Capítulo 15.-

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Narra Alondra Ferreyra

No podía creer que estuviéramos en pleno acto y que llegara Carmen sorprendiéndonos, al mirar a David y ver su cara de asombro, entonces supe que estábamos en problemas, en muy serios problemas. Él comenzó a disculparse con su madre y con otra señora pues escuché que ella le respondió que no había problema, pero claro que lo había, no puedes permitir que esto pase en tu casa, aunque sea tu hijo. Carmen salió a encaminar a la señora y David se separó despacio de mí para comenzar a buscar su ropa que se encontraba regada por toda la sala.

Mientras yo por mi parte la tenía más fácil porque sólo tenía desabrochada la camisa ya que al estar acostada en el sillón no me la había podido quitar, después me puse de pie y busqué mis bragas, las cuales estaban cómo si estuvieran recién lavadas y procedí a ponérmelas así, pues no tardaría en entrar de nuevo Carmen. Cuando ya estábamos algo recompuestos David y yo al fin pude decir palabra, pues no dudaba ni tantito que Carmen me iba a correr después de ver lo que vio.

–David, mi amor ¿Quién era la señora que estaba con tu mamá? – Quise saber, pues me preocupaba de pronto me reconociera de algún lado, mi mamá conocía a tanta gente y entre ellas podía figurar esa señora– Carmen debe estar furiosa, no debimos portarnos así.

Era una falta de respeto lo que habíamos hecho, no lo podía creer, me estaba muriendo de la pena, quería que la tierra me tragara en ese preciso momento, no podría volver a ver a los ojos a Carmen, apenas me estaba conociendo y yo venía a actuar de esa manera.

–Calma mi amor, que no pasa nada. La señora que estaba con mi mamá es su amiga, Claudia y aunque me dio pena, ella no dirá nada con nadie – Me tranquilizó David y me dio un beso lento y suave en los labios – Voy a ir a poner tu ropa en la secadora, con todo esto olvidé que no la saqué de la lavadora.

–Gracias mi amor.

Me quedé sentada en el sillón con miles de conjeturas en mi cabeza de lo que pudiera llegar a decir o a hacer Carmen y justamente cuando David se separó de mí para ver lo de la ropa, Carmen hizo su aparición en la sala de nuevo, lo que me llenó de vergüenza, tanto que ni a los ojos podía mirarla, por lo que con mucho miedo y nervios supe que sería correcto ofrecer una disculpa.

–Carmen, lo siento mucho, de verdad. Nunca quise portarme así aquí en tu casa, debes de estar pensando lo peor y sé que después de lo que has visto me pedirás enseguida que me vaya de aquí – Me disculpé con ella sintiéndolo de verdad – Voy a subir por mi mochila y cuando salga mi ropa de la secadora, me visto y me voy.

–No Alondra yo no tengo nada que disculpar y tranquila que no te pienso correr, yo también tuve alguna vez 18 años y si a mí me comprendieron mis padres, tengo que hacer lo mismo con mi hijo y con la mujer que él ha elegido para que sea su novia – Carmen me explicó muy calmada su punto de vista – Sin embargo Alondra, creo que van demasiado rápido.

Yo pensaba lo mismo, pero David se me había metido bajo la piel, me sentía otra persona a su lado, podía pensar y hacer lo que yo quisiera sin que nadie me estuviera llamando la atención, regañando o dañando físicamente, no podía pensar en mi vida antes de él, no quería seguir sufriendo por los malos tratos que recibía de mi propia madre, porque nadie interfería por mi delante de ella, estaba sola y desprotegida y llega David a salir en mi defensa, eso era lo que me faltaba, que alguien me hiciera sentir valiosa.

–Madre, ya has vuelto. Permíteme explicar, solo que estaba ayudando a Alondra a estudiar y una cosa nos llevó a otra y después pasó lo que has visto. Alondra no tiene ninguna culpa, todo ha sido culpa mía y además hemos tomado precauciones – Interrumpió David mi plática con Carmen – Por favor, no te enojes con nosotros y entiéndenos un poco.

–Hijo mío, claro que los entiendo, es lo que justamente le estaba diciendo a Alondra. Lo que ocurre aquí, es que pienso que deben darse un poco más de tiempo, el amor se lleva despacio y ustedes tienen apenas dos días exactos de conocerse, pues les recuerdo que hace dos días a esta hora estábamos en la escena del choque y hoy me los encuentro en brama, en la sala de mi casa cómo si llevaran tiempo saliendo – Manifestó Carmen haciéndome reír un poco, no sabía que significaba eso de en brama – Mi consejo es que se vayan más despacio, pero es decisión de ustedes.

–Sí Carmen, yo de verdad lo siento mucho – Apenas alcancé a decir cuando se me salieron las lágrimas por la culpa que sentía en ese momento – Te prometo que voy a comportarme, yo no suelo hacer ese tipo de escenas.

No pensaba dejar que eso volviera a suceder, además las salas no eran para este tipo de sucesos, me apenaba demasiado todo, mi llanto no paraba, David se sentó a mi lado y me abrazó, puso mi cara en su hombro, mientas yo seguía llorando, pues no era para menos, me quería morir en ese instante.

–Madre, está bien. Entendemos tú punto, pero un hechizo así sucede sólo una vez en la vida y quizás pienses que soy demasiado joven o demasiado estúpido para decirlo más, así es cómo lo siento. Alondra en tan sólo dos días me ha dado una nueva vida, un universo y unió en una sola las partes separadas de mí – Declaró David mientras me abrazaba para consolarme – Por favor madre, confía cuando te digo que esto que siento por ella, es más real que cualquier cosa que haya sentido antes en mi vida.




Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora