Capítulo 47.-

49 4 0
                                    

Narra Alondra Ferreyra 

Esa noche después de todos los problemas del día y del trauma de tener que ser fotografiada de mis heridas y de tener que poner la denuncia en contra de Petra, desperté en la cama de mi adorado David, quién estaba abrazándome, cuidando mi sueño desde que me había quedado dormida, creo que no ha habido nadie que se preocupara tanto por mí, antes.

–Alondra, mi amor has despertado ¿Cómo te sientes preciosa?

No le podía mentir, el dolor no se había ido, estaba empezando a sentir escalofríos y la temperatura me estaba aumentando, necesitaba con urgencia algo para mitigar el dolor.

–David, me siento un poco mal y me está comenzando a doler de nuevo la espalda mi amor. Solo dormida me deja de doler – Respondí adolorida – No sé si Carmen me pudiera inyectar algo de nuevo.

–Ahorita le preguntamos mi princesa. Te ayudaré a levantarte y bajaremos con mi madre y con alguien que quiere verte.

–Diles a Julio y a Javy que suban mi amor, por favor. No tengo ganas de bajar.

–No se trata de ellos. Vamos mi princesa que te dará gusto saber de quién se trata. Está conversando abajo con mi madre y le dije que en cuanto despertaras bajaríamos con ellos.

Me ganaba la curiosidad de quien podría ser, pues aparte de Julio y Javy, no tenía más amigos cercanos, todos los demás chicos eran mis clientes a los que les había hecho alguna que otra tarea, de ahí en fuera no me podía imaginar a nadie más, pero nada conseguiría averiguar si me quedaba aquí arriba.

–Está bien amor, vamos a bajar.

David me dio su mano y me ayudó a levantar de la cama, salimos despacio de su recámara y comenzamos a bajar las escaleras, cada paso era un sacrificio, me dolía más la espalda al estar en movimiento. Apenas pusimos un pie en la sala y mi padre quién había vuelto, corrió a abrazarme envuelto en llanto, el dolor pasó a segundo plano, teniendo a mi papá a mi lado todo cambiaba.

–Alondra, ¿Estás bien hijita?, ¿Cómo te sientes? Todo esto ha sido mi culpa por no haber estado a tu lado – Lloraba mi padre mientras me abrazaba – Perdóname hija por no defenderte desde que eras una niña, Anastasia y tus abuelitos me han contado la atrocidad que cometieron tu madre y esas malvadas de tus tías.

–Papi, estoy bien gracias a mis abuelitos que avisaron a Julio y a Javy quienes pusieron a David y a Carmen al tanto de todo. De verdad y en serio que me siento bien. No te preocupes papi solo me duele un poco la espalda y nada de esto ha sido tu culpa, Petra supo el momento de actuar y lo hizo con ventaja, sabiendo que no estabas – Tranquilicé a mi papá no quería que le pasara nada por estar tan alterado – Te quiero mucho y ya ha pasado todo.

Debía tranquilizarlo, de verdad que no era su culpa, la que tendría que estar pidiendo perdón era su mujer, la arpía mayor, era como una víbora de  cascabel que dejaba su veneno por donde pasaba, lastimosamente me había tocado como pariente.

–No ha pasado Alondra, Carmen me ha estado poniendo al tanto mientras bajaban y me ha dicho que han denunciado a Petra, no es algo que considere malo y tienen toda mi aprobación para seguir adelante. Ella cometió un delito al lesionarte de esa manera, no tenía motivos, para infringirte ese daño. Tu madre necesita ayuda profesional urgente.

Todos estábamos de acuerdo en eso, porque su comportamiento no era normal, puede que la haya hecho enojar, pero eso no le daba el derecho de llegar al maltrato, porque no se conformaba con insultarme a gritos, tenía que usar toda su fuerza para agredirme, para causarme tanto daño, como si quisiera acabar con mi vida.

–Señor, lamento mucho que tuviéramos que recurrir a la denuncia, pero lamento decirle que en lo último que ha dicho, tiene usted razón. Su esposa no está en sus facultades mentales sanas, está enferma y desquiciada todavía después de lo que ha hecho cuando veníamos de camino para acá de la delegación tuvo el descaro de llamarme y de estarme amenazando. Por si eso fuera poco, todo el fin de semana le mandó múltiples mensajes y amenazas a mi madre – Declaró David muy molesto – Yo quiero a su hija y la quiero bien, por eso le pedí su consentimiento para estar con ella y no le veo nada de malo a que pasemos por ciertas cosas, que son naturales y que pasan además en todas las parejas.

–David, en todo lo que me has dicho tienes razón y ya le he dado mi palabra a tu madre, que si se llevan a Petra presa, yo no voy a mover un dedo, ella se ha buscado con creces la situación en la que ahora está – Respondió mi padre muy seguro – Yo hace tiempo le venía diciendo que debía de tomar terapia, por sus ataques locos que padece.

Sus ataques de ira, solo estaban dedicados a mí, o tal vez era que los acumulaba para desquitárselas conmigo, pero ahora no me preocupaba por eso, con violar la orden de alejamiento la podían llevar a la delegación y hacerla pagar por su delito, no estaba demás vigilar a cada paso, con su locura era capaz de agredirme aun sabiendo, lo de la demanda y la orden.

–Vamos a olvidar un poco éste asunto de momento y dejemos que las cosas tomen su curso, quédese a cenar con nosotros para que conviva un rato con Alondra, que es quién más se ha visto afectada por todo esto – Carmen invitó a cenar a mi papá – Por favor.

–Claro Carmen, muchas gracias y encantado me quedo a cenar – Dijo mi papá.

Mi padre era otra cosa, él era muy razonable, pero Petra lo tenía dominado, no sé en qué consistía ese dominio, aunque todas las veces me haya defendido, ella hacía de él lo que quisiera, 

–Perfecto, David hijo ven a ayudarme a preparar la cena – Le pidió Carmen a David – Dejemos un rato que Alondra y su papá platiquen.

–Enseguida madre.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora