir allá con Petra.

Eso que dijo Carmen hizo que las lágrimas salieran como cascada de mis ojos, lloré por todo, porque ella tenía razón y además porque ella estaba decepcionada de nosotros. No lo había visto de esa manera hasta que ella lo externó. Me sentía indigna del amor que me profesaba. La había echo rabiar y vaya de qué manera, nunca la había visto así.

-Lo siento y perdóname Carmen, por ser como un animal salvaje que no me supe controlar. Haré lo que sea necesario para que me perdones, no quiero que estemos en estas condiciones, discúlpame por favor.

Si ella era la madre que nunca tuve, por lo menos me debo comportar como una hija bien educada y no hacer de todo un conflicto, Carmen tenía razón, teníamos que madurar porque ya no éramos unos niños de primaria y si pedíamos respeto, respeto debíamos dar a los demás y si eso no nos importaba seguiríamos actuando de la misma forma.

-Pues yo no me retractaré de lo que dije porque así lo pienso madre - Dijo David - No pienso disculparme por lo que pienso de ese tipo de gente.

-Perfecto David, entonces es momento de que sepas que yo vengo de un tipo de gente así, tus abuelos mis padres eran pobres cuando yo era una niña y aun cuando tenía la edad de ustedes tenía que ayudarles a ellos en trabajos que ustedes no se pueden imaginar. Fui una niña pobre y orgullosa estoy de mi origen humilde - Nos dijo Carmen dejándonos callados a los dos.

Podría decir lo mismo de mi parte, los que tenían dinero eran mis padres y a mí nunca me lo dieron, Petra se había encargado de que yo pareciera la pariente pobre de su familia y me dolía escuchar decir eso a Carmen, ella había venido desde abajo y no se comportaba de manera irrespetuosa con los demás porque ahora tenía dinero, muy al contrario porque sabía cómo se luchaba día a día para poder tener un pedazo de pan que llevarse a la boca.

David debía aprender eso de Carmen, yo porque no tuve quien me enseñara a comportar con lo demás, pues siempre había vivido como una marginal, en el aspecto de que no se me tomaba en cuenta y podía ir por la vida como un animalito salvaje.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora