Capítulo 100.-

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Narra Alondra Ferreyra

–Gracias Javy, me gustaría que vinieran al menos un fin de semana para hacer algo acá. El lugar es maravilloso. 

–Sí lo es, yo conozco Valle de Bravo ¿Recuerdas que te invité alguna ocasión a un evento de una de mis tías? 

–Sí recuerdo eso. Dile a tú tía que vuelva a invitarte y vienen con Julio Despreciado y si quieres también con Luis Miguel, así para verlos a todos.

–Claro que sí Alondra, gracias por enviarnos la tarea, ya me ha llegado al correo.

–Por nada Javy, me despido por ahora. Los llamaré mañana, los quiero mucho.

–Nosotros a ti, mañana te llamamos cuando estemos juntos, para que saludes a todos. Te quiero Hermione.

–Y yo a ti, Ron.

Al colgar con mi amigo, entraron como por arte de magia David y Carmen quienes ya habían regresado del pueblo, la verdad, no se habían demorado prácticamente nada. Salí para ayudarles a meter las bolsas de lo que compraron y me sorprendí al ver que no trajeron nada consigo. David se acercó a mí con cara de niño regañado y Carmen se bajó muy molesta de su auto. Yo me preocupé, de pensar que ellos tuvieron, algún tipo de problema.

–David, mi amor ¿Está todo bien? – Me animé a preguntar – Te ves triste.

–Alondra, ¿Podemos ir a caminar?

–Claro que sí. Vamos pero ¿Y Carmen? Parece ser, que subió molesta a su recámara.

–Te cuento en el camino, vamos mi princesa.

Salí con David a caminar por el bosque. Al principio él iba callado muy serio y pensativo, yo quería, que él se abriera conmigo a la posibilidad de contarme, lo que le estuviera ocurriendo pero al mismo tiempo, no quise presionarlo y no fue sino hasta que él mismo comenzó a contarme.

–Alondra, no sé si te diste cuenta mi princesa, pero no fuimos al pueblo con mi madre – Dijo David un poco triste – Me sacó de la cabaña porque quería reprenderme a solas.

–Lo siento mucho mi amor, ahora entiendo el motivo por el que me pidió que me esperara en la cabaña, dime ¿Qué pasó?, ¿Estás bien?

–No Alondra, estoy todo menos bien. Mi madre me reprendió por lo de la clase que perdí, ella se dio cuenta que te lo dije, cuando nos llevó el vino y la botana y me ha ido peor, por ocultarle las cosas. Nunca la había visto tan cabreada conmigo.

–David, no me imagino que Carmen te regañe y no te lo digo en mal plan. Ella me parece de esas madres, que tienden a ser sumamente dulces con sus hijos.

–Sí Alondra, pero eso solo significa, que no la has conocido bien – Resopló David – Ella lo único que quiere es, que me vaya bien en la escuela y aunque le dije que no perderé nada y que sólo daré asesorías, eso parece no haberle gustado.

–David lo siento y no sé qué decirte amor. Es que desde que llegamos aquí, tal parece que tú y Carmen no han estado bien, cada día ha sido una situación nueva de descontento entre ustedes y me siento mal y culpable, siendo así será mejor que volvamos. No quiero que ustedes dañen su relación, por estar aquí y todo por culpa de Petra.

–No mi muñequita, no es eso amor. A todo nos irá bien y ya lo verás que sí. Te amo Alondra y estaremos bien, ¿Nos sentamos un rato a la orilla del lago?

–Claro que sí. 

Caminamos hasta que estuvimos a la orilla del lago, nos sentamos ahí y él me abrazó con su ternura maravillosa. Yo me relajé en sus brazos y sentía la paz y la calma de estar contemplando tan hermoso paisaje, mientras en mi mente, pensaba en la forma en que él y Carmen hicieran las pases, no me gustaba que mi chico que tenía la dicha y la inmensa fortuna de tener a una madre maravillosa, se diera el lujo de desaprovechar la oportunidad de estar bien con ella, así que en medio de ese momento de paz, me vino una idea brillante a la mente.

–David, ¿Podemos ir a recoger unas flores o hay dónde podamos ir a comprar unas? – Le pregunté a mi chico.

–Claro que sí Alondra, pero créeme que si te fuera a dar flores no es romántico ir contigo a comprarte algo, que debería darte yo mismo.

–No seas tonto amor, no son para mí. Son para Carmen, sé que ahora ella está enojada, pero debes de reconocer que tiene toda la razón de estarlo, tú has cometido errores, que la han fastidiado y creo que debes enmendarte con ella, no sé llevarle unas flores y tener una plática seria, decirle cómo te sientes y pedirle perdón, desde el fondo de tú corazón.

 –Claro que sí lo haré.

–La verdad es que eres una persona con mucha suerte. Carmen siempre te ha apoyado y ha estado ahí no sólo para ti, también para mí y en lugar de estar enojado con ella, debes estar agradecido.

–Tienes razón mi amor, tengo mucho que agradecerle, pero ahora mismo me siento molesto ¿Sabes que me ha pedido? Para poder tener, al menos la fiesta en paz.

–No lo sé amor, no tengo idea.

–Ya no quiere que hable con mi amigo Andrés, está demasiado molesta por lo de la borrachera y ahora como le mentí de lo del Tec, al ocultárselo de ahí se ha cogido para decirme, que no lo vea y que cancele lo del viernes.

–Mira mi amor, yo sé que Carmen te quiere y te va a entender sobre todo cuando te disculpes y hables con ella, pero desde el fondo de tu corazón. Verás cómo se soluciona todo mi amor ¿Me prometes que vas a arreglar las cosas con ella?

–Te lo prometo, Alondra.

Tener una madre así de comprensiva y que te llevara por el camino del bien, no era para disgustarse, muy al contrario eso demostraba que quería lo mejor para ti, que te alejaría de todo lo que te hiciera mal, de las malas influencias.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora