Narra Alondra Ferreyra
Yo no podía dejar de llorar, no quería estar ahí recluida y estaba esperando a que Axel, volviera de nuevo a decirme, si me iba a poder sacar o no. Yo confiaba al 100% en él y estaba segura, que no me iba a dejar sola en este problema. Las mujeres, que estaban conmigo en la celda, se pusieron a platicar entre ellas y fue lo mejor, así no me hostigaban a mí.
–Alondra Ferreyra Pérez – Dijo uno de los guardias – Venga conmigo, por favor.
El abrió la puerta de la celda, para que yo saliera. Eso a mí me llenó de emoción, pensando de pronto que, ya estaba por irme de ahí.
–¿Ya me puedo ir?, perdón ¿Ya he quedado libre? – Me atreví a preguntarle – Espero, que así sea.
Dije esperanzada en que esto, fuera para que me dijeran, que ya estaba en libertad y que Axel, había logrado llegar a un acuerdo, para que me dejaran salir, no iba aguantar quedarme encerrada aquí.
–No señorita Ferreyra – Respondió él – Tiene una visita de su abogado, en privado.
–Gracias – Toda mi ilusión, se esfumó.
Caminé con el guardia a una sala privada, en la que estaba Axel, tan guapo como siempre y en cuanto el guardia me abrió para que entrara, al quedarme sola con él, volví a romperme en llanto y él me tomó en sus brazos, para consolarme.
–Alondra, no llores, tranquila por favor – El acariciaba con suavidad mi cabello – No quiero, que te pongas mal. Te tengo buenas noticias.
Eso significaba que no me iba a sacar, porque no me hubieran mandado a hablar en privado con él, sino sacado directamente de la delegación.
–Axel, dime por favor que me vas a sacar de aquí, es lo único que pido – No podía dejar de llorar – No quiero pasar la noche aquí, por favor dime que estás aquí para irnos juntos.
–Es lo que más quisiera, pero me ha costado mucho lograr, que esa gente te diera el perdón y que retiraran los cargos. Ya he pagado tu fianza, pero es hasta el día de mañana temprano, que te dejarán salir – Me informó Axel sin soltarnos del abrazo – Es por protocolo de estos lugares.
–Axel, no me puedo quedar aquí. Me siento muy mal – Comencé a toser terriblemente – Me duele el pecho y me está silbando.
–Necesitas cenar algo – Axel sacó una bolsa de un restaurante que yo adoraba – He traído esto para que cenemos juntos, si mal no recuerdo, es tu plato favorito.
–Gracias Axel, por traerme lasaña y por todo – Volví a abrazarlo – Pero por favor, no me dejes aquí toda la noche.
–Vamos a cenar y ahorita te explicaré todo lo que pasará a continuación, Alondra. Además, no me moveré de la Delegación, hasta salir contigo, mañana por la mañana. Te lo prometo.
–Está bien, gracias Axel.
El sacó los platos con la cena que, me comí todo pues tenía hambre y además estaba más que deliciosa. Axel, también se comió su cena y después, cuando yo estuve ya más tranquila, él comenzó a explicarme, pero lo que en realidad yo quería era estar en casa, en mi cama.
–Alondra preciosa, cómo ya debes saber, lo que has cometido es muy grave, pero no hablaremos de eso, ya bastante has tenido al estar encerrada aquí – Axel me miraba con ternura y tomó mi mano entre la suya – Tengo algunos privilegios que, he usado para que pases la noche, lo mejor posible.
–Axel sé como es esto y con todo respeto, no creo que por muchos privilegios que tengas, me vayan a dar una suite en la cárcel – Dije haciéndolo reír – Pero dime, ¿Qué has conseguido?
–Una celda privada para ti y además te están poniendo en este momento un colchón y te he traído unos libros, una lámpara y esto – El sacó un peluche de una mariposa y me lo dio – Es lo que pude comprar a esta hora, para que no te sientas sola y además como te prometí, yo voy a estar aquí esperándote toda la noche, hasta salir juntos mañana.
Él siempre se había preocupado por mí, creo que era la otra persona aparte de David, que ponía mucho empeño, en que yo estuviera bien, ni siquiera mi propia familia, se hubiera puesto en esta situación, pues él estaba dejando todo lo demás, por acompañarme.
–Gracias Axel, por todo, por ayudarme, por usar tus influencias, por no decirle a mi papá, por estar conmigo – Nos abrazamos de nuevo – Te quiero mucho, pero ¿Qué pasó con mis amigos y con David?
No me había olvidado de ellos, simplemente sabía, que no los iban a dejar pasar tan fácilmente.
–Con David, no tengo idea y no la quiero tener. Lo siento Alondra, pero se puso en un plan muy intransigente tu chico y según sé, por su culpa es que, estás metida en este problema.
–Lo siento Axel, no te puedo rebatir nada – Admití – Él es el culpable de esto, el me mintió y fue a casa de esa mujer, no pude con los celos y lo demás, ya debes de saberlo.
–Prométeme, que nunca volverás a hacer algo como esto, Alondra – Axel me miraba con seriedad – No quiero, que te metas en problemas así, en vano.
–Te lo prometo Axel.
Nos abrazamos nuevamente y unos guardias fueron por mí, Axel me acompañó a la celda, en la que me iban a dejar y para ser en los separos, no estaba mal. No estaba para nada mal, nos despedimos él y yo, al quedarme sola en la celda, con los libros, el peluche y la lámpara que me había llevado. Fue la noche más larga de mi vida, en la que intenté leer, pero no podía ni concentrarme en la lectura, hasta que mejor apagué la lámpara abracé el peluche y me dormí, de puro cansancio.
–Alondra Ferreyra Pérez – Una mujer policía abrió mi celda – Recoge tus cosas, ya te puedes ir.
–Gracias – Aún adormilada, me puse de pie de un salto.
–Ven conmigo, por favor. Tu abogado, ya está firmando tu salida.
–Nuevamente, gracias.
Salí con la mujer policía y entonces lo vi, a él a Axel quién ya firmaba mi salida y en cuanto me vio, él corrió a abrazarme, estaba muy emocionado de podernos ir en ese momento, yo lo estaba aún más, era de las personas, que había llegado a querer mucho.
–Hola Alondra, ya nos vamos preciosa – Me dijo él con una sonrisa – Te he comprado algo de ropa, no es de marca, pero, es para que te cambies. La compré en un supermercado, no hay nada abierto, a estas horas.
–Axel, muchas gracias, eres el mejor – Le di varios besos en las mejillas – Dime por favor, ¿Dónde puedo cambiarme?
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Mi Consentida
RomanceAlondra ha sido mía desde el primer momento que la vi, los libros hablan sobre chispas en el aire, cuando se encuentran dos almas gemelas, lo nuestro fueron luces de bengalas, luminosas, mostrándonos lo peligroso que podemos ser si nos acercamos lo...