Capítulo 49.-

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Narra David de María

Algunos días después de lo ocurrido, supimos por medio de Julio que habían detenido a Petra, lo que nos llenó de felicidad y de tranquilidad a mi princesa y a mí. Ella cada día con mis cuidados y los de mí madre, iba mejorando más y más de su espalda, hasta que llegó el día, en que pudimos regresar al Tec a las clases presenciales, no había tenido problemas con sus asignaturas. 

Ese día mí madre nos llevó al Tec, yo quería volver en taxi para poder abrazar a mi princesa todo el camino de vuelta. Me despedí después de darle muchos besos, en la puerta de su salón de clases y yo me fui rumbo al mío, todo iba perfecto pero siempre cuando todo va bien algo malo aparecía y ese algo o mejor dicho alguien estaban ahí presente en el Tec con uno de mis compañeros de Ingeniería para ser exactos.

–Hola David de María – Me dirigió una mirada lujuriosa – Veo que tomaste tus vacaciones largas.

La última persona que esperaba ver al llegar a el Tec, tan desagradable como se había puesto esta mujer, no me fijé en la clase de víbora ponzoñosa que era, solo cuando dejaba caer su veneno era que se fijaba uno en su verdadera cara, tan hipócrita como ella sola. 

–Dolores, ¿Qué haces aquí? Tú no estudias aquí – Respondí con enfado – no está permitida la entrada a personas ajenas a la institución.

–Que recibimiento tan feo le has dado a la mujer a la que antes le regalabas los mejores orgasmos. He venido diario esperando verte ya que no te puedo contactar por ningún lado y aprovechando que Ringo y yo somos vecinos, él me invita a venir con él a clases.

De seguro le inventó una de sus historias, ella era buena en embaucar a la gente, la cara de Ringo lo decía todo, ella era capaz de inventarse cualquier cosa, con tal de salirse con la suya y vaya que lo había conseguido, mi enojo era tal, que estaba dispuesto a hacer que la sacaran por la fuerza, pero antes le tenía que decir unas cuantas verdades.

–Me vale quién te invite, por mi puedes irte a tomar por culo. Eres una persona nociva, tóxica y malvada, por tu culpa la loca de la madre de Alondra casi la mata por tus chismes – Reclamé fuera de mis casillas – No quiero que te acerques más a mi vida ni a la de mi novia, te quiero a metros de nosotros. 

–Tú no me vas a decir a que vida me puedo acercar y a cual vida no. Yo te sigo queriendo y mucho David de María, no valoras ni valoraste, que lo hago por tú bien. Por eso te seguí hasta el hotel, tú no conoces a esa niña y te traerá muchos problemas ella es un imán de mala suerte.

No me puedo perdonar la hora en la que puse mis ojos en esta persona, bien lo dijo mi madre, no sé en qué estaba pensando cuando le di cabida en mi vida, pues eso me ha hecho levantar los pies, para no tropezar de nuevo, les juro que si la veo por la calle, ni me acuerdo que la conozco, con eso lo digo todo, es nefasta, a más no poder.

–Será lo que sea, eso a ti no debe importarte. Te exijo que nos dejes tranquilos. Además para que sepas a Petra, se la llevaron a la cárcel y si no quieres hacerle compañía, déjanos en paz. Podemos decir que fuiste su cómplice y la principal causante del maltrato que le hizo a Alondra, así que ve haciéndote a la idea de que de un momento a otro, pueden ir por ti y espero que te refundan en la cárcel.

Su cara era de satisfacción, de seguro se estaba regodeando en su maldad, como si le importara muy poco si pasaban o no por ella, pero no me iba a quedar con amenazas, así que advertida estaba de lo que le podía pasar, si seguía en ese plan. En ese momento, llegó el profesor de la materia que tenía clase y me metí a mi salón al igual que Ringo mi compañero, quién se encargó de ayudar a Dolores a venir al Tec, ya hablaría con él más tarde. Tampoco iba a armar una escena, frente a mi maestro y el resto de mis compañeros.

Terminando la clase, Ringo se acercó a abordarme para querer justificarse por lo de Dolores,  la verdad no tengo porqué culparlo.

–David, lo siento. Dolores me dijo que ella y tú andaban en pláticas de querer regresar y cómo aquí en el Tec poco se sabe de tu vida privada yo le creí. Nunca quise causarte inconvenientes.

–No pasa nada Ringo, yo sólo te pido que no la vuelvas a traer. Respeto si tú y Dolores son amigos fuera de aquí pero yo no puedo ni quiero tratarla más, por todo lo que le ha causado a mi novia y a mí.

–Nuevamente lo siento, ¿Estamos bien? 

–Claro, estamos bien y no hay problema.

Salí de la primera clase y afortunadamente no vi más a Dolores ese día. Al menos el que Ringo la llevara me ahorró la molestia de tener que buscarla yo mismo, para decirle lo que le acababa de decir sobre dejar en paz a Alondra, era lo único que me importaba que mi princesa estuviera bien.

Estaba en un descanso de dos horas libres, pasé por el salón de Alondra y vi que ella estaba en clase. Me fui a la biblioteca a estudiar el tiempo que me restaba libre y ella no tardó en aparecerse por ahí dejándome a mi lado una figura de papel en la mesa donde estudiaba.

–David, te vi pasar por mi salón mi amor ¿Estás en hora libre? –Me preguntó mi hermosa novia – Quise salirme a darte un beso.

–Alondra, no me mientas mi princesa. Tú seguro que ya terminaste el ejercicio que les han puesto en clase, que por eso estás fuera, eres la persona más responsable que conozco que así me muriera yo, no te saldrías de clase.

Mi ConsentidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora