Capítulo 134.-

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Narra David De María 

Andrés ya iba a abrir otra vez la boca. Alondra lo miraba desconcertada, como si no supiera sobre, que le estaba hablando y yo sabía que solo lo hacía por molestarme. Andrés no estaba nunca conforme con verme en paz, siempre tenía que estar ideando para hacerme enojar.

–Chicos, ya déjense de lados oscuros y esas cosas – Nos apuró Lisa – Ahora sí ya empezó a llover.

Antes de que eso sucediera deberíamos estar ya en la cabaña, no nos daría tiempo de llegar.

–Tenemos que correr a la cabaña, conociendo el tipo de lluvias si nos quedamos aquí estaremos por toda la noche – Dije con seguridad – Aquí las tormentas no ceden rápido.

–Sí, no ceden rápido – Lisa coincidió conmigo – Vamos a guardar todo y corremos a tu cabaña, David.

–Sí, hagamos eso.

Guardamos todo lo mejor que pudimos en la bolsa gigante de Lisa y después salimos corriendo por todo el bosque hasta llegar a la cabaña, a dónde llegamos todos súper empapados pues la lluvia nos dio con todo en el camino a la cabaña. Mi madre quién estaba ahí en la sala al vernos, obviamente se asustó.

–Hola chicos, al fin llegaron, que buena mojada se han dado. Deberían subir a ponerse ropa limpia y seca – Nos dijo mi madre – Lisa y Alondra se pueden cambiar en mi recámara.

–Hola Carmen – Lisa saludó a mi madre – Sí, muchas gracias. Venimos un rato para ver una película pero nos llegó el agua en el bosque.

–Es lo que veo, vienen todos muy mojados y adelante claro que se pueden quedar a ver la película. Pero primero pónganse otra ropa y les paso el cesto, para que me pongan aquí la ropa mojada para meterla a lavar y a secar – Les ofreció mi madre – Pasen por favor.

Esperaba que no se le ocurriera quitarle la bolsa a Lisa, entonces ahí estaríamos perdidos nuevamente. 

–Muchas gracias Carmen, no me quieres ya saludar desde que soy el borracho – Declaró Andrés – Pero vengo en son de paz.

–Eso ya lo sé Andrés – Respondió mi madre – En otro plan, no te volvería a recibir por acá.

–Me gusta que seas sincera Carmen – Río Andrés – Vamos a subir a cambiarnos y gracias.

–Por nada, pasen.

Subimos todos a mi recámara, Lisa y Alondra se metieron a cambiar al vestidor y Andrés y yo nos cambiamos en mi recámara y después le bajé toda la ropa mojada a mi madre para meterla a lavar y a secar. Ya que estábamos secos y cómodos, nos encaminamos a la sala de cine para ir a poner una película. 

–Chicos, hoy sí el clima amerita ver una película de amor – Dijo Lisa – Además tenemos que hacer que se aprovechen las bebidas y con esas escenas subiremos la temperatura del ambiente en su totalidad.

–Lisa, ¿Qué cosas dices? No podemos hacer eso que hacemos delante de David y menos de Alondra – Dijo Andrés – Es algo impuro y se ve que Alondra es apenas un bebé.

–Pues ¿Qué es lo que no pueden hacer, delante de un bebé como yo? – Quiso saber Alondra – Digo, según sé todos aquí somos adultos.

–Alondra tiene razón Lisa, ella está en su derecho de saber y de conocer lo que nosotros hacemos pero antes de eso debemos, de poner una película y apoyo tú idea que sea de amor ¿Qué dices David? – Me preguntó Andrés – Necesitamos calentar motores, con las bebidas.

–Está bien, chicos, busquen la que quieran y la ponen – Dije y me senté para abrazar a Alondra – Mientras que yo me ocuparé de mi princesa.

–Ustedes siempre están derrochando miel – Nos dijo Lisa – Es como si no pudieran vivir separados.

–No, no podemos Lisa, es algo que se nos complica el estar separados – Dijo Alondra refugiándose en mis brazos – No quiero soltar a mi güero.

–Hay si mi güero – Seguía riéndose Andrés – Hay muchas cosas de tu güero que desconoces Alondra, pero no seré yo quién te las deba decir. Debe ser el tiempo.

–Gracias Andrés – Respondió Alondra – Ya pongan lo que sea y vamos a tomar, es que ya tengo sed.

–Sed y mucha impaciencia. Les paso unas viñas – Nos dijo Lisa a mí y a Alondra – Mientras Andrés termina de poner la película.

–Gracias, se las iré destapando – Le dije a Lisa y le pasé su bebida y le di una a Alondra – Vamos a tomar leve, que no quiero que mi madre, me vuelva a regañar.

–Aunque queramos tomar mucho, no compramos muchas cosas – Se quejó Andrés – Ya casi está la película, tomen sus lugares.

–Gracias mi amor – Le dijo Lisa a Andrés – Toma tu viña.

Nos sentamos cada uno con nuestra pareja al lado y comenzamos a ver la película que habían escogido Lisa y Andrés, era la película de la boda de mi mejor amigo y aunque a mi madre le gustaba mucho, no era yo muy de ese estilo de películas. Alondra le tomaba a su bebida y todos hacíamos lo mismo y después de comer, por más de media película botana y de tomar bebidas. Lisa y Andrés comenzaron a desenfrenarse delante de mí y de Alondra.

Lisa se sacó la blusa que Alondra le había prestado y la aventó lejos de su asiento, para después hacer lo mismo con el sujetador y montarse en posición de rodillas en Andrés a quién comenzó a lamerle el cuello y luego a besarlo con desenfreno y con mucha pasión. Alondra estaba como en una especie de shock.

–David, esto no sé, me incomoda un poco – Me alcanzó a decir en voz baja – Bésame mi amor.

–Claro que sí mi princesa – La abracé para calmarla.

Nos empezamos a besar también nosotros y mientras estábamos perdidos en los besos, no nos dimos cuenta que Lisa y Andrés prácticamente se habían sacado toda la ropa que les estorbaba y estaban haciendo el acto sexual delante de mí y de Alondra sin importarles nada. Eso no estaba para nada bien de su parte.

No podía creer que unos amigos míos, que conocía de tiempo, estuvieran tan desatados y haciendo eso en mi propia sala de cine de mi cabaña. Esperaba que mi madre, no se le fuera a ocurrir subir ahora. Esto era imperdonable.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora