Capítulo 95.-

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Narra Alondra Ferreyra

David se veía muy enojado con todo ese relajo de Fina y la sesión de acupuntura. Yo estaba en la cocina con Carmen y trataba a toda costa, de no reírme de él, pues luego todo podía salirme mal a mí, si se daba cuenta David, que todo este rollo era una cuestión mía, de Fina e incluso de Carmen, que nos habíamos puesto de acuerdo, para hacerlo sufrir un poco.

-Alondra - Dijo Carmen detrás de mí - ¿Cómo va David con Fina?

-Pues no sé Carmen, le han clavado más agujas, creo que Fina ya se pasó. Creo que ya ha sufrido mucho, el pobrecito - Dije un poco triste - Deberíamos decirle, que le quisimos dar una lección, por la borrachera de anoche y por todo lo demás.

Yo no aguantaba verlo en ese estado y que lo que en realidad necesitaba era un analgésico, como él decía, que era lo que lo aliviaba. Estaba que le decía a Fina, que ya lo dejara descansar de tantas agujas clavadas en la cabeza. Pobre de mí David.

-No Alondra, haríamos quedar mal a Fina y eso no se hace. Además la acupuntura es muy buena y con eso a David, se le irá el dolor de cabeza, ya lo verás. Dentro de poco se le va a olvidar que tiene ese dolor tan fuerte. Solo es cuestión de que se relaje y listo.

Esperaba que eso fuera cierto, se veía que eso no le estaba ayudando en nada, pero Carmen era la que sabía, no podía llegar y parar la sesión de Fina.

-Sí tú lo dices Carmen yo te creo pero la verdad, comparto la idea de David que es más efectivo un analgésico, ven y asómate, Fina hasta está bailando con David - Dije sin poder contener la risa y me metí más al fondo de la cocina - No sabía que bailar, también era parte de una sesión de acupuntura.

Carmen volteó a mirarme extrañada y se acercó a la puerta para ver si era cierto y comprobó con sus propios ojos, que lo que yo le decía era totalmente cierto, que Fina estaba bailando con David y que hasta música tipo del medio oriente es lo que bailaban. Carmen al igual que yo, quiso morir de risa y regresó dentro de la cocina, para que siguiéramos preparando la comida. No lo podíamos creer.

-Ya los vi y si están bailando. Esa Fina es fuera de serie, parece niña chiquita - Se reía Carmen - Creo que en lugar de darle a David una lección, ella se está divirtiendo con él.

-Sí es lo que creo o más bien Fina se divierte sola, porque a David no le está haciendo nada de gracia todo este asunto. A todo esto Carmen ¿Tú has probado la acupuntura? Me daba curiosidad todo eso, pues era la primera vez que veía una sesión de acupuntura.

-Sí Alondra, un par de veces sí. Cuando tengo dolor o pesadez muscular o cuando he estado bajo mucha tensión, voy con Fina y ella me atiende. Allá en Morelia, ella tiene su consultorio, pero creo que no lo sabías y aquí en Valle de Bravo cuando pasa periodos largos, se pone en el centro a atender a la gente.

-No lo sé Carmen, pero creo que a David con eso de las agujas le dolerá peor la cabeza - Dije preocupada - Espero que no se enoje o que no descubra, que quisimos darle una lección.

-Por cierto Alondra, anoche ¿No discutieron ustedes? Cuando se fueron a dormir - Preguntó Carmen - Espero que no, cabe decir que no me gusta, que estén peleándose. Luego pasan este tipo de tonterías de que David tome y esas cosas.

Carmen tenía razón, pero lo que menos hicimos fue discutir y nada más de recordarlo me entraba el nervio. Desvié la mirada hacia lo que estaba haciendo y le conté parte de la verdad. Por nada del mundo le podía decir, que hasta habíamos roto la promesa de no tener relaciones. Me daba pena tener que admitir, que no nos podíamos contener.

-No Carmen ya no discutimos. De hecho David se sentía tan cansado, que solo arreglamos la cama y nos dormimos y no hablé con él, hasta hoy en la mañana cuando subí para llevarle el té.

-Qué bueno que me acuerdas del té Alondra, me vas a acompañar a cortar hojas de guayabo al bosque - Me dijo Carmen - Con eso David se va a levantar. Te lo garantizo. Esas hojas hacen milagros.

Carmen y yo aprovechamos que David estaba con Fina todavía en la sala con eso de la acupuntura, para salir nosotras por la puerta trasera de su casa por dónde David, había llegado la noche anterior, caminamos hacia los árboles y nos perdimos en el bosque, caminamos por unos 40 minutos aproximadamente hasta que Carmen, dio con un árbol de guayabo que estaba enorme, entonces sacó unas tijeritas y procedió a cortar algunas hojas, para después depositarlas en una bolsa que yo traía.

-Así que ese es un guayabo - Dije sorprendida - Sí me llega el aroma de las hojas, pero ¿Por qué dices que con ese té David va a levantarse?

Ni idea de que de las hojas se podía hacer un té, pensé que solo se comían las frutas, la verdad era que no conocía mucho de plantas, solo lo que me enseñaron en la escuela.

-Porque el té de hojas de guayabo, ayuda a tener un equilibrio y un balance en la flora intestinal y le ayudará a David a quitarse ese malestar de tener el estómago revuelto, por todo el alcohol que ingirió anoche - Me explicó Carmen - No sé cómo pudo tomar así. Te juro que nunca lo había visto, en ese estado tan deplorable.

-Carmen, por favor te pido que ya no lo regañes ahorita que volvamos, déjalo por un rato. Ya bastante tuvo con todo esto de Fina, de la acupuntura, del baile, de todo - Reí un poco, ante lo que estaba pasando - Espero que si aprendiera la lección.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora