Capítulo 140.-

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Narra Alondra Ferreyra

–Lo es preciosa, sólo a ti te amo y te puedo amar con todo mi corazón, con toda mi vida y con todo mi ser. Eres la mujer de mi vida, por la que daría todo lo que soy, todo lo que tengo y mi vida entera.

–Te amo David, te amo mucho mi príncipe. – Dije haciendo más cercano el abrazo.

Lloramos juntos y seguimos así abrazándonos un largo rato, hasta me estaba arrullando de nuevo en sus brazos, hasta que Carmen nos llevó algo de cenar a la recámara. No tenía fuerzas para caminar, aun me sentía muy débil. Le agradecía Carmen, ese trato tan dedicado que nos tenía a David y a mí.

–Chicos, les traje algo de cenar – Nos dijo Carmen – No tuve mucho para preparar, con todo lo que ha pasado estos días no hemos podido ir a comprar muchas cosas.

–Gracias madre, pero quédate aquí a cenar con nosotros –Le pidió David – Hoy estamos celebrando, que mi princesa ha despertado y se ha recuperado.

–Claro que sí, nos diste un susto mortal hijita – Me dijo Carmen – Menos mal, que todo quedó como un mal recuerdo y ahora estás bien y con nosotros, aquí en casita.

–Sí Carmen, gracias a ustedes que me atendieron, que me cuidaron y que vieron por mí – Le agradecí – Lamento haberlos asustado.

–No te preocupes Alondra, tú no tienes la culpa son cosas que pasan – Me dijo Carmen – Pero vamos a cenar, que se nos va a enfriar.

–Sí, madre.

–Sí, Carmen.

Nos pusimos a cenar y después de eso, yo quise meterme a bañar para quitarme los gérmenes y todo lo de la clínica, mi David se metió a bañar conmigo y Carmen me ayudó después a secarme el cabello, para después vestirnos con la ropa de dormir, para recostarnos a descansar. Estaba a pesar de todo lo que dormí, muy cansada.

–Buenas noches chicos – Nos dijo Carmen – Les traeré un té para que se lo tomen y se duerman. Alondra, David, no más desveladas de momento, para que te repongas bien hijita por favor y desde mañana en el día me hacen las tareas del Tec para que en la noche, se acuesten a dormir a su hora, por favor.

–Sí Carmen, eso haremos. Tengo mucho sueño – Dije bostezando.

–Yo también madre, estoy muy cansado. Ya quiero dormirme.

–Les subo el té, nos lo tomamos todos y a dormir ¿Qué me dicen a eso?

–Sí madre, me parece excelente.

–A mí también, Carmen y muchas gracias.

Carmen bajó para ir a traernos el té, yo me levanté para hacerme un recogido en mi cabello y así poderme dormir en un rato con mi David, cuando sentí un mareo muy fuerte que casi hace que me vaya al piso. David me tomó en sus brazos y me sostuvo, estaba muy asustado.

–Alondra, mi amor ¿Qué tienes? Por favor háblame mi muñequita.

–Sí mi amor, no pasa nada. Me sentí muy mareada, sólo eso, ¿Me llevas a la cama, por favor?

–Sí mi princesa.

David me tomó en sus brazos y me cargó a su cama, él se sentó conmigo en sus piernas y de pronto nos pusimos a besarnos muy intensamente, como si estuviéramos desesperados, por eso y en cierto modo claro que lo estábamos, después de esos días de no estar juntos, por todo lo que había pasado. 

Sus besos eran por siempre, mi boleto para ir al cielo y de regreso, lo amaba más de lo que se puede amar a alguien y si por mí hubiera sido en ese momento, le hubiera pedido que me hiciera el amor, si no hubiera estado tan cansada como para eso, tanto así que en pleno beso, me estaba quedando dormida.

–Alondra mi princesa, despierta preciosa. Mi madre nos traerá el té para tomarlo y poder dormir.

–Sí mi amor es cierto, quiero ser tuya David para siempre – Le dije sin pensar en nada – No me sueltes nunca, que no se vivir sin ti.

–No te soltaré jamás princesa mía, te lo prometo, te lo juro.

Ambos rompimos a llorar, todo lo que había pasado, nos hizo valorar todo lo que teníamos juntos, todo lo que éramos juntos y sobretodo lo mucho que ambos nos amábamos y que lo nuestro, había sido amor del bueno, desde el primer momento en que nos vimos. No me imaginaba, amando a otro que no fuera mi David y sé que a él, le pasaba igual conmigo.

–Aquí tienen el té chicos, vamos a tomarlo y ya nos dormimos – Nos dijo Carmen – Alondra necesita dormir, el doctor me dijo que durarías unos días, con un poco de sueño.

–Sí Carmen, tengo de hecho mucho sueño – Admití –Gracias por el té y por todo.

–Por nada hijita, sabes que te quiero mucho – Me dijo Carmen – Te quiero mucho y me alegra tanto, que ya estemos todos en casa.

–Gracias Carmen a mí también, me da mucho gusto estar de nuevo, aquí en la cabaña con mi David y contigo.

–Sí madre, es una bendición tener de nuevo aquí a mi princesa, la voy a cuidar mucho. Lo prometo.

Nos tomamos el líquido delicioso que Carmen, con mucho amor nos habia preparado, yo la verdad no tenía que tomarlo, pero creo que era para que pudiera descansar como es debido. Le entregué la taza y la colocó junto a las otras dos, en la charola, dónde las habia traido.

–Bueno, ya que nos hemos tomado el té, vamos a dormir. Que pasen una bonita noche y descansen, lo necesitamos todos. – Dijo Carmen con el cansancio, que se le notaba.

–Buenas noches Carmen – Dije y abracé a Carmen – Gracias por todo.

–Buenas noches, madre – Se despidió David – Que descanses.

–Gracias, ustedes también descansen. – Nos dio un beso a cada uno.

Carmen se fue de la recámara de David y después él arregló la cama y nos metimos en ella, tenía demasiado sueño y mi David se acomodó y me acomodé en sus brazos y de inmediato me arrullé, sintiéndome en la calma y en los brazos del hombre, que tanto amo. No pedía nada más. Con él lo tenía todo. Continué con los ojos cerrados, hasta que me dormí.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora