Narra David De María
Andrés ya iba a abrir otra vez la boca. Alondra lo miraba desconcertada, como si no supiera sobre, que le estaba hablando y yo sabía que solo lo hacía por molestarme. Andrés no estaba nunca conforme con verme en paz, siempre tenía que estar ideando para hacerme enojar.
–Chicos, ya déjense de lados oscuros y esas cosas – Nos apuró Lisa – Ahora sí ya empezó a llover.
Antes de que eso sucediera deberíamos estar ya en la cabaña, no nos daría tiempo de llegar.
–Tenemos que correr a la cabaña, conociendo el tipo de lluvias si nos quedamos aquí estaremos por toda la noche – Dije con seguridad – Aquí las tormentas no ceden rápido.
–Sí, no ceden rápido – Lisa coincidió conmigo – Vamos a guardar todo y corremos a tu cabaña, David.
–Sí, hagamos eso.
Guardamos todo lo mejor que pudimos en la bolsa gigante de Lisa y después salimos corriendo por todo el bosque hasta llegar a la cabaña, a dónde llegamos todos súper empapados pues la lluvia nos dio con todo en el camino a la cabaña. Mi madre quién estaba ahí en la sala al vernos, obviamente se asustó.
–Hola chicos, al fin llegaron, que buena mojada se han dado. Deberían subir a ponerse ropa limpia y seca – Nos dijo mi madre – Lisa y Alondra se pueden cambiar en mi recámara.
–Hola Carmen – Lisa saludó a mi madre – Sí, muchas gracias. Venimos un rato para ver una película pero nos llegó el agua en el bosque.
–Es lo que veo, vienen todos muy mojados y adelante claro que se pueden quedar a ver la película. Pero primero pónganse otra ropa y les paso el cesto, para que me pongan aquí la ropa mojada para meterla a lavar y a secar – Les ofreció mi madre – Pasen por favor.
Esperaba que no se le ocurriera quitarle la bolsa a Lisa, entonces ahí estaríamos perdidos nuevamente.
–Muchas gracias Carmen, no me quieres ya saludar desde que soy el borracho – Declaró Andrés – Pero vengo en son de paz.
–Eso ya lo sé Andrés – Respondió mi madre – En otro plan, no te volvería a recibir por acá.
–Me gusta que seas sincera Carmen – Río Andrés – Vamos a subir a cambiarnos y gracias.
–Por nada, pasen.
Subimos todos a mi recámara, Lisa y Alondra se metieron a cambiar al vestidor y Andrés y yo nos cambiamos en mi recámara y después le bajé toda la ropa mojada a mi madre para meterla a lavar y a secar. Ya que estábamos secos y cómodos, nos encaminamos a la sala de cine para ir a poner una película.
–Chicos, hoy sí el clima amerita ver una película de amor – Dijo Lisa – Además tenemos que hacer que se aprovechen las bebidas y con esas escenas subiremos la temperatura del ambiente en su totalidad.
–Lisa, ¿Qué cosas dices? No podemos hacer eso que hacemos delante de David y menos de Alondra – Dijo Andrés – Es algo impuro y se ve que Alondra es apenas un bebé.
–Pues ¿Qué es lo que no pueden hacer, delante de un bebé como yo? – Quiso saber Alondra – Digo, según sé todos aquí somos adultos.
–Alondra tiene razón Lisa, ella está en su derecho de saber y de conocer lo que nosotros hacemos pero antes de eso debemos, de poner una película y apoyo tú idea que sea de amor ¿Qué dices David? – Me preguntó Andrés – Necesitamos calentar motores, con las bebidas.
–Está bien, chicos, busquen la que quieran y la ponen – Dije y me senté para abrazar a Alondra – Mientras que yo me ocuparé de mi princesa.
–Ustedes siempre están derrochando miel – Nos dijo Lisa – Es como si no pudieran vivir separados.
–No, no podemos Lisa, es algo que se nos complica el estar separados – Dijo Alondra refugiándose en mis brazos – No quiero soltar a mi güero.
–Hay si mi güero – Seguía riéndose Andrés – Hay muchas cosas de tu güero que desconoces Alondra, pero no seré yo quién te las deba decir. Debe ser el tiempo.
–Gracias Andrés – Respondió Alondra – Ya pongan lo que sea y vamos a tomar, es que ya tengo sed.
–Sed y mucha impaciencia. Les paso unas viñas – Nos dijo Lisa a mí y a Alondra – Mientras Andrés termina de poner la película.
–Gracias, se las iré destapando – Le dije a Lisa y le pasé su bebida y le di una a Alondra – Vamos a tomar leve, que no quiero que mi madre, me vuelva a regañar.
–Aunque queramos tomar mucho, no compramos muchas cosas – Se quejó Andrés – Ya casi está la película, tomen sus lugares.
–Gracias mi amor – Le dijo Lisa a Andrés – Toma tu viña.
Nos sentamos cada uno con nuestra pareja al lado y comenzamos a ver la película que habían escogido Lisa y Andrés, era la película de la boda de mi mejor amigo y aunque a mi madre le gustaba mucho, no era yo muy de ese estilo de películas. Alondra le tomaba a su bebida y todos hacíamos lo mismo y después de comer, por más de media película botana y de tomar bebidas. Lisa y Andrés comenzaron a desenfrenarse delante de mí y de Alondra.
Lisa se sacó la blusa que Alondra le había prestado y la aventó lejos de su asiento, para después hacer lo mismo con el sujetador y montarse en posición de rodillas en Andrés a quién comenzó a lamerle el cuello y luego a besarlo con desenfreno y con mucha pasión. Alondra estaba como en una especie de shock.
–David, esto no sé, me incomoda un poco – Me alcanzó a decir en voz baja – Bésame mi amor.
–Claro que sí mi princesa – La abracé para calmarla.
Nos empezamos a besar también nosotros y mientras estábamos perdidos en los besos, no nos dimos cuenta que Lisa y Andrés prácticamente se habían sacado toda la ropa que les estorbaba y estaban haciendo el acto sexual delante de mí y de Alondra sin importarles nada. Eso no estaba para nada bien de su parte.
No podía creer que unos amigos míos, que conocía de tiempo, estuvieran tan desatados y haciendo eso en mi propia sala de cine de mi cabaña. Esperaba que mi madre, no se le fuera a ocurrir subir ahora. Esto era imperdonable.
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...