Capítulo 88.-

30 3 1
                                    

Narra Alondra Ferreyra

Me fui bajando lentamente hasta llegar al piso, me quedé llorando tirada en el suelo del balcón de la habitación de David, cuando escuché, que alguien subía la escalera. No me quería levantar, ¿para qué?

Nunca debí de escuchar esa conversación y ahora me sentía peor que nunca, con un miedo terrible, a que esa mujer de una o de otra manera siguiera teniendo contacto con David y que después si lograba que él le volviera a tener confianza, pudiera intentar quitármelo.

–Alondra hija, levántate del piso por favor – Me dijo Carmen – Vamos, bajemos para que desayunes algo.

–Hola Carmen, lo siento pero no tengo hambre y de antemano me disculpo contigo, porque he escuchado toda la pelea entre David y tú – Le dije apenada – Sé que no debí hacerlo, pero la verdad es que me intrigaba ver el motivo, de que estuvieran tan molestos, el uno con el otro.

–No te preocupes Alondra, era algo que yo venía justamente a comentar contigo. No quiero que entre nosotras existan problemas, ni malos entendidos. Te recuerdo que eres la hija que yo nunca tuve y que debemos confiar, la una en la otra.

–Carmen tengo mucho miedo – Dije al levantarme del piso – Miedo a que él por ningún motivo, rompa ese contacto con esa mujer y que ella termine quedándose con él. He perdido muchas cosas en mi vida y no quiero perder a David también.

No pude aguantar más y me derrumbé en llanto, Carmen muy linda como siempre me abrazó, me consoló y trató de calmarme con sus sabías palabras y consejos. Se sentía tan bien, estar con alguien a quien de verdad yo le importaba y quién se preocupaba de verdad por mí.

–Hija, por favor cálmate Alondra. Hagamos algo, ya que nos hemos quedado solas – Me dijo Carmen – Vamos a bajar a que desayunes algo y después tú y yo nos vamos a relajar a un lugar que conozco, aquí en el pueblo y que te va a encantar.

–Carmen yo te lo agradezco, pero no quiero ver a David, no sé qué pasará con nosotros. Yo no quiero que él siga teniendo trato con esa mujer, Petra casi me mata por sus chismes y no lo entiendo en serio ¿Acaso la sigue queriendo?

–Alondra ¿Sabes cuál es la diferencia entre los perritos bebés y los hombres? 

– ¿Que los perritos son adorables y los hombres no?

–No hija, que los perritos abren los ojos tiempo después de nacidos y los hombres nunca los abren. El hombre es muy tonto y eso está pasando con David, El confunde ser buena persona, con ser estúpido y de eso se aprovecha esa gente, para manipularlo.

–Carmen gracias por estar conmigo, me haces sentir mejor ¿Dónde está David?, ¿Y cómo haremos para irnos sin que quiera ir con nosotras? Si lo veo ahora, lo más seguro es que todo termine en una discusión fatal.

–David se ha salido a la calle Alondra, tiene muchas cosas que pensar y creo que nosotras necesitamos un día de chicas, a menos claro, que no quieras acompañarme.

––Claro que quiero Carmen, pero primero me amarro el cabello que no me quiero peinar – Le dije sinceramente pues odiaba peinarme – Además, no me lo quiero secar.

–Que bárbara hija, lo tienes empapado. Dame la toalla que yo te ayudaré, no puedes salir así a la calle, debes secarlo bien, aunque sea escurrirlo.

Le di la toalla a Carmen y ella me comenzó a secar mi cabello con mucha calma, como si no le molestara hacerlo y después ya que lo secó bien sin dejar que escurriera el agua, también me lo peinó y hasta me puso un hermoso broche de mariposa, que ella me había comprado, entre las cosas que dijo David que me había comprado. Ya que estuve presentable, bajamos a la cocina y desayuné un poco de pan con mermelada y un café que le quedaba a Carmen muy rico, para después salirnos al pueblo juntas.

–Ayer supongo que cuando salieron con David por los pasteles, viste esta parte del pueblo Alondra – Me decía Carmen – Espero que te guste mucho. Es un lugar muy tranquilo aquí.

–Tranquilo y padrísimo Carmen, me encanta. Oye Carmen ¿Tú conoces a Lisa? Es una chica que estaba dónde los pasteles y que es amiga de David.

–Sí la conozco es una chica linda y amable ¿Por qué lo preguntas?, ¿No te ha caído bien?

–No, si me cayó bien pero es que ella, le preguntaba a David de la infeliz de Dolores y la verdad me dio coraje y creo que me desquité con ella y aun con todo y eso ella le dijo a David que hiciéramos algo el fin de semana con ella y con su novio.

–Deberían de salir con ellos Alondra, para que se diviertan y convivan con más personas. Creo que necesitan relajarse y divertirse y ya que hemos venido a Valle de Bravo, deben aprovechar.

–Tienes razón Carmen, eso si se me pasa el coraje de lo de Dolores.

–No hay que mortificarse la vida, por gente que no vale la pena, ellas felices con sus fechorías y nosotros acá pelando y discutiendo.

–Así es Carmen, deben estar burlándose de nosotros y más de David, que se deja engatusar de las venezonacas.

–Ya pronto vamos a llegar, quiero que nos relajemos y que nos olvidemos de esa gente.

–Sí Carmen, hay que olvidarnos de ellas.

–El spa al que vamos es muy bueno, te vas a quedar encantada con el resultado, siempre que puedo vengo a despejarme la mente.

Carmen estaba estacionándose frente a un lugar dónde daban masajes, se veía que era un lugar muy sofisticado. Bajamos del auto y entramos al hermoso lugar, que además olía delicioso. Todo estaba, en total tranquilidad. 

Pasamos ahí y nos llevaron dos chicas muy amables, directo a una sala dónde nos harían un masaje mientras nos ponían un tratamiento, para la piel y el cabello. Yo no era una chica que hiciera esas cosas, pero me encantaba la idea de hacer algo nuevo con Carmen, quién tan buena es conmigo.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora